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Tentaciones
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lo que hay que ver

Los mejores (y peores) papeles de Mario Casas

Repasamos la carrera del actor y llegamos a dos conclusiones: cuanta más carne, menos talento y cuanto más reciente, mucho mejor. ¿Estamos ante la conversión del 'sex symbol' en actor de prestigio?

Sergi Pons para El País Semanal

Mario Casas es una garantía de éxito en taquilla, una cara bonita consciente de su atractivo, un fenómeno mediático que anula su talento… Variadas etiquetas para comprender a un actor que no duda en aceptar sus limitaciones (entre ellas, la vocalización). Es más, un actor que es capaz de reírse de sí mismo (ese playback de Andy y Lucas que subió a YouTube siendo aún un desconocido es prueba de ello). “No soporto mi voz”, confesaba hace poco para alimento de sus haters. “Cuando me escucho en pantalla, quiero dispararme”. Sus fans dirán lo contrario, pero el número de veces que Mario Casas se quita la camiseta es inversamente proporcional a su ingenio interpretativo. Con motivo del estreno de Palmeras en la nieve repasamos la carrera de un actor desigual dividiendo sus papeles entre los mejores, y (parafraseando a Juanito, el hijo de Rajoy) los francamente mejorables.

Los mejores personajes de Mario Casas

Palmeras en la nieve (2015)

El actor fetiche de Fernando González Molina lo dejó claro: “Me han regalado al personaje que llevaba esperando desde que soñaba con ser actor”. Ni Fuga de cerebros, ni las dos partes de la saga basada en los libros de Federico Moccia del mismo director. Kilian es uno de esos protagonistas de novela al que vemos evolucionar durante dos décadas. Para recuperar la inocencia del chaval que llega a Guinea Ecuatorial, el actor se vio alguno de sus primeros trabajos televisivos, pero no aguantó mucho: "Me daba vergüenza ajena". Si lo dice él, nosotros no le llevaremos la contraria. En Palmeras en la nieve, Casas se muestra desnudo en cuerpo y alma y logra una interpretación solvente, especialmente, cuando su personaje madura y se aleja del aspecto imberbe.

Grupo 7 (2012)

Acosado por los paparazzi en la vida real y encasillado en la ficción como el galán de turno, Mario Casas dejó de romper corazones para cargarse esquemas interpretando a este policía corrupto y violento en la Sevilla pre Expo. Decía su director, Alberto Rodríguez, que Casas tenía una fotogenia especial, que había visto pocas veces, de “actor clásico estadounidense”. Y le dio una secuencia que hizo las delicias de sus fans y de sus haters, por diferentes motivos: aquélla en la que Casas sale junto a sus colegas en calzoncillos, arrastrándose por el suelo, mientras un grupo de figurantes (los habitantes de viviendas del extrarradio de la ciudad andaluza) los insulta y escupe.

Fuga de cerebros (2009)

Fue una de las comedias del año, y Casas (que por aquella época arrasaba en Los hombres de Paco) sirvió de reclamo junto a Amaia Salamanca (que hacía lo propio en Sin tetas no hay paraíso). La ópera prima de Fernando González Molina triunfó (sólo Ágora de Amenábar hizo más taquilla en 2009) porque adaptó los estereotipos de la comedia americana dándoles el toque de gracia española. Una historia de amistad en la que Casas destacó por su vis cómica. Emilio era el típico friki patoso, un loser que quiere conquistar a la chica de la que ha estado enamorado toda la vida. ¿Que nos afeaban al gran seductor? Más morbo.

Mi gran noche (2015)

Álex de la Iglesia ha logrado con este remedo de Chayanne casposo poner a Mario Casas a bailar. Nada menos. Con el pelo largo, rubio y rizado, a lo Bisbal, camisa desabrochada y mirada "acero azul" Zoolander, Adan ponía a cien a sus groupies (las afamadas adanniers), pero desde una torpeza excusable. La caricatura del cantante contó con la improvisación del actor en muchas de las escenas, inspirándose, dice, en el conquistador que todos llevamos dentro, ése que se marca los selfies poniendo caras “melofo”.

Los peores personajes de Mario Casas

El barco (2011- 2013)

Vale que alta mar hace calor y lo que se dice contar con un fondo de armario es una utopía, pero en esta serie, que duró tres temporadas, Mario Casas se exhibía hasta límites insospechados que sólo ha superado otro macho ibérico, Miguel Ángel Silvestre. Ver al chulito de Ulises Garmendia y su objeto de deseo, Ainhoa Montero (Blanca Suárez), duchándose en pelotas como si sufrieran el rubor de los 12 años o cómo Casas emulaba al Robert Redford de Memorias de África lavándole el pelo a cámara lenta son de los mayores WTF televisivos que se recuerdan. Inolvidable, para acompañar, ese chat en directo que se marcó Casas con sus fans

Los hombres de Paco (2005-2010)

Memorable serie policiaca en la que, sin embargo, Casas era un cliché, el estereotipo de Don Juan adolescente. Que si una escena mientras se desnuda con Michelle Jenner, la hija de Paco. Que si un rollito “sólo sexo” con la jefa (Goya Toledo). Que si un coitus interruptus en “la primera vez” de Clara Lago. Que si un polvazo con Laura Sánchez, lesbiana antes de tenerle a tiro… Al sexy y dulce Aitor no se le resistía nadie ni nada, bueno, sí, las buenas críticas.

Mentiras y gordas (2009)

El debut como protagonista en el cine del actor televisivo fueron fuegos artificiales. Mucho ruido y pocas nueces. Todo muy superficial, un Trainspotting del petardeo. Mentiras y gordas hacía una crítica de la juventud, sexo, drogas y rock and roll, y se resumía en una moraleja: qué mala es la noche. Casas se vino arriba interpretando a un homosexual que se enamora del personaje de Yon González. La escenaca "sexuar" entre ambos copa los puestos de lo más visto del actor, aunque dudamos que sea por motivos cinéfilo-artísticos. Aún así, es lo único que se recuerda de esta vergonzante comedia.

Tengo ganas de ti (2012)

Se podría hacer un pack con Tres metros sobre el cielo (2010). Las historias azucaradas de Federico Moccia hablan de amores trágicos, romances desbocados, love stories que cautivan a l@s cientos de fans del actor, pero que para el resto de la Humanidad resultan soporíferas y empalagosas. Ya no sólo estaba Babi (María Valverde), la pija que enamoraba al malote Hache, ahora se formaba un triángulo amoroso con Gin (Clara Lago). Lo peor no fue que Casas picase,emulando a este James Dean de palo, si no que repitiese el mismo año en que estrenaba la magnífica Grupo 7.

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