Paz Total e imposible
Pareciera que el gobierno es el único interesado en sacar adelante esta iniciativa, pues tanto las disidencias de las Farc, como el Clan del Golfo y hasta el ELN se han dedicado a demostrar su falta de voluntad
Paz Total, hay que decirlo, suena a eslogan de campaña de publicidad antes que a una realidad posible en el contexto colombiano. Paz Total es soñar con el fin de las bandas criminales que se dedican al narcotráfico. Paz Total es acabar con los motivos que durante décadas han alimentado de hombres y mujeres a las filas de los grupos armados que nos amenazas. Paz Total es una frase que se dice con mucha facilidad, como quien agita una bandera en el aire, pero que para concretar resulta tan compleja como entender a aquellos que creen que la dichosa paz está a la vuelta de la esquina por obra y gracia del gobierno de Gustavo Petro.
La intención no es mala. El Presidente tiene razón: Colombia y los colombianos debemos encontrar y ojalá concretar el camino hacia una paz que pueda respirarse sin ningún tipo de condición en el campo y la ciudad. Sin embargo, a lo largo de estos siete meses de gobierno pareciera que el único interesado en sacar adelante esa idea es el Presidente, pues tanto las disidencias de las Farc, como el Clan del Golfo (que ahora pomposamente se quiere rebautizar Autodefensas Gaitanistas de Colombia, como si defendieran algo distinto a sus negocios ilegales) y hasta el ELN se han dedicado a demostrar la falta de voluntad que tienen de ofrecerle al país un verdadero ambiente de paz.
Ya sea con el secuestro de policías y civiles en el Caquetá, el paro armado (y no minero como nos lo quisieron vender) en el Bajo Cauca o las acciones contra comercios y civiles en el Arauca, todos o la mayoría de los grupos a quienes el gobierno les tendió la mano para hablar de Paz Total demostraron que poco les interesa ofrecer esperanza a Colombia, lo único que quieren es doblegarnos, humillarnos, amenazarnos y eso está muy lejos de querer la paz.
Si yo peleo con mi hermano, para hacer la paz no voy a su casa a rasgarle los muebles y romperle la vajilla. Si yo peleo con un Estado, y Estado somos todos, no voy a correr a amenazar a su población de todas las formas imaginables para así congraciarme con ella.
De momento, la Paz Total no ha sido más que una expresión poderosa y atractiva, pero con muy poca sustancia para los colombianos. Y con esto no quiero decir que el proceso para llegar a la paz deba ser algo expedito. Claramente no lo es. Sin embargo, lo que hemos visto hasta ahora han sido muchos pasos de buena voluntad de un gobierno con buenas intenciones y muchas muestras de mala voluntad de parte de los violentos.
¿Ha fallado la estrategia de negociación? ¿El comisionado de paz le ha hecho creer al presidente que se están dando avances importantes cuando en realidad se está caminando como los ciegos, a tientas?
Sería bueno conocer cuál fue el análisis que llevó hace unos meses a decretar el cese bilateral de hostilidades con aquellos que hoy nos agreden. Sería bueno entender porqué como Estado hemos cedido tanto ante unos señores que no han hecho más que ofrecer terror y angustia.
Paz Total no puede como esos jabones de supermercado que prometen dejar el blanco más blanco, pero que luego de tres lavadas el blanco empieza a verse amarillo. Tristemente por ahora con la paz solo tenemos un eslogan que luce, pero que no sirve para nada.
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