14 fotosUna dura lucha contra el desiertoEl proyecto de la Gran Muralla Verde del Sáhara y el Sahel arroja resultados en países como Níger, donde se recuperan la tierra y las oportunidades 06 may 2016 - 09:45CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceUn hombre se encamina hacia la capital de Níger, Niamey, por una tierra árida y seca, a la altura de Koulumbotey. La sequía que en 1984 y 1985 dio lugar a 'La Gran Hambruna' hizo que muchos árboles de la zona empezaran a morir. Algunos cálculos estiman que la desertificación se 'come' 1,5 millones de hectáreas cada año en esta región.© FAO (Giulio Napolitano)Una árida llanura cerca de Yayá (Níger). Los cálculos de Naciones Unidas estiman que, de no ponerse remedio y avanzar con proyectos como este, 60 millones de africanos de toda la región podrían verse forzados abandonar sus hogares en cinco años por la desertificación.© FAO (Giulio Napolitano)Un hombre trata de arar tierra árida cerca de Koulomboutey, en Níger. La ONU estima también que en 2025 podrían haberse perdido dos tercios de la tierra cultivable del continente por la desertificación. Por eso surgió la idea de crear un muro verde de bosque que frenara el avance del desierto. El plan original era una franja de arbolado de 15 metros de ancho que atravesara África desde el Atlántico hasta el Golfo de Adén.© FAO (Giulio Napolitano)Una mujer muele grano en un mortero en Koulomboutej (Níger). Las principales críticas hacia el proyecto original señalaban que era un plan diseñado en las instituciones en el que no se tenía en cuenta a las poblaciones locales. Pero hoy, la mayoría de las acciones trabajan directamente con las comunidades y van más allá de la reforestación. Se buscan técnicas y variedades locales para recuperar la tierra y plantar especies medicinales, que se puedan comer o que sirvan como forraje.© FAO (Giulio Napolitano)Una planta de tomate en un campo de Níger. Se anima a las comunidades que participan en proyectos como Acción Contra la Desertificación (auspiciado por la FAO) a que utilicen variedades adaptadas a las condiciones climáticas locales y a que busquen cultivos que puedan tener buena salida en el mercado.© FAO (Giulio Napolitano)También se apoya el uso de técnicas tradicionales o arraigadas en la zona. Estas medialunas o zanjas semicirculares suelen usarse para plantar hierba, arbustos o árboles pero también sirven para cultivos. Se introdujeron en Níger en 1980 por una ONG, ya que sirven también para rehabilitar tierra degradada. En la imagen, una mujer siembra en la media luna ya excavada.© FAO (Giulio Napolitano)Un hombre transporta barro desde una zona donde se hacen ladrillos a orillas de un arrollo natural en Níger. La recuperación del bosque y las técnicas de conservación y gestión del agua abren muchas posibilidades a la población local. Y el acceso al agua libera de la tarea de buscarla a personas, entre ellas muchas mujeres, que pueden participar en otras labores.© FAO (Giulio Napolitano)El ganado, medio de vida de muchos habitantes de la región, también se beneficia de la recuperación del pasto. En la imagen, animales pastando en las afueras de Gulbi (Níger).© FAO (Giulio Napolitano)Tres hombres trabajan en un nuevo vivero en Tera (Níger). La recuperación de la tierra genera nuevas oportunidades de vida y de futuro que, según algunos expertos, evitan la migración de miles de personas (y sobre todo, jóvenes) y los conflictos a los que estos desplazamientos podrían dar lugar.© FAO (Giulio Napolitano)Un funcionario forestal de Níger anota las necesidades de plantas que la comunidad de Tera cree que deben ser reintroducidas en la nueva etapa de plantación. La idea de la mayoría de los proyectos que componen la Gran Muralla Verde se basa en implicar a la población local.© FAO (Giulio Napolitano)Otros hombres trabajan en un vivero. Algunas comunidades han ido más allá y quieren recuperar zonas de arbolado, plantas y vida salvaje para explotar otras vías de ingresos sostenibles como el ecoturismo, siguiendo el modelo de países como Costa Rica.© FAO (Giulio Napolitano)No solo se trata de replantar, sino de fortalecer la seguridad alimentaria y generar nuevas fuentes de ingresos y medios de vida de las poblaciones al sur del Sáhara. Mujeres nigerinas recolectan tomates de una zona verde que se ha recuperado dentro de un pequeño bosque.© FAO (Giulio Napolitano)Hombres recogen heno en Tera (Níger). La forma de trabajar en estos proyectos, orientados a la sostenibilidad y a la resiliencia frente al cambio climático, se ha exportado ya por agencias como la FAO a otras zonas del planeta con problemas como Haití o Fiji.© FAO (Giulio Napolitano)Se calcula que el proyecto de una franja verde de bosque a lo ancho del continente está al 15%, y Senegal es el país que más ha avanzado en esta tarea. Pero en paralelo van surgiendo otras iniciativas integrales y con la obligación de sostenibilidad que efectivamente evitan que avance la desertificación. En la imagen, las tierras bajas de Tibiri (Níger).© FAO (Giulio Napolitano)