21 fotosAcá la guerra no vuelveEl municipio antioqueño de San Carlos vivió un exitoso proceso de retorno y reconciliación que es hoy un referente para la construcción de paz en ColombiaJavier Sulé OrtegaBogotá - 25 abr 2017 - 09:07CESTWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceUna página del diario del retorno de Luz Miriam López, donde relata el por qué regresaron a San Carlos. Javier SuleLas calles de San Carlos vuelven a estar llenas de vida gracias al proceso de retorno de sus pobladores. Javier SulePara San Carlos es un orgullo que muchas familias que fueron desplazadas decidiesen retornar y ayudar a reconstruir el municipio azotado por la guerra.Javier SuleVista parcial del pueblo de San Carlos. A este municipio del oriente de la región de Antioquia, situado a 119 kilómetros de Medellín, volvieron más de 2.850 familias de las más de 4.000 que fueron desplazadas. Javier SuleUna calle de San Carlos, que nada tiene que ver ya cuando este municipio llegó a ser un pueblo fantasma durante la guerra. Javier SuleUna calle de San Carlos, un municipio rodeado de montañas y rico en recursos hidrícos. Javier SuleLa plaza central de San Carlos con su iglesia es el corazón del pueblo. Javier SuleLos comerciantes volvieron a reabrir sus comercios y ya no hay actores armados que los extorsiones y les hagan pagar vacuna (impuestos).Javier SuleLas alcaldías de San Carlos y de Medellín, junto a otras instituciones del Estado, han estado acompañando el proceso de retorno y otorgando diferentes tipos de ayudas económicas durante un tiempo a los retornados.Javier Sule Reunión de sancarlitanos con el Departamento de Prosperidad Social, una de las instituciones del Estado colombiano más implicada en los programas de ayuda al municipio. Javier SuleDoña Célima Ramírez, junto a su nieto. Ella es una de las personas que retornó nuevamente a su finca tras vivir como desplazada en Medellín. Asegura que regresar fue como volver a nacer. Javier SuleEliécer Martínez es otro de los retornados a San Carlos. A su vuelta, olvidó los cultivos más tradicionales de la región e impulsó un proyecto de cultivo de estevia que asegura estar funcionando muy bien.Javier SulePastora Mira pasó por todas las afectaciones posibles de la guerra y, sin embargo, decidió resistir en el pueblo y dedicar todo su empeño a conseguir la reconciliación y el perdón en su municipio. Fotografiada con el llamado Jardín de la Memoria detrás, ella fue una de las cinco víctimas del conflicto armado colombiano que acompañó a Juan Manuel Santos a la entrega del Premio Nobel de la Paz. Javier SuleDora Nelly Bedoya retornó igualmente a San Carlos y volvió a poner en marcha la misma actividad que había realizado antes del desplazamiento, la piscicultura, criando cachama y pilapia, dos especies de pescado muy apreciadas en la región. Javier SuleEn San Carlos hay 10 proyectos piscicultores agrupados en una asociación que tiene un centro de acopio.Javier SuleLa llamada alianza Medellín-San Carlos impulso la construcción y el mejoramiento de viviendas para la gente sancarlitana que decidió regresar. Javier SuleEn la carretera de San Carlos a San Rafael todavía son muy visibles las huellas de la guerra. En esta parte del municipio, apenas regresó nadie.Javier SuleCentenares de viviendas como esta de la carretera de San Carlos a San Rafael fueron abandonadas por los sancarlitanos para salvar sus vidas huyendo de la guerra. Javier SuleLos paramilitares, así como la guerrilla, fueron un azote para San Carlos. Años después, Ramón Alonso, exparamilitar desmolizado, pidió perdón a la comunidad y consiguió reinsertarse con éxito en el pueblo. Hoy, acabó el bachillerato, tiene dos hijos y consiguió trabajo.Javier SuleEn el llamado Jardín de la Memoria, ubicado en la plaza de San Carlos, cada flor representa a las víctimas sancarlitanas del conflicto armado y cada color un tipo de afectación. Las de color verde oscuro representan a las familias desplazadas, las de verde claro de su lado, simbolizan a esas mismas familias que decidieron retornar años más tarde. Javier SuleMasacres, asesinatos, desapariciones, violaciones, mutilados por mina... La guerra entre guerrillas y paramilitares se cebó en este municipio antioqueño por casi tres décadas y la población civil llevó la peor parte. Javier Sule