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El ciclo infernal de la desnutrición La presencia de 118.000 personas desplazadas por la violencia de Boko Haram en la zona del Lago Chad incrementa la presión sobre los escasos recursos naturales y económicos de la región. En 2017, alrededor de 3,8 millones de chadianos estarán expuestos a inseguridad alimentaria y un millón de entre ellos padecerá desnutrición aguda Este país se enfrenta a crisis crónicas de malnutrición, inseguridad alimentaria, desplazamientos de población y epidemias. El acceso a agua limpia, saneamiento y servicios de salud es muy limitado, así como las tasas de vacunación. Las sequías y las inundaciones, exacerbadas por efecto del cambio climático, contribuyen a empeorar la situación. En la imagen, mujeres desplazadas del campo de Magui, en la región del Lago Chad, esperan su turno para ser atentidas en la unidad de malnutrición de una clínica móvil. T. Trotta Chad se encuentra en el centro de una zona muy inestable. El frágil equilibrio del territorio está amenazado también por la presencia de unos 388.000 refugiados provenientes principalmente de Nigeria, República Centroafricana, la región sudanesa de Darfur y Libia, que incrementan la presión sobre los escasos recursos naturales y económicos del país. En la imagen, mujeres desplazadas del campo de Magui, en la región del Lago Chad, esperan su turno para ser atentidas en la unidad de malnutrición de una clínica móvil. T. Trotta El estallido de la crisis de Boko Haram en la cercana Nigeria ha causado el desplazamiento interno de unas 118.000 personas en la zona del Lago Chad, según datos de la Organización Internacional para las Migraciones. En la imagen, el interior de una clínica móvil en el campo de desplazados de Magui, en una zona remota de la región del Lago Chad. T. Trotta La crisis vinculada con violencia del grupo terrorista islamista Boko Haram ha originado también un incremento de los precios de los bienes básicos y el cierre de las rutas comerciales con Nigeria, principal mercado para los habitantes del Lago Chad.
En la imagen, el interior de una clínica móvil en el campo de desplazados de Magui, en una zona remota de la región del Lago Chad. T. Trotta Uno de cada siete niños chadianos muere antes de llegar a los cinco años, según el Banco Mundial. En la imagen, el exterior de una clínica móvil en el campo de desplazados de Magui, en una zona remota de la región del Lago Chad. T. Trotta Unicef estima que este año la vida de más de 228.000 niños chadianos dependerá de tratamientos contra la malnutrición.
En la imagen, una mujer y su hijo están siendo atentidos por la unidad de malnutrición de una clínica móvil en el campo de desplazados de Magui, en la región del Lago Chad. T. Trotta En 2017, alrededor de 3,8 millones de personas estarán expuestas a inseguridad alimentaria y un millón de entre ellos padecerá malnutrición aguda, calcula la Oficina de Ayuda Humanitaria de la Comisión Europea.
En la imagen, el control de peso de una niña en una clínica móvil en el campo de desplazados de Magui, en la región del Lago Chad. 11 regiones del país sobre 20 superan el umbral de emergencia de malnutrición.
En la imagen, dos niños juegan en el campo de desplazados de Magui, en la región del Lago Chad. T. Trotta Un estudio realizado por Unicef revela que menos de un 1% de los niños chadianos se alimentan exclusivamente de leche materna en los primeros meses de vida.
En la imagen, un niño ingresado en la unidad de malnutrición de Liwa, en la región del Lago Chad. T. Trotta La unidad de malnutrición de Liwa (en la región del Lago Chad) abrió el pasado mes de noviembre. Desde entonces, más de 180 niños han sido ingresados. Pese a sus escasos recursos, el centro ofrece cobertura a una población de 150.000 personas, entre lugareños y desplazados. T. Trotta "La espiral de inadecuación entre las necesidades del niño y la insuficiencia de aporte calórico y malnutrición es un ciclo infernal", explica el doctor Lewine Koyoumtan, de la unidad de malnutrición de Liwa, en la región del Lago Chad. "La cadena continuará hasta que se aborde el problema de la región de manera global. Hay que garantizar la seguridad del territorio para que las familias puedan regresar a las zonas insulares y volver a cultivar sus campos". T. Trotta