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Libros con extra de ketchup

Javier Salvatierra

He de confesarlo. No puedo más con este peso. Sí, algunas, muy pocas, pero algunas veces llevo a mis hijos a restaurantes de comida rápida. Sí, hamburgueserías también. Me acuso. Bien, dicho esto, admitiré que la multinacional de la guarrindongada (que diría El Comidista) a la que acudo en esos casos es una que empieza por M y termina por ‘s. No es que le tenga más fe que a la que empieza por B y acaba por G, sino que me pilla más cerca. También es cierto que en los últimos años es la que ha intentado con más ahínco darse una pátina de salubridad y ha tratado, por un lado, de hacer algo más sano el repertorio y por otro, de acercarlo a las tendencias culinarias más chic. Pero hay una cosa de esta cadena que siempre, pase lo que pase, me defrauda y me da ganas de levantarme de la mesa, devolver mi bandeja y exigir la devolución de mi dinero: El regalo que dan a los niños con el menú infantil. Sin embargo, ahora van a hacer una cosa que igual hace que cambie este último aspecto. ¿Quereis saber qué es?

Varias portadas de libros de Roald Dahl.

Vale, igual suena un poco pedante. El caso es que McDonald’s está regalando en Reino Unido, con cada Happy Meal, su menú infantil, un librito de Roald Dahl, según he leído en el diario británico The Guardian. Sí, el autor de títulos como Charlie y la fábrica de chocolate, Matilda o James y el melocotón gigante. Bueno, no es que vayan a regalar los libros enteros, pero sí pequeños volúmenes con extractos de estos cuentos. Va a entregar un total de 14 millones de libritos durante seis semanas a partir del 23 de septiembre, pero solo en Reino Unido (Dahl era británico, aunque tenía ascendencia noruega).

La iniciativa está impulsada por la National Literacy Trust, una organización benéfica que se dedica a promocionar la alfabetización y la lectura. “Se trata de llegar a la calle, donde están las familias. Muchos padres habrá disfrutado el mundo fantástico de Roald Dahl cuando eran jóvenes y ahora pueden compartir esas historias con sus hijos. La campaña va a llegar a millones de niños, incluyendo algunos que nunca han tenido un libro, lo que ayudará a que disfruten la lectura y mejoren sus oportunidades”, dice a The Guardian la número dos de la National Literacy Trust, Abigail Moss. No es la primera vez que McDonald’s y la NLT colaboran en un intento de promocionar la lectura. Ya lo hicieron en 2013 con una campaña similar denominada Happy Readers. En esa campaña, que fue muy bien recibida, según cuenta Moss, llegaron a regalar, en dos años, casi 23 millones de libritos.

Aunque han surgido voces en desacuerdo con la iniciativa (leo que una organización de defensa de la salud infantil pide su retirada en Australia porque considera que anima a los niños a comer comida basura), a mi me parece que es una buena idea. Los niños van a querer ir a esos sitios de todas formas y los padres seguiremos cediendo de vez en cuando y los llevaremos y guarrearemos un poquito ese día. Luego, para apaciguar nuestras conciencias, les daremos un extra de fruta para merendar, o en la cena, o al día siguiente, quizá un puré de verduras.

Pero seguro que algo menos tendré que apaciguar mi conciencia si se llevan a casa un libro que si se llevan un juguetito de plástico. Que, además, tengo que decirlo, casi siempre frustra sus expectativas. No digamos las mías. Da igual qué personaje de la peli del momento recree el cacharrito, suele dar muy poco juego y acaba tirado por la casa sin que nadie le haga ni puñetero caso hasta que alguna alma caritativa lo rompe y encuentra la excusa perfecta para deshacerse de él o lo hace de todas formas echándole valor. Tengo en casa una especie de morsa de Ice Age nosécuántas que es como la chica de la curva, aparece cuando menos te lo esperas en el sitio más inimaginable.

No tengo noticia de que en España alguna de las principales cadenas de comida rápida hayan realizado una campaña como la de los libritos -animo a McDonald’s, Burger King o la que sea a que me corrijan si es así- pero estoy seguro de que tendría efecto y buena prensa. Si no es Willie Wonka o Los Cinco puede ser Mortadelo, Geronimo Stilton, Pupi, Mondragó, Los Futbolísimos, los cuentos maravillosos de Diego y Alba, las Princesas al ataque... Cualquiera de ellos da mucho más juego que una baratija de plástico. Y estoy seguro de que no cuesta más.

Comentarios

Hace un par de años estuvimos en el Burger King en Madrid (creo que es la primera vez que iba a un Burger King en mi vida) y a mis hijos les dieron como regalito un cuento de los clásicos bilingüe (inglés-español), aunque no eran muy allá. Y aquí en Francia, en McDonald's pueden elegir entre juguete y cuento, y han tenido una época en la que pidiendo comida para un niño y un adulto regalaban un juego de mesa (versión "de bolsillo"), que me parece más entretenido ...
Sé que en algún momento regalaron cuentos en el Burger King, porque una amiga le dió uno a mi hija (los tenía repetidos en casa).
Dentro de que estoy en contra de la comida rápida (por no decir basura) para los niños, al menos la iniciativa de regalar libros me parece muy productiva, mejor tener la casa llena de libros que llena de juguetes...

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