9 fotos10 libros animalescosEsta semana se ha celebrado el día mundial de los animales. Esta es una lista de imprescindibles de la literatura de los gatos de Cortázar al coloquio de los perros de CervantesMercedes Cebrián20 sept 2016 - 16:22CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceAdemás de poemarios canónicos como La tierra baldía y los Cuatro Cuartetos, el poeta modernista inglés T.S. Eliot se dio el lujo de escribir sobre gatos con nombre propio en este delicioso volumen protagonizado por felinos como Gruñetigre, Eskimble, Morgan o Deuteronomio. Dirigido en principio a un público infantil, los gatos de Eliot se hicieron tan célebres que fueron llevados a la escena en el archifamoso musical Cats, compuesto por Andrew Lloyd Webber y estrenado en el West End londinense en 1981.Convengamos en que un poemario que incluye como sujeto poético a las tortugas de las Islas Galápagos se acerca a lo insólito. Su autor, el poeta argentino Daniel Samoilovich, recorre las islas ecuatorianas con Charles Darwin en la memoria, pues el naturalista inglés también las visitó en 1835 en busca de algo nada irrelevante: el origen común de todas las formas vivientes. En varios momentos de Las Encantadas Samoilovich se convierte en ventrílocuo y otorga voz –a menudo en dialecto quelonio– a estas criaturas pausadas que siguen resultándonos inquietantes.El autor de Las uvas de la ira, premiada con el Pulitzer en 1939, publicó este libro de viajes el mismo año que obtuvo el Premio Nobel de Literatura. Steinbeck se siente culpable de no conocer bien su enorme país y por eso parte "en busca de América", como reza el subtítulo del libro, en su furgoneta llamada Rocinante y acompañado por su caniche Charley, que coprotagoniza este periplo. La comunicación no verbal con su perrito gris, que posee, según el autor, "corazón y alma de matador de osos", es a menudo más elocuente que la que logra establecer con algunos humanos.Parece un clásico que las historias protagonizadas por animales tengan como lectores implícitos a los niños. Así ocurre en este caso, pues el escritor uruguayo Horacio Quiroga escribió estos cuentos sobre animales de la selva sudamericana –yacarés, coatís, loros y yabebirís, entre otros– para un público infantil. Huelga decir que este clásico de las letras argentinas del siglo XIX es una lectura igualmente grata para los adultos, de ahí que haya sido reeditado en cientos de ocasiones.Los Bowles –Jane y Paul– contaban con un loro y un pato entre sus mascotas. Cortázar llamó a su gato Theodor Adorno y Truman Capote le escribía postales a su perro. De todo esto y de detalles todavía más íntimos nos enteramos en esta antología de textos sobre la relación de los escritores con sus mascotas. Algunos de los autores participantes, como Soledad Puértolas o Andrés Trapiello, se centran en retratar y evocar a sus propios animales, siempre con admiración y un inmenso cariño.Los perros Cipión y Berganza son los guardianes del Hospital de la Resurrección de Valladolid. Ambos mantienen largas conversaciones durante la noche, en las que reflexionan acerca de la actitud de los humanos hacia ellos y de su propia esencia en tanto que canes. ¿Será cierto que se les otorgó "un natural distinto, tan vivo y tan agudo en muchas cosas, que da indicios y señales de faltar poco para mostrar que tenemos un no sé qué de entendimiento capaz de discurso"? –se preguntan en esta novela tan ejemplar como picaresca de Cervantes.Qué mejor que una mascota para contar los entresijos de la vida de su amita. En este caso, Virginia Woolf emplea a Flush, el cocker spaniel de la poeta Elizabeth Barrett, como biógrafo de ésta, y a través de su mirada canina nos permite asistir a la relación de la escritora con el también poeta Robert Browning. A caballo entre la ficción y la no-ficción, Woolf escribió Flush en 1933, como contrapunto a su anterior novela, Las Olas, uno de los textos más experimentales de la autora.Jane Goodall y Dian Fossey son célebres como activistas en pro de la conservación de los chimpancés y los gorilas, respectivamente. En cambio, el nombre de Biruté M.F. Galdikas es algo menos conocido en este campo, pero en Reflejos del Edén alza su voz para posicionarse como una gran divulgadora científica dedicada enteramente a los orangutanes salvajes de Borneo y, sobre todo, como una narradora convincente.La historia de Wahhch, un hombre en busca del asesino de su pareja, ¿resulta aún más impactante si las voces encargadas de la narración pertenecen a animales salvajes y domésticos? La respuesta está en las páginas de Ánima, donde la brutalidad humana se expresa eficazmente a través de criaturas de distintas especies. Por algo el dramaturgo y escritor libanés Wajdi Mouawad ha elegido este registro polifónico, hermanado con el de las fábulas de Perrault, para su tercera novela.