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Daniel Guardiola: “La estrategia de los Gilinski podría dar para un guion de Netflix”

El director de análisis de renta variable del banco de inversión BTG Pactual reconstruye el intenso pulso comercial entre los banqueros Gilinski y otros accionistas de las empresas del GEA

Camilo Sánchez
El director de análisis de renta variable del banco de inversión BTG Pactual, Daniel Guardiola.
El director de análisis de renta variable del banco de inversión BTG Pactual, Daniel Guardiola.Cortesía

“La verdadera batalla será este viernes”, dice Daniel Guardiola, director de análisis de renta variable del banco de inversión BTG Pactual. Se refiere a las tres asambleas de Grupo Sura programadas para elegir, entre las siete y las diez de la mañana de ese día, a la junta directiva y aprobar el reparto de dividendos de uno de los tres grandes consorcios del denominado Grupo Empresarial Antioqueño (GEA), un singular y poderoso conglomerado que no cuenta con accionista mayoritario ni personería jurídica. El bloque genera el 6,7% del producto interno bruto (PIB) del país y desde noviembre de 2021 es materia de un intenso pulso entre la poderosa familia Gilinski, una de las más ricas del país, y decenas de pequeños accionistas que han plantado cara a una catarata de ocho ofertas públicas de adquisición (OPA) hostiles.

El clan familiar, en cabeza de Jaime Gilinski, de 66 años, no ha logrado su cometido de controlar el GEA. Se ha hecho con el 39% de Grupo Sura y el 31% de Nutresa, dos de las tres grandes matrices que forman una suerte de enroque con Grupo Argos. Sus nuevas maniobras se han centrado en desarticular esa maraña de participaciones cruzadas a través de una demanda interpuesta hace unas semanas ante la Superintendencia de Sociedades, encargada de vigilar a la mayoría de empresas, para bloquear la votación de los representantes de Grupo Argos y Grupo Sura en la asamblea de Nutresa del próximo martes 11 de abril.

El argumento de los Gilinski, que presentaron la acción legal a través de una sociedad panameña, es que hay un conflicto de intereses cuando los miembros de las juntas directivas eligen a quienes terminarían siendo sus propios jefes. La Supersociedades concedió a los banqueros caleños una medida cautelar la semana pasada, y tensó los nervios de la mayor batalla empresarial de los últimos tiempos en Colombia. Una trama compuesta con ingredientes suficientes para que Daniel Guardiola (Bogotá, 37 años) asegure que podrían servir para un guion de Netflix.

Guardiola atendió a EL PAÍS por espacio de media hora a través de una videollamada.

P: ¿En qué punto se encuentra la pelea por el control del GEA?

R: Hoy es una batalla legal en la que principalmente Gilinski está atacando y las familias tradicionales paisas del GEA están reaccionando. Hay una suerte de bloqueo porque ya nadie más le quiere vender a los Gilinski, que han gastado algo más de 2.900 millones de dólares. Ya no importa lo que el diga o el precio que ponga, se choca contra un muro.

P: ¿Cómo se llegó a este punto?

R: Una primera razón es que después de las ocho OPA que lanzó, en cada una subiendo el precio, está el argumento clásico de que nadie quiere salir con un precio menor. ¡Es que no fueron dos! Gilinski terminó desincentivando a los inversionistas minoritarios. Un segundo hecho es que las familias que están en Nutresa, Sura o Argos saben que sus acciones valen en bloque, porque lo que tienen supone el control de todo el GEA. Y se trata de miles de empresas, un portafolio gigantesco de activos operativos. Bajo ese argumento se hace aún más difícil de vender.

P. ¿Entonces la estrategia de Gilinski ha sido errada?

R. Hasta ahora ha estado muy enfocada en lanzar las Opas en cada consorcio, yendo uno por uno. Es muy difícil que estas familias le vendan, porque muchas no están en una sola empresa, sino que tienen acciones en dos o tres. ¿Qué incentivo tendrían para ceder todo ese control?

P ¿Sería más eficaz si lanzaran OPA simultáneas?

R: Probablemente, pero es una estrategia muchísimo más costosa. Lo que han hecho con su socio árabe, hasta ahora, es minimizar costos, jugar lo más barato posible. A lo largo del último año han ido adquiriendo de a poquitos, a precios bajos, y gradualmente han ido subiendo. Los más afectados, sin duda, fueron los inversionistas institucionales que vendieron en noviembre del 2021.

P: ¿Por qué salieron a vender tan rápido?

R: Lo vieron como una oportunidad de salida de empresas que los habían decepcionado durante los últimos 10 años. La gente no vendió porque estaban felices, no. Los inversionistas institucionales salieron a vender rápido en la primera OPA porque estaban cansados, decepcionados de tener un montón de activos superinteresantes, pero mal manejados. Esa es la realidad. Vendieron todo lo que pudieron y Gilinski adquirió un 20% o 25%, más o menos.

P: ¿Es normal que se ejecuten tantas OPA tan seguidas?

R: Fue algo muy exótico para un inversionista internacional. La ley colombiana promueve efectivamente que haya varias, sucesivas, y a precios superiores. En Estados Unidos o en Europa esto sería totalmente inviable porque la regulación obliga a que el comprador le garantice el mismo precio a todo el mundo.

P: ¿Estas maniobras han afectado el rendimiento de las empresas?

R: Todo lo contrario. El mayor dinamizador de las acciones de Sura y Nutresa ha sido, básicamente, esta pelea. La acción de Nutresa antes estaba en 20.000 pesos y después llegó a 75.000 pesos. ¿Cuál fue el driver de eso? Pues Gilinski. Punto. Esa es la realidad. Nada más.

P ¿Qué ha pasado con respecto a la rentabilidad de estas empresas?

R. Tradicionalmente repartían muy poquitos dividendos. Eso ha sido una crítica general a todo el GEA. ¿Por qué? Porque muchas veces prefería reinvertir las utilidades. Lo que pasa es que, desafortunadamente, las inversiones de los últimos diez años han sido, en su gran mayoría, malas.

P. ¿Y qué ha pasado desde que llegó Gilinski?

R. La estrategia de defensa se ha centrado en presentarse como el mejor administrador posible para estas empresas. ¿Y qué hacen? Empiezan a subir muchísimo los dividendos. Entonces un efecto indirecto de esta pelea es que los accionistas que no han vendido sí han mejorado mucho su rentabilidad. Mira el caso de Bancolombia, un banco que nunca repartía más de 35% de sus utilidades. El año pasado repartió, creo, 65%. Este año casi 70%.

P. El mercado colombiano no estaba acostumbrado a este tipo de batallas.

R. Lo he hablado con colegas en otros países y esto tiene todos los elementos para un novelón. En China, en Estados Unidos o en Europa. Creo que va a haber una serie de televisión porque está el uso de la revista Semana como portavoz de los Gilinski, la estrategia de agotar recursos por parte de la familia y su sociedad con un príncipe emiratí.

P. Finalmente: ¿cómo repercute esto en la bolsa?

Ha tenido efectos reales. El primero es que cuando Gilinski adquirió una participación grande de Sura y de Nutresa, las dos acciones se quedaron sin flotante, sin liquidez en el mercado. Y una acción de liquidez baja se vuelve un objetivo muy difícil de invertir porque no es fácil luego venderlas. Gilinski logró casi que deslistar las dos empresas porque ya no es atractivo meter plata en ellas. Como la bolsa ya tenía problemas de liquidez, ha llevado a que tengamos cada vez más pocas opciones para invertir.

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Sobre la firma

Camilo Sánchez
Es periodista especializado en economía en la oficina de EL PAÍS en Bogotá.

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