El tren europeo de la discordia
Fiasco del ferrocarril de alta velocidad entre Holanda y Bélgica, diseñado en Italia
Fyra es el nombre del tren de alta velocidad que debía cubrir a partir de 2009 el trayecto entre Holanda y Bélgica pero se malogró en 2013 tras innumerables problemas técnicos. Contratados a la firma de transportes AnsaldoBreda, con sede en Italia, los vehículos en cuestión tuvieron los primeros fallos al mes de su estreno. Diversos defectos dejaron los convoyes parados por pérdida de piezas, malos frenos, cables sin aislamiento adecuado, baterías recalentadas, corrosión y puertas que no cerraban bien, entre otros. La empresa echó la culpa a las autoridades belgas y holandesas por haberse empeñado en alcanzar la velocidad máxima, para ganar clientela. Cuando los contratiempos se acumularon, el servicio fue anulado. A continuación el Parlamento holandés emitió una conclusiones demoledoras.
Lloyd´s Register, que se ocupó de certificar la calidad de los trenes entregados por la compañía italiana, aseguró que salieron demasiado pronto de fábrica. Tenían al menos 200 mejoras pendientes. Las prisas pudieron contribuir al desastroso final, apuntaron sus expertos, antes de que la comisión parlamentaria cifrara en “casi 11.000 millones de euros el coste de un fiasco donde el pagano ha sido el viajero”. No solo fueron los trenes. Tan abultada cantidad incluye el pobre diseño y mantenimiento de vías, túneles y puentes holandeses.
“Las autoridades y los Ferrocarriles Nacionales (NS) tenían grandes ambiciones y nula experiencia en este terreno. AnsaldoBreda trabajó por su cuenta, y ministros y ejecutivos ferroviarios no hablaban entre ellos, ni tampoco se sentían responsables de los problemas”, han concluido los diputados. La dirección de NS ha pedido disculpas, pero no así el ministerio de Transportes. Aunque lo peor ha sido el colofón de los comisionados. Los holandeses, dicen, “no saben hablar con los belgas y todavía les resulta más difícil hacerlo con los italianos”. Más que un proyecto malogrado, ha sido un ejercicio de desunión contrario a la palabra Fyra. Nada menos que una derivación de fier/fière, que significa orgullo tanto en holandés como en francés
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