_
_
_
_
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Gracias por no llamarme corrupta

Nadie habla en Francia de malversaciones pese a que Le Pen tiene abiertas varias causas y que Fillon se hundió por nepotismo

Carlos Yárnoz
Marine Le Pen, candidata a la presidencia de Francia por el Frente Nacional.
Marine Le Pen, candidata a la presidencia de Francia por el Frente Nacional. THOMAS SAMSON (AFP)

François Fillon, el hombre que tenía todas las papeletas para ser presidente de Francia, cayó por corrupto. Marine Le Pen, la neofascista que se disputa el Elíseo en la recta final, tiene abiertas varias causas por malversación y financiación ilegal. La corrupción, sin embargo, es el gran tema que brilla por su ausencia. La explicación es clara: los franceses ya no perdonan los abusos, pero sus dirigentes prefieren no tirar la primera piedra para no acabar lapidados.

A la líder ultraderechista le gusta calificar a su rival Emmanuel Macron de “candidato de los ricos y del sistema” o de “defensor de las finanzas”. Sin embargo, es ella la que tiene una relación más estrecha y enfermiza con el dinero y con el sistema.

Macron se hizo con un buen patrimonio, pero con su trabajo. De banquero, pero con su esfuerzo. Ha montado de la misma manera su candidatura. En cambio, a Le Pen todo le ha venido regalado de cuna. Su padre recibió una gran fortuna de un admirador dedicado a la construcción y ella creció en un palacete con mayordomo en el parque de Saint Cloud, cerca de París. “Es heredera de un apellido, de un partido, de un sistema…”, le recuerda Macron.

Los magistrados la investigan porque su partido se ha repartido ilegalmente cinco millones de euros por empleos ficticios de asistentes en la Eurocámara. Hasta su jefa de gabinete ha sido imputada por cobrar a través de este sistema. A la candidata del pueblo con discurso obrerista le investigan también por vender con sobreprecio todos los kits de campaña a sus candidatos. Y por infravalorar casas y propiedades familiares.

Qué raro que una antisistema como Le Pen no incluya ni palabra en su programa para moralizar y regenerar la clase política

Fillon cayó por nepotismo, por emplear a su mujer e hijos con dinero público, pero Le Pen apunta maneras mucho más depuradas. En el partido están su padre y presidente de honor, su actual pareja como vicepresidente, su sobrina Marion en la cúpula, su hermana, una excuñada… El suyo es un Frente Familiar.

Entonces, ¿por qué se llega hasta el último debate sin hablar de corrupción? Las primarias de la izquierda coincidieron en enero con el estallido del escándalo Fillon. Ningún candidato abordó el tema. Lo comprendimos al descubrir que el 20% de los 577 diputados emplea a esposas e hijos. ¡Y que es legal! Claro que en algunos casos es todo ficticio y los familiares cobran sin trabajar. El mes pasado, tuvo que dimitir el ministro del Interior y exjefe del grupo socialista por emplear ficticiamente a dos hijas.

Como exbanquero y exministro de Economía, a Macron le han investigado hasta la saciedad. Incluso se puso en marcha la deleznable máquina de explorar los recovecos de alcoba. Nada, todo fue inútil. Por eso, es el único candidato que propone una ley para moralizar y dignificar la vida pública. La lanzará en días, en cuanto llegue (esperemos) al Elíseo. Le Pen, en cambio, ha dejado en blanco en su programa ese apartado. Qué raro para una antisistema.

 

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_