9 fotosLa sostenibilidad en el pupitreUna localidad uruguaya albera la primera escuela sostenible de América Latina 29 ago 2016 - 09:18CESTWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceEn el terreno situado a la entrada se ha formado un humedal con flores y plantas autóctonas. Allí desemboca subterráneamente el agua de lluvia que en fases previas se utiliza para beber, regar un huerto orgánico y para abastecer las cisternas y lavamanos de los lavabos. TagmaMichael Reynolds, arquitecto estadounidense conocido como “el guerrero de la basura”, es el padre de este modelo de bioconstrucción basado en materiales reutilizables, puesto en marcha hace 45 años. En la imagen aparece durante las obras de la escuela uruguaya, en febrero de 2016. TagmaUna joven voluntaria en plena construcción del vitral armado con botellas de vidrio de colores que adorna la entrada lateral del edificio. Allí se pueden ver algunas decenas al descubierto, pero otras miles de botellas y latas sirvieron de relleno en todas las paredes. Gabriel Díaz CampanellaLa obra en sus comienzos, en febrero de 2016. Los voluntarios llegados de 30 países de los cinco continentes, junto a los uruguayos, colocan las primeras hileras de neumáticos usados y rellenados con arena, que darán forma a las paredes de este edificio de 270 metros cuadrados, con capacidad para 100 alumnos. Gabriel Díaz CampanellaEste espacio central, flanqueado de neumáticos y una estructura básica de madera al frente, se convertirá en aulas y lavabos. El modelo arquitectónico ideado por Reynolds permite que el edificio mantenga una temperatura ambiente de 20 grados, tanto en verano como en pleno invierno. Gabriel Díaz CampanellaLos niños de preescolar se dirigen al aula por el corredor frontal que alberga un huerto orgánico. A la escuela asisten 40 niños de 3 a 12 años, pero esperan llegar a los 100. Todos ellos provienen de Jaureguiberry, que tras 25 años de espera ya tienen escuela propiaGabriel Díaz CampanellaEl huerto orgánico que abastece de frutas y verduras al comedor escolar es cultivado y cuidado por los propios niños. El agua que lo riega proviene de la lluvia, almacenada en tanques colocados al fondo del edificio, con capacidad para 30.000 litros.TagmaPara la construcción de la escuela también se utilizó madera local. Además del material reciclado, se emplearon madera, arena, pedregullo, cristales y concreto. La imagen está tomada desde una de las tres aulas, que recibe la luz natural desde el frente. En los días de invierno, la luz eléctrica es producida por las placas solares colocadas en el techo. TagmaLa entrada lateral vista desde el huerto, en el corredor frontal o galería invernadero. La escuela rural de Jaureguiberry se ha convertido en un atractivo para miles de visitantes y en una reliquia para los habitantes de la zona que han hecho propio este modelo de arquitectura sustentable. Tagma