A la calle por mucho más que el Día del Trabajo
La manifestación en Madrid concentra protestas contra las últimas medidas del Gobierno
Los ciudadanos no se han manifestado hoy por el Primero de Mayo. O no solo por ello. A la calle les ha sacado la reforma laboral, la precarización del trabajo y las dramáticas cifras de paro; pero también el copago farmacéutico, el aumento de las tasas universitarias, la subida de impuestos… Y hasta el tarifazo del transporte en Madrid, que en la capital ha acaparado parte de las protestas, no sin humor: el billete de diez viajes de Metro y autobús ha sido rebautizado como robobús. “Son tantos los motivos para protestar, ¿por cuál quieres que empiece?”, contestaba con un deje de resignación Julián Lázaro, estudiante de Danza de 18 años.
Entre la multitud, que a ratos tenía que cobijarse bajo los paraguas por la lluvia intermitente, había quien se estrenaba en el Primero de Mayo, quien llevaba toda la vida manifestándose, y quien en los últimos meses ha salido a expresar su descontento en más de una ocasión. Solo unos metros separaban a Julián, que salía por primera vez un día como hoy aunque acababa de hacerlo con el movimiento Yo no pago, de Vicente, “excombatiente de la República” de 92 años que recordaba unas cuantas manifestaciones por el Día del Trabajo: “A ver si despierta de una vez este pueblo, ¿qué más tiene que pasar?”, lamentaba el pensionista resguardado del agua bajo una cornisa.
Son tantos los motivos para protestar, ¿por cuál quieres que empiece?
“Salgo a la calle por todo: básicamente, por el deterioro de nuestras condiciones de vida”. Carlos Sevilla, abogado laboralista de 30 años, contaba su historia mientras empujaba un carrito con su hija de dos años. Está en paro desde que le despidieron en un ERE, precisamente en CC OO. Ahora trabaja en negro en una librería, y como otros, ha participado en la protesta convocada por las organizaciones sindicales a pesar de que ya no comulgue tanto con ellas. “No me siento representado por estos sindicatos”.
Entre los aproximadamente 40.000 manifestantes, según los cálculos de este periódico, también Paz reconocía sentirse defraudada con el papel de las organizaciones sindicales. “Vengo a título individual”. Su crítica se extiende a todo el sistema: “Estamos hartos de Gobiernos serviles a los mercados porque están empeñados hasta las cejas”. En uno de los momentos en los que ha salido el sol, ella y su hermano Manuel se quejaban de la pérdida de poder adquisitivo de los ancianos por medidas como la subida del precio de los medicamentos. “Los directivos de bancos con sueldos blindados no han trabajado ni la mitad que mi madre”. La mujer, de 81 años, asentía a su lado.
Al grito de “¡Que viva la lucha de la clase obrera!” o “¡Se va a acabar la paz social!”, la marcha, más multitudinaria que en las últimas convocatorias por el Primero de Mayo, ha avanzado a paso ligero desde la plaza de Cibeles a la Puerta del Sol. Entre las pancartas, los clásicos como “Violencia es cobrar 600 euros” o "Manos arriba, esto es un contrato", pero también referencias a Europa, “Boicot a Merkelandia”; a la amnistía fiscal, “Recortes sí…al fraude”; y a la Monarquía, "Contrato temporal para la Casa Real". Alguna parecía responder a las críticas del Gobierno contra las movilizaciones: "No nos callarán". De la marea sobresalían mayoritariamente banderas sindicales y también bastantes republicanas. Ángel Escarpa, de 75 años, apostado bajo el Oso y el Madroño, contaba que ya llevaba vendidas más de 50 de la República, a ocho euros cada una.
No todos los asistentes han llegado al final de la marcha, disuadidos por la impertinente lluvia. Los que sí han terminado en Sol han escuchado a los secretarios generales de CC OO y UGT decir que las movilizaciones contra los recortes del Gobierno van a continuar. La imagen final no podía ser otra para el Día del Trabajo: puños en alto y La Internacional. A casa y hasta la próxima.
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