Una legión de pequeños emprendedores inundan las calles para escenificar la epopeya diaria de la supervivencia. Son los niños "en" la calle que en su eterna pugna tras las monedas trabajan jornadas interminables de limpiabotas, carretilleros, vendedores y un sin fin de oficios invisibles para ayudar en la economía familiar. Muchos de los niños trabajadores que conocí se hallaban en pleno tránsito de abandonar el hogar familiar para convertirse en niños "de" la calle. Obligados a renunciar a los sueños de infancia, se aferran a la "libertad" de las calles en busca de autoestima. Sobrevivir en la calle no es nada fácil, muchos mueren a una temprana edad, otros subsisten desarrollando grandes cualidades de superación, y sólo unos pocos logran salir de ella para emprender una nueva vida. Acusados y criminalizados de maleantes, drogadictos y delincuentes, la realidad de estos niños, niñas y adolescentes se muestra muy distinta.
En un viaje plagado de paradojas, encontré luz y extraordinarias lecciones de vida en oscuros callejones sin salida. Estas son algunas de las muchas historias que se cruzaron en el camino.
En la imagen, Luis con el mundo a sus pies en Quito (Ecuador), mostrando los centavos que ganó como lustrador.