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Cuando los malos muestran más valores que los buenos

Una prestigiosa jurista denuncia el abismo en el que se está hundiendo la sociedad italiana

La fiscal italiana Ilda Bocassini durante una conferencia de prensa sobre una operación policial contra la Mafia calabresa en Milán (Italia).
La fiscal italiana Ilda Bocassini durante una conferencia de prensa sobre una operación policial contra la Mafia calabresa en Milán (Italia).Giuseppe Aresu (AFP/Getty Images)

La fiscal Ilda Boccassini, azote durante años de Silvio Berlusconi y antes, mucho antes, compañera de Giovanni Falcone en su lucha contra la Cosa Nostra, publicó ayer una tribuna en el diario La Repubblica para defender a Roberto Saviano. Desde la publicación del libro Gomorra hace 10 años hasta la emisión actual de la serie sobre la Camorra, el periodista italiano no solo ha tenido que vivir bajo escolta para conjurar la amenaza de la mafia, sino también sometido a la crítica constante de quienes consideran que la recreación de la Italia mafiosa es perjudicial para la imagen del país y puede además convertirse en un modelo de actuación para las jóvenes generaciones. La fiscal, nacida en Nápoles y por tanto conocedora del paño, no solo arremete contra quienes demonizan a Saviano, sino que llama la atención sobre unas palabras del juez asesinado por la mafia siciliana en 1992: “Giovanni Falcone nos animaba a analizar el mal y a comparar al hombre común con el mafioso, subrayando que solo para este último es fundamental la cultura de pertenencia y la fidelidad a valores fundamentales como dignidad, respeto, honor, solidaridad. Valores por los cuales los mafiosos están dispuestos a morir”. Con amargura, la fiscal asegura que, durante su larga lucha contra el crimen, ha podido comprobar que, efectivamente, no siempre los buenos actúan mejor que los malos.

El artículo de Boccassini se publica junto a la investigación del último crimen machista perpetrado en Roma. Vincenzo Paduano, de 27 años, quemó viva a su exnovia, Sara di Pietrantonio, de 22, en una calle del barrio de la Magliana. La joven logró zafarse de su asesino en un primer momento y pidió ayuda, pero nadie se detuvo ni llamó a la policía. Vincenzo tuvo tiempo de rociar a Sara con gasolina, encender un cigarro y prenderle fuego.

Un joven motorista dijo al día siguiente: “Ella gritaba, pero pensé que sería una pelea como tantas”.

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