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Petro logra frenar su primer paro agrario

El Gobierno cedió y se comprometió a cerrar un rompimiento del río Cauca para frenar la protesta en la región de La Mojana

Camila Osorio
La Mojana
Inundación en el municipio de Sucre en la región conocida como La Mojana, al norte de Colombia, el 21 de noviembre de 2022. juan carlos zapata

El paro más grande que el nuevo Gobierno hubiera podido enfrentar en sus inicios quedó neutralizado casi a media noche del día anterior al de la cita. Un grupo de ganaderos y agricultores de La Mojana —un área de 11 municipios que está inundada desde septiembre del año pasado por el flujo del río Cauca— estaba listo para bloquear en tres puntos la Troncal del Caribe, cerca a la ciudad de Montería, capital del departamento de Córdoba. Tenían buses dispuestos para transportar a cientos de personas a los puntos de concentración, comida para varios días y un comité del paro que estaba reacio a ceder. Su visión sobre cómo solucionar las inundaciones en la zona ha sido diametralmente opuesta a la del Gobierno, y ningún lado parecía querer encontrar un punto medio. Al final, el Gobierno cedió la mayor parte y el comité aceptó no ir a paro. “Me quedé esperando con 25 personas esta mañana que llegara el bus por nosotros”, cuenta un jornalero cerca al municipio de Majagual (Sucre).

“Es un sin sabor agridulce, porque no logramos todo lo que queríamos, pero es mejor así porque nosotros. En La Mojana no somos habitantes de protesta”, dice Aníbal Janna, representante del gremio agricultor en el municipio de Ayapel (Córdoba). Otro de los organizadores, un empresario ganadero, dijo a EL PAÍS que esperaban movilizar 3.000 personas en buses que, hasta la media noche, estuvieron pendientes sobre el futuro del paro.

El Gobierno cedió anoche en un punto que fundamental en su visión ambiental, y en la forma en la que se concreta para el río Cauca, uno de los más importantes del país. El río, que nace en el suroccidente de Colombia, se “rompió” el año pasado en una zona llamada Caregato. Romperse implica que, en vez de seguir su curso usual justo antes de entrar a La Mojana, sus aguas se desviaron a otros caños y a tierras que no estaban en su trayecto. Bajo el agua quedaron cientos de hectáreas de cultivos de arroz, tierras ganaderas y los hogares de campesinos jornaleros. Lo que pedía el comité del paro era que el Gobierno cerrara Caregato con un muro, que ya venía construyendo el Gobierno de Iván Duque, para el que río Cauca volviera a su curso anterior. El muro, sin embargo, venía construyéndose de forma muy lenta.

El nuevo Gobierno tenía razones legales y ambientales para no seguir la obra. Por el lado legal, como lo dice en un comunicado reciente la Contraloría, en el muro ya “se invirtieron sin éxito algunos 1.4 billones de pesos” y aún no se ha determinado si hubo corrupción o negligencia en su construcción. Por el lado ambiental, el Gobierno está comprometido a buscar soluciones a las inundaciones que no le den prioridad a mover el cauce de los ríos sino a salidas estructurales y ambientalmente sostenibles para enfrentar las consecuencias del cambio climático. Cuando se planteó el muro, en 2021, Petro escribió en sus redes que “la peor manera de manejar el desastre climático es encarcelar los ríos (…) Hay que desarrollar la cultura anfibia del caribe pisoteada por la ganadería extensiva”.

Carta del acuerdo firmado entre el Gobierno de Colombia y un grupo de ganaderos y agricultores de La Mojana.
Carta del acuerdo firmado entre el Gobierno de Colombia y un grupo de ganaderos y agricultores de La Mojana.

Lo que causó el desbordamiento fue una combinación de la sedimentación causada por la minería en el cauce más alto; la deforestación causada por la ganadería en La Mojana; y el aumento del caudal por las fuertes lluvias desde finales del año pasado. El miedo del Gobierno es que cualquier muro se rompa porque el Cauca seguirá tomando tanto fuerza como volumen por las lluvias extremas y la sedimentación. Pero el acuerdo del martes en la noche deja esa visión del presidente en pausa.

La movilización social programada preocupó al Gobierno. En la mañana del martes, un día antes del paro programado, su portavoz y ministro del Interior, Alfonso Prada, convocó a una rueda de prensa sobre La Mojana. Hizo varios anuncios: que un grupo de ingenieros militares fue designado “para hacer la valoración en terreno de lo que está ocurriendo, pero sobre todo de las medidas que podemos tomar para impactar rápidamente, en forma inmediata, para bajar los niveles de inundación”. En la reunión de esa misma noche, 12 horas después, el Gobierno y el comité del paro acordaron que los ingenieros militares tendrán un mes para hacer los estudios y, de acuerdo al acta firmada entre las partes, deberán lograr “el cierre definitivo de Caregato”.

El gobierno también cedió en revisar el documento CONPES 4076, una hoja de ruta planteada en marzo del 2022, por el Gobierno Duque, para aliviar las inundaciones en La Mojana con otras obras de ingeniería, como un gran dique en la margen izquierda del río Cauca. Este CONPES ya tenía dineros asignados para desarrollarse en varios años (en la jerga técnica, vigencias futuras aprobadas) pero el nuevo Gobierno lo puso en pausa por su diferencia conceptual con esa solución. En las negociaciones con el comité cedió a revisarlo para ver si algunos puntos de este se pueden avanzar.

El cumplimiento del acuerdo firmado anoche será vigilado por una mesa de seguimiento en la que, además del comité, estarán representantes de la Unidad Nacional de Gestión de Riesgos y de Desastres (UNGRD), y de los ministerios del Interior, Agricultura, Ambiente y Transporte. El único punto en el que el Gobierno no cedió fue en iniciar el dragado del canal La Esperanza, por el que el comité esperaba se pudiera desviar parte del flujo del río Cauca. El Gobierno ve en ese dragado otra obra riesgosa. Como no hubo acuerdo, las partes acordaron discutir el tema de nuevo el 30 de noviembre, en una semana exacta.

“La pelea anoche fue muy agotadora, empezamos a las 6 y terminamos a la media noche, nos levantamos de la mesa varias veces, pero luego nos volvían a llamar”, dice Janna, del comité del paro. “Ellos venían con la intención de dañarnos la protesta, pero luego fueron cediendo, y bueno, sí suspendimos la protesta—ahora esperamos que el Gobierno nos cumpla”.

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Sobre la firma

Camila Osorio
Corresponsal de cultura en EL PAÍS América y escribe desde Bogotá. Ha trabajado en el diario 'La Silla Vacía' (Bogotá) y la revista 'The New Yorker', y ha sido freelancer en Colombia, Sudáfrica y Estados Unidos.

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