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Tentaciones
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LO QUE HAY QUE VER

Consoladores como protesta: el nuevo "haz el amor y no la guerra"

Los 'dildos' han pasado de objeto para provocar placer en la intimidad a ser utilizados como símbolo pacifista

Consoladores o dildos: Hemos pasado de mantenerlos como un secreto, escondidos en cajones sepultados por calcetines viejos, a necesitar adoptar su anglicismo porque con una sola palabra no nos basta para hablar de ellos. Junto con el resto de juguetes eróticos, disfrutan de su incorporación masiva a las vidas sexuales de millones de personas (en solitario o en pareja), y ahora además tienen la distinción de apuntarse otro tanto: el de ser los estandartes de nuestra vuelta de tuerca al movimiento “haz el amor y no la guerra”.

En los sesenta los hippies plantaba cara a las fuerzas armadas con sus flores, y ahora nos toca a nosotros hacerlo con nuestros consoladores.

Vanilla ISIS pide refuerzos

Llevamos un tiempo afinando la puntería de nuestro tira el dildo, y los últimos en ofrecerse como diana han sido los ultraconservadores integrantes de una milicia en Oregón. Apodados por el pueblo jocoso como “Y’all Qaeda” o “Vanilla ISIS”, este grupo de iluminados norteamericanos capaces de hacer parecer liberales a los comulgantes con el Tea Party decidieron tomar por la fuerza varios edificios federales y hacer trinchera. Cuando las provisiones empezaron a escasear, confiaron en la bondad de los desconocidos y publicaron una lista con todo lo que necesitaban. Imagínense su sorpresa cuando, ilusionados, comienzan a recibir paquete tras paquete de sus conciudadanos, sólo para abrirlos y descubrir que prácticamente todos contenían una de las pocas cosas que no habían incluido en su lista: consoladores. Jon Ritzheimer, su líder, grabó un video mostrando parte del arsenal recibido y su incomprensible descontento con el movimiento. Y decimos incomprensible porque, después de todo, el pueblo sí les envió víveres, concretamente penes comestibles.

Mándale un consolador a Putin.

Los “yeehawdistas” de Oregón no son los primeros ultraconservadores en activar la llamada de estos juguetes sexuales. En agosto de 2013, tras la decisión de Vladimir Putin de adoptar una ley contra la propaganda homosexual, un grupo de protestante se reunieron frente a la embajada de Rusia en San Francisco portando carteles que rezaban “envíale un consolador a Putin”. Una página de Facebook después (Send a Dildo to Vladimir Putin: 23, Ilyinka Street, Moscow, 103132, Russia) y la pertinente cobertura internacional, consiguieron que cientos de consoladores y derivados encontraran su camino hasta el eje neurálgico del presidente ruso bajo el eslogan “ayúdanos a empalar a Vlad”. Lamentablemente, ignoramos si el mismísimo Putin llegó a recibir (o incluso disfrutar) de algunos de estos regalos, lo que sí tenemos son las gloriosas imágenes de un heroico consolador teledirigido que, por lo que sabemos, bien podría haber prendido mecha a todo el movimiento cuando, en 2008, consiguió colarse en una importantísima y extremadamente serie conferencia política rusa.

Políticos orgullosos de sus consoladores por la magia de Photoshop.

Matt Haughey se encontró un día, tras una de tantas masacres en institutos de Estados Unidos, preguntándose exactamente lo que tantos otros nos hemos cuestionado: ¿por qué el gobierno no hace nada al respecto? Cansado de no encontrar respuesta y de ver en cambio cómo los políticos republicanos posan constantemente empuñando todo tipo de armas sintiéndose poco menos que héroes, decidió abrir un tumblr (GOPdildo) en el que reemplazar, a golpe de Photoshop, las armas que tan orgullosos sostienen estos políticos por toda clase de consoladores. Para Haughey, las fotos en sí son tan ridículas, que es fácil convertirlas en un chiste. “Admito que es algo estúpido” confesó a Medium, “pero al menos así me divierto y protesto a mi manera”.

El resultado, además de convertirse en un fenómeno viral, nos obliga a hacernos otra pregunta quizá tan importante cómo la propia duda que lo originó: ¿por qué nos sorprende más ver a políticos sosteniendo un jueguete erótico que un arma mortal?

Guarda tus consoladores, y armas, fuera del alcance de los niños.

A mediados de 2014, Evolve, una organización estadounidense cuyo fin es promover el uso responsable de las armas, lanzó una campaña para concienciar sobre la necesidad de mantener éstas fuera del alcance de los niños. Entre su estrategia, contaban con un anuncio que levantó gran revuelo: consistía en unos niños jugando con los consoladores de sus madres. Bajo el lema “si lo encuentran, van a jugar con ellos”, Evolve reemplazaba una vez más armas con juguetes eróticos, esta vez no para mofarse de sus portadores, sino para arrojar luz sobre un problema que acaba con, aproximadamente, la vida de cien niños al año en EE.UU. fallecidos a causa de accidentes domésticos con armas.

Dildos-not-guns

A partir de agosto de este año, entrará en vigor una nueva normativa que permitirá portar determinadas armas en los campus universitarios del estado de Texas. Para protestar esta, como mínimo, cuestionable decisión, un grupo de estudiantes de la Universidad de Texas en Austin han decidido llevar a sus clases otro tipo de arma menos mortal pero, a efectos virales, mucho más efectiva: nuestros queridos aliados los consoladores. El evento. programado para el 24 de agosto, está liderado por Jessica Jin, una estudiante que puede haber descifrado, según sus declaraciones a The Guardian, el por qué de este uso expansivo de tales objetos eróticos como arma pacifista en nuestras protestas. Según Jin, no recurrimos a ellos únicamente porque sean graciosos, que también, sino porque “señalan la naturaleza masturbatoria del poder que la gente siente al poseer armas”. Y añade “Además, el consolador ha conseguido ser el estandarte de una reflexión sobre lo que nuestra sociedad considera o no obsceno”.

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