14 fotos¿La hora del té?La invisibilidad de las difíciles condiciones de vida de los trabajadores ruandeses en las plantaciones perpetúa su situaciónSebastián RuizRuanda - 10 sept 2015 - 12:13CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceDesde la plantación de té se pueden observar las casas de los trabajadores, propiedad de la empresa, en la ladera de la montaña: sin electricidad ni agua potable.Sebastián RuizUlises Habyarimana es el responsable de una extensión de aproximadamente tres campos de fútbol y 500 personas. En la mano sostiene una hoja de té.Sebastián RuizUno de los trabajadores recoge con las manos las preciadas hojas: las más tiernas y frescas tienen que ser las que rellenen, poco a poco, la cesta de mimbre que es aguantada con su frente.Sebastián RuizStephane, de ocho años años, carga con la responsabilidad de 15 kilogramos para llevar un pequeño ingreso a su familia de cinco miembros. Los datos del Instituto Nacional de Estadísticas de Ruanda muestran que unos cinco millones del total de la población del país son niños menores de 18 años de edad (alrededor de 49.6%). La misma encuesta reveló que 110.742 niños de entre 6 y 17 años estaban trabajando en el sector de la agricultura que emplearía a la mayoría de ellos (40,8%).Sebastian RuizUna trabajadora posa ante la cámara mientras hace un parón de escasos dos minutos para aliviar el peso de su espalda.Sebastián RuizAnte la imposibilidad de dejar a los recién nacidos al cuidado de alguien, esta imagen se repite a lo largo de los campos de cultivo de té: madres que trabajan con sus hijos atados a la espalda.Sebastián RuizUna de las trabajadoras posa con el saco cargado de hojas de té a la cabeza, probablemente cerca de 10 kilogramos.Sebastián RuizUn alto en el camino para mostrar a la cámara la situación extrema de los trabajadores. Unas 12 horas al día por 30 euros al mes.Sebastián RuizEl camino que conduce al cobertizo donde serán pesados los sacos es desolador. El cansancio tatuado en las caras hacen de esta imagen un ritual diario.Sebastián RuizEs el medio de transporte del responsable de esta parcela, Ulyses. Una suerte de privilegio en un país dominado por colinas, dicen que mil.Sebastián RuizEn el cobertizo los trabajadores pesan los sacos de rafia o tela dura en una balanza. El ritmo es frenético. En cuanto haya tomado nota el responsable volverán a los campos para seguir recogiendo hojas de té.Sebastián RuizUn grupo de trabajadores espera su turno para que le pesen sus sacos.Sebastián RuizUno de los empleados toma nota de los sacos de cada persona y del número de kilogramos que portan. Los niveles son muy exigentes ya que los trabajadores se juegan vivir con un euro al día.La última fase en la montaña. El camión es cargado de sacos y el conductor espera para transportarlos a la fábrica donde serán procesadas las hojas de té que luego serán exportadas.Sebastián Ruiz