Los turistas que visitan el sureste asiático pueden estar promoviendo el maltrato animal sin ser conscientes de ello. Así viven muchas especies en peligro de extinción
Shanghai -
Un hombre se acerca a un tarsero, el primate más pequeño del mundo, en un centro de Bohol, Filipinas. Son animales nocturnos, por lo que la llegada de turistas durante el día les priva de sueño y les crea estrés constante.
Zigor AldamaUna cuidadora del zoo de Shanghái sostiene a un pequeño primate. El centro se ha embarcado en un proyecto para acercar la fauna salvaje al público desde una perspectiva de concienciación y sostenibilidad.Zigor AldamaCachorros de tigre comen en una jaula del Templo de los Tigres de Tailandia. La falta de control sobre los ejemplares que nacen propicia el comercio internacional con sus cuerpos.Zigor AldamaElefantes a la espera de turistas para un viaje por la jungla del norte de Tailandia. El peso que se pone a su espalda tiene graves consecuencias en su delicada columna vertebral.Zigor AldamaUn turista se fotografía con un tigre en el Templo de los Tigres. Las ONG denuncian que son sedados y sometidos a todo tipo de tortura animal, pero el centro no se cierra.Zigor AldamaUno de los monjes del Templo de los Tigres utiliza un palo para poner al animal encadenado en la mejor posición para ser fotografiado.Zigor AldamaUn tigre enjaulado bosteza en una granja de tigres de Guilin. Es el ejemplar con mejor aspecto físico, razón por la que se utiliza para que los visitantes se retraten con él. Previo pago, por supuesto.
Zigor AldamaLas ONG denuncian que los espectáculos protagonizados por elefantes en Tailandia propician la crueldad en su entrenamiento. Algunos de los santuarios no lo son, aunque todos aseguran regirse por buenas prácticas.Zigor AldamaLos cuadros realizados por los elefantes se han convertido en uno de los souvenirs mejor pagados en Tailandia. Zigor AldamaUn orangután encerrado en una jaula en un centro de la isla indonesia de Sumatra.Zigor Aldama
