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El Ejército desiste de la búsqueda de Wilson, el perro que ayudó a rescatar a los niños en la selva

La institución reconoce que es improbable localizar al animal, tras casi 20 días de rastreo en la Amazonía, y condecora a Drugia, su madre

Santiago Triana Sánchez
Wilson perro
Wilson durante la búsqueda de los cuatro menores en las selvas entre Guaviare y Caquetá.

La dicha no ha podido ser completa. El Ejército de Colombia ha reconocido este lunes que es “improbable” encontrar a Wilson, el perro pastor belga que ayudó a localizar a Lesly, Soleiny, Cristin Neryman y Tien Noriel, los cuatro niños que estuvieron perdidos 40 días en la selva amazónica del Guaviare. Al animal, que, según los relatos de los propios menores rescatados, estuvo con ellos antes de que fueran encontrados por el Ejército y los indígenas que participaban en su búsqueda, se le ha seguido el rastro sin éxito desde el 9 de junio pasado, cuando fueron hallados los niños.

La resignación del Ejército ha sido transmitida por el general Pedro Sánchez, comandante de las Fuerzas Especiales y líder de la búsqueda de los niños en la selva. En un homenaje que se ofreció este lunes a los militares e indígenas que participaron en la Operación Esperanza, en la Plaza de Armas de la Casa de Nariño, en Bogotá, Sánchez dijo: “Wilson es un comando de nosotros. Hemos hecho absolutamente todo lo que está a nuestro alcance, no hemos escatimado esfuerzos por encontrarlo, pero somos conscientes de que prácticamente es improbable que lo podamos encontrar”.

En el homenaje, del que participaron el presidente Gustavo Petro, el ministro de Defensa, Iván Velásquez, y la cúpula militar, se condecoró simbólicamente a Drugia, la madre de Wilson, cuya desaparición se ha convertido en el único pero del rescate de los niños en la selva. El general Sánchez reconoció la importancia del animal para la institución y lamentó su pérdida como la de cualquier miembro de la fuerza pública: “Wilson será recordado en nuestros corazones y en el alma de este pueblo colombiano como lo haremos con los otros caninos y con nuestros soldados y policías que han ofrendado su vida”.

Wilson, de seis años, nació y creció entre militares, y fue reclutado para ayudar en la búsqueda de los cuatro niños que mantuvo en vilo al país por más de un mes. El 8 de junio, un día antes de conocerse el éxito de la Operación Esperanza, el Ejército informó de la desaparición del animal. Una de las hipótesis sobre el motivo de su pérdida es que se desorientó debido a las condiciones hostiles de la zona, donde el follaje tan tupido impide ver a más de 20 metros de distancia, aparte de la humedad y las condiciones climáticas tan poco favorables que, además, habrían impedido el funcionamiento correcto de un localizador satelital, en caso de que Wilson llevara uno.

Desde entonces, los esfuerzos que hasta ese momento se habían invertido en encontrar a los niños se centraron en la búsqueda de Wilson. El general Hélder Giraldo, comandante de las Fuerzas Militares, dio la orden de seguir el rastro del animal: “Jamás se abandona a un compañero caído en el campo de combate. Avanza la Operación Esperanza en la búsqueda de nuestro canino Wilson, que, haciendo rastreo y en su afán de encontrar a los niños, se aleja de las tropas y se pierde”.

Más de 70 miembros del Ejército participaban en la búsqueda de Wilson. Entre las estrategias que pusieron en marcha para llegar al perro estuvo el reclutamiento de dos hembras en celo para intentar atraerlo. Además, colocaron comida en algunos puntos que consideraron estratégicos para permitir al animal mantenerse fuerte mientras era localizado ―según el relato de los niños, Wilson ya estaba demacrado cuando se encontraron con él, producto de las dificultades para encontrar alimento en el entorno agreste de la selva de Guaviare y Caquetá―.

Los niños siguen mejorando

El Hospital Militar, en Bogotá, donde están ingresados los niños desde que fueron encontrados, informó el 21 de junio que la recuperación de los menores estaba dando “resultados positivos”, ya que les ha vuelto el apetito, han ganado peso y toleran bien los alimentos que se les suministran. Además, las infecciones que les eran tratadas se resolvían sin mayores complicaciones. Sin embargo, seguían aislados debido a su estado nutricional, que representa un riesgo de padecer otras infecciones.

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Sobre la firma

Santiago Triana Sánchez
Periodista de EL PAÍS en la edición América Colombia. Ha pasado por la sección de Cultura y por la redacción del Diario AS, en Madrid. Es egresado de Periodismo de la Universidad Javeriana y Máster en la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS.

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