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Petro pide en un duro discurso ante la ONU acabar con las guerras en Ucrania y Palestina y salvar al planeta

El presidente de Colombia propone ante los líderes del mundo un Plan Marshall para luchar contra el cambio climático

Inés Santaeulalia
Gustavo Petro sobre el conflicto árabe-israelí
Gustavo Petro durante la 78 Asamblea General de la ONU, en Nueva York, este martes.MIKE SEGAR (REUTERS)

Gustavo Petro volvió a sembrar la sensación de urgencia en la Asamblea General de la ONU. El presidente de Colombia pidió a los líderes mundiales reunidos en Nueva York cambiar el curso de la historia con una receta de izquierdas: el aumento de los fondos públicos para frenar la crisis climática. En un duro alegato, Petro aseguró que este año ha sido el de la derrota de los “gobiernos y de la humanidad” en temas como la migración, la lucha contra las drogas o la guerra -donde equiparó a Ucrania con Palestina-. Con aire apocalíptico, invitó al resto de países a desandar un camino que ve fracasado y que solo significa el avance hacia “los tiempos de la extinción”.

Esta es la segunda vez que Petro utiliza los micrófonos de la ONU para elevar su mirada sobre Colombia y recurrir a un mensaje de alcance planetario que aboga por la defensa de la vida, cargado de críticas a la yugular del capitalismo: “los ricos de Davos”, “los blancos que se creen superiores” o los Gobiernos que persiguen a quienes abandonan su país en busca de otros destinos mejores.

El presidente ha querido recuperar este martes la fuerza que le dio el año pasado su bautismo en la Asamblea, cuando se enfocó en el cambio del paradigma mundial en la lucha contra las drogas. Entonces era un recién llegado a las élites de poder y su alegato antiestablishment, franco, directo, feroz a ratos, y con cierto aire poético (incluso cursi) en otros, le valió el aplauso interno y externo.

Hoy el año de mandato pesa sobre el primer presidente de izquierdas de la historia moderna de Colombia, que se crece en el exterior, lejos de los problemas domésticos que han dejado un primer curso con más sombras que luces. Ahí, frente al micrófono y dando rienda suelta a su fuerte convicción ambientalista y a su don de palabra, Petro se recupera de los embates de su día a día político. “Les propongo acabar la guerra para tener el tiempo de salvarnos”, invitó a los demás líderes.

El presidente propone un plan tan ambicioso como difícil de imaginar para ya, que es la urgencia que manda su mensaje. Primero, ha pedido que Naciones Unidas abra dos mesas de negociación de paz. “¿Cuál es la diferencia entre Ucrania y Palestina, no es hora de acabar con ambas guerras?”, se preguntó. Su idea pasa, además, por cambiar el sistema financiero mundial para “financiar la vida y el capitalismo descarbonizado”. Se necesitan, calculó, tres billones de dólares para frenar el cambio climático.

“Con una emisión del FMI habrá un descenso de la deuda pública mundial y un incremento de los presupuestos para mitigar la crisis climática. Hay que liberar lo público para salvar la vida, que resuene de nuevo el eco de lo público, que resuene la palabra cambio”, continuó Petro, al que el destino había colocado tras el discurso del presidente Estados Unidos, Joe Biden, y al que, al menos en vehemencia, superó con creces.

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No olvidó en su alegato la guerra contra las drogas y los estragos del fentanilo, ni a Cuba -”un país injustamente bloqueado”, ni a la migración -”la marcha silenciosa e incontenible de gentes del sur al norte”-, sobre la que pintó un futuro negro: “En 2070 serán 3.000 millones de personas que irán al norte no atraídos como por la riqueza, sino por el agua”. Millones de migrantes climáticos que, sostiene el presidente, desafiarán ejércitos y cambiarán la tierra.

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Sobre la firma

Inés Santaeulalia
Es la jefa de la oficina de EL PAÍS para Colombia, Venezuela y la región andina. Comenzó su carrera en el periódico en el año 2011 en México, desde donde formó parte del equipo que fundó EL PAÍS América. En Madrid ha trabajado para las secciones de Nacional, Internacional y como portadista de la web.

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