14 fotosLa última ‘colonia’ francesa de ultramarEn la Guayana Francesa del siglo XXI crece el descontento por las diferencias con sus antiguos colonosEl PaísGuyana - 06 abr 2018 - 00:09CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceCuando el presidente Macron visitó Guayana Francesa en noviembre de 2017, estallaron los desórdenes. La población pedía más seguridad y medidas para atajar la delincuencia. En la imagen, un momento de la protesta.Ronan LiétarLas protestas en Guayana causaron fuertes disturbios. La sociedad está furiosa porque la violencia, el paro y la inmigración ilegal han alcanzado niveles que, en su opinión, jamás se habrían permitido en la Francia europea.Ronan LiétarCabecera de una protesta contra la inmigración, el paro y la violencia en Cayena, capital de la Guayana Francesa. Desde 1946, la última posesión de Europa en Sudamérica es un territorio de ultramar, y no una verdadera colonia, con dos representantes en el Parlamento nacional y acceso a unos generosos servicios sociales. Pero aún así, la delincuencia y el desempleo aumentan.Ronan LiétarBarrio de Saint Laurent du Maroni, principal punto de entrada de inmigrantes. Esta ciudad se encuentra a la orilla del río que hace frontera con Surinam. Es la segunda más grande del país, con unos 40.000 habitantes y un ambiente más animado que Cayena.Ronan LiétarTiendas de comida y materiales para los garimperos, localizadas en la frontera de Surinam con la Guayana francesa, frente a Maripa-Soula. Los dueños son chinos, como ocurre con muchos comercios del país.Ronan LiétarGuayana Francesa es tierra de inmigrantes: esclavos fugados, campesinos hmong de Laos, chinos, franceses del continente europeo, sudamericanos buscadores de oro y de tesoros, refugiados del clima haitianos y caribeños, población criolla y unos pocos miles de indígenas. En la imagen, un ciudadano chino en su lancha motora.Ronan LiétarDos 'garimpeiros' u obreros mineros brasileños juegan al billar en el lado surinamés de la frontera con la Guayana francesa, frente a Maripa-Soula.Ronan LiétarTiendas en el lado surinamés de la frontera con la Guayana francesa, frente a Saint Laurent du MaroniRonan LiétarVista aérea de Saint Laurent du Maroni.Ronan LiétarUn surinamés mira hacia una canoa que cruza el rio Maroni frente a Saint Laurent du Maroni.Ronan LiétarIndios wayanas pescando. El país no reconoce aún el hecho de que los indígenas estaban allí antes, y el desequilibrio racial es hereditario. Los blancos y los criollos siguen siendo más ricos que los indígenas y los negros.Ronan LiétarTukusipan o casa comunitaria. Está presente en la mayoría de aldeas y destaca por su localización, en el centro, y por su forma redonda. Se utiliza para acoger visitantes y para realizar fiestas. También se ha convertido en los últimos tiempos en un espacio para realizar actividades comunitarias como reuniones políticas.Ronan LiétarArandela de madera pintada que representa monstruos acuáticos y que se coloca en el centro del techo de un tukusipan o cabaña de la comunidad. La fabricación y la pintura de esta rueda en el techo es una actividad que reúne a los hombres y algunas mujeres.Ronan LiétarIndio wayana en una canoa.Ronan Liétar