Favelas que caminan hacia la sostenibilidad

Lucas y Lia trabajan junto a los 'meninos' de la Vila para delimitar un campo de fútbol en las áreas comunes de la favela.Mayte Santos Albardía

Lia, líder de la Vila Nova Esperança, ha conseguido que la comunidad pase del abandono absoluto al reconocimiento político y social. Mayte Santos Albardía

Levy juega en la huerta urbana de la Vila Nova Esperança. Con solo cuatro años, practica lo que Lia defiende: “Enséñanos a convivir con la naturaleza, que vamos a hacerlo” Mayte Santos Albardía

Lia, frente a la sede de la Asociación de la Vila Nova Esperança, habla para los voluntarios que llegan a la comunidad para colaborar. Lucas escucha atento su discurso desde la puerta. Mayte Santos Albardía

Las “crianças” de la comunidad juegan en las calles sin asfalto de la favela. Mayte Santos Albardía

Un “menino” espera a sus amigos frente al parque infantil de la Vila Nova Esperança. Mayte Santos Albardía

Vaninha, moradora de la Vila Nova Esperança, camina entre las calles de la favela para llegar hasta su casa. Mayte Santos Albardía

Vitória muestra su último proyecto en el centro de innovación. Acude a él cada mañana para construir instrumentos útiles desde su propio conocimiento. Mayte Santos Albardía

Los niños de la comunidad juegan mientras esperan al autobús escolar, el único que llega hasta la Vila Nova Esperança.Mayte Santos Albardía

Moradores y voluntarios distribuyen sus tareas en un 'mutirão', para colocar papeleras por todas las calles de la comunidad. Mayte Santos Albardía

Tempei, orientador del centro de innovación de la favela, apoya los proyectos de tecnología social que niños, adolescentes y adultos desarrollan en este espacio comunitario. Mayte Santos Albardía

Lucas, Janaina y el Señor Inázio explican a uno de los 'meninos' de la Vila Nova Esperança las tareas pendientes de la huerta comunitaria. Mayte Santos Albardía

Robson enseña a sus compañeras el funcionamiento de los instrumentos de la fábrica de gafas de la Vila Nova Esperança. Mayte Santos Albardía

Dos niñas caminan junto a la huerta comunitaria de la Vila Nova Esperança.Mayte Santos Albardía