19 fotosLas secuelas de la guerra en el Pacífico colombianoUn cilindro bomba lanzado por la guerrilla cayó fatídicamente en el altar de la parroquia de Bojayá hace tres lustros. Fue un antes y un después murieron 79 personasJavier Sulé OrtegaColombia - 24 jul 2017 - 07:40CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceInterior de la iglesia de Bellavista años antes de ser restaurada y todavía con algunas afectaciones del fatídico dos de mayo de 2002 cuando ocurrió un masacre bien conocida en todo el país.La iglesia de Bellavista se reconvirtió en un santuario y ya restaurada acogió la conmemoración de los 15 años de la llamada masacre de Bojayá cometida por las FARC. Fueron 79 las personas que murieron en el interior de la iglesia aquel dos de mayo de 2002, la mayoría niños y niñas y mujeres jóvenes. Cada 2 de mayo, fecha de la conmemoración de la masacre, el dolor de toda una comunidad revive con un sentido difícil de describir. Macaria Allín, una de las personas que se refugió en la iglesia y logró sobrevivir junto a sus dos hijas a pesar de quedar gravemente herida. María Eugenia Panero quedo malherida en la iglesia aquel 2 de mayo de 2002. Su hija perdió un oído. Quince años después viven como desplazados en Quibdo, pero sueña con regresar algún día a su amada Bojayá. El Padre Antún Ramos era el sacerdote de Bellavista el día que ocurrió la tragedia. A pesar de estar herido, lideró toda la evacuación de la gente hacia el otro lado del río, lo que le ha valido que le consideren como el héroe de Bojayá. El Santo Cristo perdió también aquel dos de mayo sus piernas y sus brazos. Desde entonces es el Santo Cristo Mutilado y uno de los símbolos de la tragedia. Una calle de la nueva ciudadela que el Estado construyó hace 10 años para reubicar a las personas que tuvieron que dejarlo todo tras la masacre. La ciudadela de 264 casas que construyó el Estado colombiano para reubicar a las víctimas de Bojayá fue mostrada como un gran ejemplo de reparación para los damnificados, pero muchos de sus pobladores esperan todavía una reparación más integral que vaya más allá de la entrega de una vivienda. Como respuesta a una sentencia del Consejo de Estado condenando a la nación como responsable por omisión de la masacre, el Ejército construyó el parque de la memoria en la Nueva Bellavista. El comité de víctimas de Bojayá lo considera insuficiente y quieren que haya un perdón más explícito y saber por qué el Ejercito no hizo nada para detener a los paramilitares que entraron en la zona y utilizaron a la población como escudos humanos. Unos niños jugando a fútbol bajo el arcoiris en un descampado de la Nueva Bellavista apenas dejó de llover, cosa habitual en esta región que se considera la segunda más pluviosa del mundo. Las nuevas generaciones no vivieron aquel terrible día del 2 de mayo, pero de la construcción de una paz estable y duradera depende que estos jóvenes puedan disfrutar definitivamente de un futuro mejor.Pese a todos los males y sufrimientos, la gente de Bojayá y de todo el Chocó siempre tiene espacio para disfrutar de la música del Pacífico como esta chirimía. Unas mujeres de Bojayá improvisan una partida de bingo en el portal de su casa. El nuevo pueblo de Bellavista cuenta ahora con una amplia presencia policial y militar.En Nueva Bellavista vive también una amplia comunidad indígena embera que retornó pero vive en altas condiciones de vulnerabilidad. El río Atrato sigue siendo una fuente de vida para las comunidades afrodescendientes e indígenas de Bojayá que siguen viviendo mayoritariamente de la pesca y la agricultura. Un bote lleno de banano, otro de los productos que más se da en la zona, navega por el río Atrato, considerado uno de los más caudalosos del mundo.