8 fotosAyudar en la pesca en vez de estudiarMiles de niños ghaneses se ven forzados a trabajar en edad escolar, según una investigación 22 feb 2017 - 15:23CETWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceJoe, de 10 años, y Kwame, de 12, son hermanos que fueron vendidos por su madre a un pescador del poblado de Yeji. Después de dos años, se escaparon y fueron adoptados por una familia en el pueblo de pescadores de Senya. Joe comparte tu experiencia de abuso y hambre. “Nuestro amo en Yeji no era una buena persona. A veces utilizaba un remo para golpearnos. Otras veces nos obligaba a sumergirnos para desenredar las redes, y nos pegaba. Sólo nos daba de comer una vez al día. Una día estábamos muy hambrientos cuando teníamos que desenredar una red bajo agua. Cuando subimos la red al bote, se nos cayó la red al mar de nuevo. Nos enfadamos mucho”.UbelongKobina Amoasi (a la izquierda) con dos de sus hermanos más pequeños en la costa de Nyanyano, en Ghana. Kobina, de 21 años, viene de una familia de pescadores que lo forzó a dejar la escuela a los 14 años. “No me gusta pescar porque es muy peligroso. Yo quería ser sastre, pero ahora soy pescador. No tengo ni idea de cuándo ni cómo puedo dejarlo. Me siento atrapado en esta vida que no he elegido.”UbelongVictoria Appah, de 48 años, con su hija Charity, de 27, en la costa de Senya (Ghana). Victoria vendió a Charity y a otra de sus hijas a los traficantes de Yeji. “Cuando mis hijas volvieron de Yeji, tenían cicatrices de picaduras de escorpión y mordeduras de serpiente. Estaban malnutridas y cubiertas de erupciones. A ellas no les gusta hablar de lo que ocurrió allí, pero hasta hoy se despiertan gritando en mitad de la noche. No pueden cerrar los puños por el tanto trabajar en las redes. No tienen ningún respeto por mí. Me odian. Cuando se enfadan conmigo, me recuerdan que las vendí. También están enfadadas con sus hermanas que sí fueron a la escuela. Todo esto ha destrozado nuestra familia.”UbelongKofi, de 20 años, a la derecha con camiseta verde, abordando un barco de pesca en Senya (Ghana). Siendo niño, Kofi fue vendido por su madre a un pescador de Yeji. Se escapó y volvió a su pueblo natal en Senya. Todavía hoy trabaja a las órdenes de un pescador. “Me han golpeado brutalmente tantas veces, sobre todo por el capitán con las cuerdas que utilizamos en los barcos. Los niños no se quejan porque creen que el maltrato es parte del entrenamiento para ser pescador. Las autoridades nunca vienen a la costa, así que no saben realmente lo que pasa aquí.”UbelongMujeres ghanesas trabajan en la venta de pescado. “Los hombres forman la flota. Las mujeres limpian y venden. Y los niños empiezan a trabajar desde una edad muy temprana. O ayudando a las madres o entrando al agua y jugándose la vida colocando o desenredando redes. Muchos son vendidos a equipos de pesca por menos de 15 euros y soportan condiciones de semiesclavitud”, dice Raúl Román, director de la investigación de Ubelong.UbelongUnos niños ghaneses observan la actividad pesquera.UbelongLos derechos de los niños, vulnerados aquí, en un tablón de anuncios en Ghana. UbelongNiños ghaneses en la pesca. "Es un trabajo que priva a los niños de infancia, potencial, dignidad y es dañino para el desarrollo físico y mental”, dice Eric Opoku Agyemang, experto en Políticas Públicas y fundador de las organizaciones Patriots Ghana y Cheerful Hearts.Ubelong