15 fotosDos edificios se deshielanLa sede de Cuba en Washington es un palacete de inicios del siglo XX y la de EE UU en La Habana un edificio modernistaPablo de Llano NeiraSilvia AyusoMéxico - 20 jul 2015 - 07:30CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceÚltimos retoques en la sede diplomática de Cuba en Washington antes de la ceremonia de este lunes. En la imagen un operario con el rostro del Che Guevara tatuado en el antebrazo y a su derecha, a un lado de la puerta tapada con una cortina, la nueva placa del viejo edificio en la que se leerá Embajada de Cuba.YURI GRIPAS (REUTERS)El inmueble 2630 de la Calle 16 en Washington recupera este lunes su plena naturaleza de embajada de Cuba en Estados Unidos. El edificio diseñado por la firma de arquitectos MacNeil & MacNeil al estilo francés fue inaugurado en 1917. En 1961 cerró por la ruptura entre Estados Unidos y el gobierno revolucionario de La Habana y en 1977 volvió a funcionar pero no como embajada sino como Sección de Intereses bajo amparo diplomático de Suiza.YURI GRIPAS (REUTERS)En los archivos de Washington, el 2630 de la Calle 16 figura como “una de las residencias más imponentes y enigmáticas” de la ciudad, un edificio “cuyo origen se perdió en las turbulencias de dos guerras mundiales, intrigas internacionales y una revolución”. En la imagen, de blanco, el cubanoamericano Manuel Delgado, llegado de Las Vegas para celebrar la histórica reapertura de la embajada.YURI GRIPAS (REUTERS)En la imagen, la placa que hubo hasta ahora anunciando la Sección de Intereses es retirada para colocar la nueva. Conocido por pocos, el edificio diplomático cubano cuenta con el que tal vez sea el bar más misterioso de la capital, el Ernest Hemingway. Situado en una de las salas en la primera planta del edificio cubano, se trata apenas de una pequeña barra en la que se sirven —o eso aseguran quienes los han degustado— los mejores mojitos de la ciudad.BILL GORMAN (AP)El edificio fue construido como residencia del entonces enviado extraordinario cubano en Washington, Carlos Manuel de Céspedes y Quesada, hijo del líder de la independencia cubana Carlos Manuel de Céspedes. En la imagen, del 13 de marzo de 1921, De Céspedes sale de la mansión.Library of CongressEl entonces coronel Fulgencio Batista saluda en la sede diplomática de Washington al embajador Pedro Fraga el 10 de noviembre de 1938. Dos años después Batista sería elegido presidente de Cuba y posteriormente, en 1952, daría un golpe de Estado tras el que implantaría una dictadura que sería derrocada siete años más tarde por el movimiento revolucionario.Library of CongressLos últimos retoques al edificio se los dio el que sería el penúltimo embajador en Washington antes de que EE UU y Cuba rompieran relaciones diplomáticas en 1961. Fue el arquitecto Nicolás Arroyo, exministro de Obras Públicas de Batista. Aunque su estancia fue fugaz, alcanzó a decorar la casa con tantas antigüedades que la revista The Diplomat la calificó como “una de las residencias diplomáticas más bellas de la capital”.Library of CongressEste lunes también cambiará de estatuto la sede diplomática de EE UU en La Habana. Deja de ser Sección de Intereses y se convierte en embajada a todos los efectos, aunque la ceremonia del cambio no se celebrará este lunes como la de la embajada cubana en Washington sino en una fecha cercana aún por determinar. En la imagen, la legación estadounidense en La Habana este domingo.Ernesto Mastrascusa (EFE)Una pareja en la terraza de un bar con vistas a la legación diplomática de Estados Unidos en La Habana el sábado por la noche. Si bien existen rumores de que el gobierno de EE UU contempla la posibilidad de cambiar de edificio para la nueva embajada (hasta ahora, como Sección de Intereses, ya contaba con 300 trabajadores entre estadounidenses y personal de apoyo cubano) de momento este edificio será la sede.Ramon Espinosa (AP)El edificio es modernista, un estilo que en aquellos tiempos simbolizaba también los principios de la potencia estadounidense. "El modernismo representaba deliberadamente los valores políticos que EE UU pretendía extender por el mundo: una promesa de prosperidad y oportunidades apoyada en la tecnología y la industralización", se lee en un artículo sobre el edificio de la revista especializada Archdaily. En la imagen, del 3 de abril de 1951, la obra en desarrollo.ARCHIVO NACIONAL DE EE UUImagen del 23 de enero de 1951 de la embajada de Estados Unidos en construcción. Al fondo se ve el mar. A 140 kilómetros hacia el norte están las costas de Estados Unidos. La legación fue edificada justo en el Malecón de La Habana y se ha convertido en uno de las piezas arquitectónicas más características del perfil costero de la capital cubana.ARCHIVO NACIONAL DE EE UUInaugurado en 1953, el edificio diplomático de EE UU es obra del estudio de Wallace Harrison y Max Abramovitz, autores también del cuartel general de la CIA en Langley, Virginia. El parecido en el diseño (aunque a una escala mucho menor) con la sede de Naciones Unidas en Nueva York se debe a que Harrison fue el arquitecto técnico del edificio del organismo internacional. Wallace Harrison también diseñó el Rockefeller Center.ARCHIVO NACIONAL DE EE UULa biblioteca de la embajada de EE UU en La Habana en 1953. La legación cerró en 1961 cuando Cuba y EE UU rompieron relaciones y -al igual que la sede diplomática cubana en Washington- reabrió en 1977 con el estatuto de Sección de Intereses tras un acuerdo entre Jimmy Carter y Fidel Castro.ARCHIVO NACIONAL DE EE UULas astas de la conocida en Cuba como 'Tribuna Antimperialista', frente a la sede diplomática de EE UU, vacías este domingo por la mañana a excepción de una bandera cubana. En 2006 el Gobierno cubano instaló un bosque de banderas negras frente a la Sección de Intereses como desagravio a las noticias y mensajes de derechos humanos que Washington emitía desde un panel electrónico instalado en la quinta planta de su oficina.Ramón Espinosa (AP)Una mujer camina por La Habana con un vestido con los colores de la bandera de Estados Unidos, una moda incipiente entre las cubanas ahora que el deshielo entre Cuba y EE UU está propicioando que los símbolos del país vecino dejen de ser anatema.ENRIQUE DE LA OSA (REUTERS)