9 fotosLa lenta rendición de los guaraníesUn pueblo indígena brasileño lleva más de un siglo sufriendo la pérdida de sus tierras Brasil - 26 ene 2017 - 08:43CETWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceAfectados por la pérdida de sus terrenos a lo largo del último siglo, los guaraníes sufren una oleada de suicidios sin precedentes. Se calcula que casi 1.000 mujeres, hombres y niños guaraníes se han quitado la vida en los últimos 20 años. La lucha ha dejado sin infancia a los más pequeños. De los guaraníes que se han suicidado el más joven tenía nueve años. En la foto, un niño se columpia de un árbol ubicado cerca de una carretera. HUGO PALOTTOUn grupo de guaraníes camina hacia el punto de reunión en su aldea del municipio de Caarapó. “En la actualidad se ven hacinados en pequeñas parcelas de tierra rodeadas de haciendas de ganado y de extensos cultivos de soja y de caña de azúcar”, según denuncia la ONG Survival International. “El problema es que hace un siglo el gobierno comenzó a vender estas tierras ignorando la presencia indígena”, cuenta el portavoz guaraní Tonico Benitez. Ahora, los terratenientes se niegan a devolver las tierras ancestrales a sus propietarios. HUGO PALOTTOImagen de las barracas montadas por la familia de la líder guaraní Damiana Cavanha cerca de la carretera. Muchos guaraníes, expulsados de sus tierras se instalan en los bordes de las calzadas más cercanas esperando una resolución judicial que los permita regresar. Algunas comunidades llevan más de 30 años viviendo bajo lonas en los márgenes de un camino. HUGO PALOTTOCuando son desalojados de sus tierras no sólo se quedan sin campo para cultivar, agua para beber o pescar o terreno para que crezcan sus animales, sino que además se ven forzados a dejar atrás el cementerio donde yacen sus familiares, algo inconcebible para un guaraní. En la imagen, un grupo de guaraníes camina cerca de su asentamiento en Dourados. HUGO PALOTTOMuchos de los guaraníes se han visto forzados a vivir en reservas sobresaturadas. “En la de Dourados, por ejemplo, 12.000 guaraníes viven en poco más de 3.000 hectáreas”, según Survival. El confinamiento en estas pequeñas áreas trae consigo violencia familiar, alcoholismo, falta de liderazgo, suicidios y pobreza. En la foto, retrato de mujer guaraní en una aldea de Caarapó. HUGO PALOTTOLa destrucción de los bosques ha imposibilitado además la caza o la pesca, y disponen de tan poca tierra que casi no es posible el cultivo. Desde 2005, al menos 53 niños guaraní han muerto de malnutrición. HUGO PALOTTOUn hombre posa con su arco y su flecha en una aldea guaraní. Suelen darse dos ideas preconcebidas sobre los indígenas, como ya denunció Survival, y que influyen de la misma forma negativa en su lucha: pensar que son todos son unos salvajes o, por el contrario, “héroes ecologistas, que viven unas vidas utópicas de perfección social”. Ellos reivindican que son simplemente seres humanos. HUGO PALOTTOEl conflicto por la tierra ha derramado mucha sangre, la mayoría indígena. En la imagen, un joven guaraní muestra la cicatriz que le dejó una herida de bala el pasado mes de junio cuando su aldea fue asediada por unas 40 camionetas con hombres armados en el municipio de Caarapó. Entre los heridos hubo un niño de 12 años y otro joven fue asesinado. Para los guaraníes, la lucha continúa. HUGO PALOTTOEn la foto, la tumba de uno de los últimos asesinados. Su conflicto ha traspasado fronteras gracias a las ONG o la ONU, por ejemplo. Y sin embargo, sigue siendo desesperada. La líder guaraní Leila Lopes declaró: “Hace más de 500 años que estamos derramando nuestra sangre por nuestra tierra tradicional. Nosotros no somos extranjeros, nosotros somos de aquí, originarios de Brasil. (…) No deje morir a más indígenas, ni derramar sangre, porque esta tierra es nuestra madre, es nuestra vida. El indígena guaraní está muriendo y todos cierran los ojos para no ver lo qué nos está pasando. Mi pueblo está sufriendo. Hagan algo, por favor”. HUGO PALOTTO