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La resaca de plástico que deja el Ganpati La celebración hindú en la que se venera a Ganesh, dios del buen augurio, está muy arraigada en Bombay. El ritual conlleva la creación de estatuas de la divinidad, hechas de materiales normalmente baratos y no biodegradables, y su inmersión en agua como colofón Ganpati (como también se conoce al festival) es una celebración hindú que venera a Ganesh, dios del buen augurio. Muy arraigado en Bombay, el ritual conlleva la creación de estatuas de la divinidad, hechas de materiales normalmente baratos y no biodegradables, y su inmersión en agua como colofón. Como sucede durante la Semana Santa católica, devotos hindúes se congregan en torno a las estatuas de la deidad en reuniones y procesiones organizadas por diferentes grupos de vecinos y en varios puntos de las ciudades de todo el país, sobre todo en el estado de Maharashtra, cuya capital es Bombay. Resto de una figura de la deidad Ganesh y sus abalorios se apilan en la playa de Juhu, en el centro de Bombay. El año pasado, miles de tortugas y peces aparecieron muertos a orillas de la ciudad por el material tóxico de estatuas y la decoración típica del festival de Ganesh Chaturthi. Ganpati también se asemeja a las fallas, ya que su orfebrería tiene días de admiración y acaba con su purificación -no en fuego, sino en agua-. Como en la fiesta española, las esculturas famosas -la de 6,5 metros de Lalbaugh- se decoran con acontecimientos recientes. Este año, la deidad se acompañó de detalles relacionados con la exploración espacial, en referencia a la misión fallida de India a la Luna de hace días. Solo en Bombay, se estima la venta de más de 163.000 estatuas para uso privado y unas 19.000 para espacios públicos. Algunas organizaciones, empresas y vecinos como los de Nahar Amrit Shakti crean estatuillas biodegradables y las sumergen en albercas artificiales para reducir la contaminación. Pero la mayor parte de las estatuas acaban en las masas de agua naturales de las ciudades pese a las decisiones de políticos y jueces. El Tribunal Nacional Verde pidió que no se usara material contaminante y el CPCB recomienda retirar la decoración tóxica antes de la inmersión. Estas inmersiones multiplican la presencia del hierro y el cobre en el mar; alterando los niveles de oxígeno en agua y la vida marina. Así, organismos regionales han prohibido el uso de plásticos o de sulfato de calcio semihidratado (yeso), además de los ácidos y pinturas que se usan de adornos. Expertos en conservación marina como Sarita Fernandes dicen que las restricciones molestan a los devotos y que la solución está en educarles. Estudios de su grupo muestran que más de 200.000 figuras acabaron en el Mar Arábigo en 2016, amenazando a las 624 especies de plantas y 12.000 de fauna marina. En Bombay, el coste medio de la figura de yeso más pequeña del mercado es de unos dos euros, mientras que se duplica para las de arcilla.