El Gobierno y el ELN firmarán en los próximos días un cese al fuego provisional
Petro tendrá una buena noticia que ofrecerle al país después de una semana aciaga por un escándalo de audios filtrados en los que se insinúa la financiación irregular de su campaña
Gustavo Petro tendrá una buena noticia que ofrecerle al país en los próximos días tras una semana aciaga. El Gobierno y el ELN firmarán el jueves en La Habana un alto al fuego nacional y provisional, a la espera del definitivo, que todavía se está negociando. Petro lleva seis meses detrás de este acuerdo, con el que pretende reducir los crímenes en los territorios donde opera la guerrilla. El presidente empieza así a poner las primeras piedras de la paz total que busca con ahínco.
La noticia llega en un momento complicado para el Gobierno. En el Congreso ha perdido a sus aliados, por lo que va a resultar muy difícil aprobar las reformas que el presidente tiene en la cabeza, y la oposición pide su destitución después de que se filtraran unos audios en los que Armando Benedetti, su jefe de campaña, insinúa que hubo financiación irregular. Petro ha intentado aplacar la crisis con la destitución de Benedetti como embajador en Venezuela, pero a diario surge algún nuevo detalle que provoca que toda la actualidad gire alrededor de este tema. El presidente ha perdido la iniciativa política.
Sin embargo, un acuerdo con la guerrilla le ofrece un respiro. El ELN, un negociador muy correoso, ha estado meses evitando firmar un cese al fuego que, a su forma de ver, le ponía en una situación de desventaja militar frente a sus enemigos, las disidencias de las FARC y el Clan del Golfo. Por fin, se han atenido a uno provisional, preámbulo del definitivo, según fuentes implicadas en la negociación. Petro necesitaba que la mesa de paz, instalada ahora mismo en Cuba, diera resultados. Ha llegado a impacientarse por la lentitud con la que quería llevarla el ELN, formado en su cúpula por hombres y mujeres con mucho aguante que han pasado la mayor parte de su vida escondidos en la selva.
Los detalles del cese, de todos modos, se negociarán hasta la medianoche del día 7, el miércoles, y se firmará el 8 por la mañana. Mientras, en paralelo, se negocia el definitivo, que lleva el título de nacional y bilateral, y que tiene mucho más alcance que este primero. En el periodo entre este ciclo que se cierra este jueves y el siguiente, seguirán las negociaciones para rematar los protocolos del definitivo; esta vez no va a haber periodo de descanso. Además, ya está prácticamente un acuerdo cerrado sobre la participación de la sociedad en el proceso, un asunto que pasa de puntillas, pero que resulta igual de importante para la guerrilla.
A las puertas de que se firme el cese, el ELN teme que Petro se adelante y lo difunda de nuevo antes de tiempo. De hecho, el presidente lo anunció en Twitter y después lo borró. No es la primera vez que ocurre algo así. El 1 de enero, Petro dio por hecho que el ELN se acogía a un armisticio, pero en realidad no existía tal entendimiento. Era una forma de empujar una negociación que sentía atascada. La guerrilla lo desmintió a los tres días y se pertrechó en una negación que ha retrasado el acuerdo seis meses.
Las relaciones entre el presidente y el ELN son muy tensas. Hace unas semanas, frente a las Fuerzas Militares, Petro dijo con todas las letras que el tiempo de una guerrilla con un propósito verdadero había acabado y que su única razón de existir en este momento era el narcotráfico. Los negociadores del grupo, con Pablo Beltrán a la cabeza, se levantaron de la mesa y amagaron con suspender el diálogo. Exigían una disculpa de Petro, que llegó días después en forma de carta salomónica.
Los incendios del presidente los apagan como pueden Danilo Rueda, alto comisionado de Paz, el senador Iván Cepeda y el jefe negociador, Otty Patiño, los tres hombres más importantes en la mesa. Los tres tienen la confianza absoluta de Petro y llevan sobre sus hombros la tarea nada sencilla de desmovilizar a una guerrilla orgullosa y utópica, nacida hace 60 años.
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