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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Giro radical del laborismo

El cambio de orientación puede alarmar a sectores moderados y poner en riesgo la imagen del laborismo como partido de Gobierno

El nuevo líder laborista, Jeremy Corbyn.
El nuevo líder laborista, Jeremy Corbyn.Jeff J Mitchell (Getty Images)

La victoria de Jeremy Corbyn como líder del laborismo británico obliga a una reflexión de calado sobre los dilemas que enfrenta la socialdemocracia europea para diseñar la estrategia con la que sobrevivir electoralmente al naufragio económico y social desencadenado por la crisis. Como los laboristas y sus primos continentales han verificado estos años en las urnas, el desplazamiento hacia el centro en busca de moderados y la bendición de los mercados ha desdibujado su perfil y les ha alejado de sus votantes tradicionales.

No es de extrañar que, en muchos casos, tras trasladar el mensaje de que “hicimos lo que pudimos, aunque no fue suficiente”, una parte de sus partidarios haya desertado o buscado alternativas que creen más auténticamente de izquierdas. Desde fuera, los socialdemócratas parecen en demasiadas ocasiones una fuerza ideológicamente ambigua, demográficamente envejecida y con poca ambición transformadora, que en lugar de corregir la desigualdad y la justicia social se conformaría con impedir un deterioro aún mayor del Estado de bienestar.

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En ese deprimente contexto, la ilusión que ha despertado Corbyn entre militantes y simpatizantes, especialmente entre los más jóvenes, que han participado de forma masiva en su elección, habla tanto de la demanda de cambio como de la perspectiva de renovación generacional en las bases, imprescindible para pasar la página de Blair, en tiempos un líder atractivo y hoy ejemplo de cómo el pragmatismo puede desembocar en el cinismo. La elección de Corbyn demuestra que a pesar de las críticas al anquilosamiento de las democracias, en ellas hay espacio tanto para la vieja como para la nueva política. Otra cosa es que eligiendo a Corbyn los laboristas mejoren sus posibilidades de gobernar. Eso lo tienen que decidir los votantes. Pero es indudable que este giro a la izquierda puede alarmar a algunos sectores moderados y poner en riesgo la imagen del laborismo como partido de Gobierno.

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