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Tribuna
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El PSOE eligió: un gobierno de cambio y progreso

El problema de Podemos es que los números de su programa económico no cuadran ni de lejos

Albert Rivera y Pedro Sánchez sellaron el pacto entre PSOE y Ciudadanos.
Albert Rivera y Pedro Sánchez sellaron el pacto entre PSOE y Ciudadanos. Chema Moya (EFE)

Hace unos días el secretario de Economía de Podemos escribía en estas mismas páginas que el escollo que ha impedido integrar a Podemos en un pacto de gobierno son las políticas incluidas en el acuerdo del PSOE con Ciudadanos, pues consolidan las principales reformas económicas del PP. Es curioso que diga eso, cuando el propio Rajoy ha afirmado que el acuerdo supone una enmienda a la totalidad de su mandato.

Es bien sabido que el contenido del acuerdo entre PSOE-C´s no tiene nada que ver con la negativa de Podemos a investir a Pedro Sánchez. Los ciudadanos recuerdan bien que Podemos se negó inicialmente a sentarse a debatir de políticas con el PSOE imponiendo un absurdo veto. Y es también sabido que dos veces, antes y después del intento de investidura, se levantó de la mesa de trabajo destinada a negociar un acuerdo de Gobierno. Es decir, pese a los numerosos intentos del PSOE, en estos meses nunca se logró que Podemos pasará de los eslóganes y las consignas para sentarse a debatir mínimamente de políticas. La formación morada ha antepuesto el referéndum independentista y el reparto de carteras de ministros a cualquier discusión de las medidas a pactar.

Pero hablemos de políticas. En su artículo, Nacho Álvarez elogia el programa electoral del PSOE (el mismo que tanto criticaron durante la campaña), aunque critica duramente el acuerdo con Ciudadanos. Sin embargo, el acuerdo refleja de forma mayoritaria el programa del PSOE y las concesiones a Ciudadanos no afectan a los fundamentos, ni principios del mismo. Es más, tras estudiar el último documento de 20 propuestas que Podemos entregó en la única reunión celebrada conjunta con PSOE y Ciudadanos, constatamos, y así se hizo público, que había amplia convergencia en políticas fundamentales (como sanidad o educación) y que hasta un 70% de las medidas propuestas podrían haber sido debatidas e incluidas. Pero Podemos no dio la oportunidad.

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Este escapismo a debatir medidas solo se explica en la lógica de quien sabe que las propuestas que ha pactado el Partido Socialista tienen un profundo sentido progresista y reformista. Es difícil argumentar que no es progresista plantear un ingreso mínimo vital para erradicar la pobreza infantil severa, multiplicar por cinco la inversión en políticas activas de empleo destinadas a los parados de larga duración, recuperar la universalidad de la sanidad pública, transformar las becas en derechos o reconocer el derecho a una vivienda en alquiler social a las familias desahuciadas, y así sucesivamente. Y solo faltando a la verdad se puede afirmar que el acuerdo con Ciudadanos no deroga los aspectos fundamentales de la reforma laboral del PP, ni combate la temporalidad laboral.

Podemos pudo elegir entre sumarse a la mayoría por el cambio o llevarnos a nuevas elecciones que darán una nueva oportunidad a Rajoy

Se pregunta el economista de Podemos cómo se van a financiar las políticas sociales prometidas sin poner en juego más recursos. No lo ha debido leer, pues el acuerdo con Ciudadanos plantea una reforma profunda de nuestro sistema tributario para mejorar su progresividad y elevar los ingresos públicos. Así, entre otros, se reformaría el impuesto de sociedades para que las grandes empresas tributen lo que les corresponde, se gravaría mejor la riqueza que ahora apenas contribuye o se introduciría una fiscalidad medioambiental moderna. Todo ello junto a una batería de medidas contundentes contra el fraude y la evasión fiscal. Calculamos que con esas medidas podríamos elevar los ingresos públicos sobre PIB en unos dos puntos estructurales, que es lo que dice el programa electoral.

El programa económico del PSOE refleja los valores y políticas propios de las socialdemocracias más avanzadas, propugnando un crecimiento sostenible e inclusivo, adaptado al mundo globalizado y competitivo actual, así como a las reglas que impone la pertenencia a la Unión Monetaria Europea, sin renunciar a mejorar su funcionamiento y hacerlo más democrático. Todo ello se refleja y se ha defendido a ultranza en la negociación y en el acuerdo con Ciudadanos.

Quizás a Podemos esto le sabe a poco, sobre todo comparado con los 96.000 millones de gasto y los 60.000 millones de subidas de impuestos que proponen. El problema es que los números de su programa económico no cuadran ni de lejos (y los hemos estudiado bien), por mucho que se utilicen multiplicadores fiscales a la carta, o se estimen ingresos que aumentarían significativamente los impuestos a la clase media asalariada. No está claro cuál es el modelo económico de Podemos, pero cabe preguntarse: ¿por qué es más de izquierdas un programa económico irrealizable, que con toda seguridad aumentará el déficit público y la deuda externa, generará enorme desconfianza en los inversores, ahogará la economía y llevará a España a incumplir sus compromisos con Europa? En el PSOE pensamos que así no se construye un programa progresista para la mayoría social, sino solo populismo puro y duro.

El papel lo aguanta todo, sin duda, pero gobernar es otra cosa y de eso Podemos puede dar pocas lecciones.

En definitiva, el Partido Socialista eligió, sí. Eligió un gobierno de cambio y progreso, en favor de la mayoría social y trabajadora, que luche contra la desigualdad y por la regeneración democrática e institucional de este país. Podemos también pudo elegir, entre sumarse a la mayoría por el cambio o llevarnos a nuevas elecciones que darán una nueva oportunidad a Rajoy y dejan claro que les importan más sus intereses personales que las personas a las que representan. Ya sabemos qué camino ha escogido.

Manuel de la Rocha Vázquez es secretario de Economía del PSOE.

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