13 fotosLa ruta del desiertoEl Banco Mundial establece que el 75% de los migrantes de los países al sur del Sahara emigran a países vecinos, lo que desmitifica el discurso de “invasión” a Europa. Este es su periplo Niamey - 05 sept 2016 - 07:56CESTWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceLas partes traseras de los aparcamientos de las principales estaciones de buses de la capital de Níger acostumbran a ser un espacio de encuentro entre los migrantes que regresan a casa y los que quieren continuar su aventura hacia el norte.Tanto las estaciones de Sonef, 3STV y otras como Rimbo o Azawad, poseen estancias para los viajeros, en los que cada día se aglutinan los migrantes. Algunos pasan pocas horas, mientras otros se quedan muchos más días, a la espera de encontrar dinero para seguir.Los convoyes de todoterrenos llegan a Agadez procedentes de Libia con migrantes retornados a bordo. Antes, los migrantes viajaban encima de las mercancía de los camiones, pero últimamente su modo para ir y venir ha ido derivando en las pick-ups.En una pick-up acostumbran a subir entre 20 y 22 personas en el trayecto hacia Libia. En el viaje de regreso, como en este caso, la cantidad de personas suele ser menor.Un camión llega al garaje de Agadez lleno de mercancía. Es en este tipo de vehículos donde acostumbra a transportarse algunas sustancias ilícitas, como tabaco, cocaína o alcohol.Los conductores responsables del trayecto Agadez-Sebha están pendientes del teléfono, a la espera de que el intermediario fije la hora y lugar de partida.Los taxi-moto están cada vez más presenten en Agadez. En la foto, uno de ellos pasa delante del principal atractivo turístico de la ciudad, su mezquita construida en tierra, declarada Patrimonio Mundial de la Unesco en 2013.En Niamey, los migrantes, básicamente hombres —aunque cada vez más mujeres de países como Ghana o Nigeria se suman a la emigración— cogerán el autobús hacia Agadez en un viaje que será plácido en comparación con lo que les espera después.Existen dos puntos principales de llegada y partida de los convoyes en las afueras de Agadez. En ambos, los taxis, los taxi-moto —o kabou, kabou— y los intermediarios aguardan a los pasajeros para hacer cualquier tipo de negocio, ya sea llevar las maletas, transportarles al centro de la ciudad o buscarles alojamiento.Los migrantes de retorno a casa llevan consigo a su regreso todo tipo de enseres personales, como electrodomésticos, sillas, mantas o cualquier utensilio logrado durante su estancia en Libia o Argelia.Aunque los migrantes se muestran poco visibles durante su parada en Agadez, la ciudad es un buen ejemplo de dinamismo, viajeros, trabajadores o nuevos buscadores de oro que se desplazan a distintas zonas del desierto en busca del producto más preciado.Levantado entre los siglos XV y XVI a las puertas del desierto del Teneré, el barrio antiguo de Agadez también forma parte del patrimonio mundial y en él se respira una cierta desazón, a la vez que esperanza, provocada por un pasado glorioso que se anhela recuperar. A día de hoy, la presencia de occidentales, antaño tan cotidiana, se vive como una experiencia casi única.En las últimas décadas, Agadez ha sufrido un gran crecimiento urbano, en buena medida debido a su posición estratégica en relación a las migraciones y los tráficos. La foto muestra uno de los nuevos barrios un sábado cualquiera en plena temporada de calor.