13 fotosObrajes: el encierro bolivianoLas 450 mujeres y 200 niños de una prisión en La Paz viven inmersos en la pobreza y son víctimas de violencia y abusos La Paz - 25 jun 2015 - 10:13CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceEn 2013, el Gobierno boliviano admitió que, aproximadamente, 2.000 menores de edad convivían con sus padres en las cárceles del país. La ley 2298 de Ejecución y Supervisión de Penas faculta a las personas privadas de libertad a vivir con sus hijos hasta que lo menores cumplan los seis años, pero debido a la falta de recursos de las madres y la carencia de instituciones públicas para ofrecer ayuda, los hijos residen junto a sus madres hasta bien entrada la adolescencia llegando, en algunos casos, a cumplir los 16 años de edad dentro de la prisión.Santi PalaciosEl patio de Obrajes, como los de muchas otras cárceles bolivianas, parece un pequeño pueblo formado por la aglomeración de toldos por los que las reclusas pagan para ocupar durante el tiempo que permanecen en prisión. Se trata de pequeñas y precarias chabolas, algunas realmente diminutas, construidas con ladrillo, madera, cartón y otros materiales. En ellas, mujeres e hijos guardan sus pertenencias, cocinan, comen y pasan el día. No hay toldos para todas ni todas pueden permitirse pagar por ellos, así que muchas mujeres se ven obligadas a pasar el día debajo de alguna sombra para resguardarse del sol del altiplano.Santi PalaciosEl 80% de las mujeres está recluido bajo prisión preventiva, sin juicio ni condena y, en muchos casos, pueden pasar años en la cárcel antes de que comiencen sus procedimientos legales. La falta de garantías de los procesos judiciales y la ausencia de recursos económicos para afrontarlos obligan a muchas a vivir años de condena por delitos menores.Santi PalaciosEn Obrajes las mujeres deben pagar los costes de necesidades básicas como la higiene, la alimentación y la salud, así como afrontar la manutención de los hijos que viven dentro y fuera de la cárcel, sin apenas contar con recursos ni, en muchos casos, apoyo familiar. Dentro de la cárcel hay algunos oficios remunerados como la lavandería, teléfonos y algunos quioscos, pero los ingresos son muy pequeños y pocas pueden ocupar uno de esos puestos remunerados cada año.Santi PalaciosLas mujeres privadas de libertad también deben ocupar su tiempo en los trabajos no remunerados, que son asignados por la directiva del centro, como la limpieza de los dormitorios y los baños, cocinar para la población penitenciaria, atender la cocina del plantel administrativo o recoger las basuras.Santi PalaciosEn la cárcel de Obrajes existe un único ambiente para visitas conyugales y no se utiliza debido a la precariedad del espacio. Las presas sólo pueden tener un encuentro íntimo con sus parejas en alguno de los pequeños toldos que se distribuyen por el patio y los pasillos de la cárcel. Sólo una minoría de las mujeres que tienen relaciones sexuales o sentimentales con otra u otras presas lo reconoce públicamente debido al estigma que supone ante la policía y el resto de compañeras.Santi PalaciosEl nivel de hacinamiento impide a las mujeres llevar a cabo una vida activa dentro de la cárcel de Obrajes. La incertidumbre respecto a los procesos legales, la ausencia de recursos para mantener a los hijos, el aburrimiento y la falta de actividad física y laboral deriva en en cuadros de ansiedad y depresión diagnosticados por los psicólogos que visitan la prisión con regularidad.Santi PalaciosUna de las consecuencias derivadas de las alteraciones psicológicas que sufren algunas de las mujeres privadas de libertad es el aumento de la violencia hacia los hijos e hijas. Los cuadros de depresión y ansiedad también han sido diagnosticados en menores de edad que viven dentro de la cárcel.Santi PalaciosLa vulnerabilidad, la dependencia económica y la exclusión social empujan a muchas de estas mujeres a transportar o vender o cocaína, principal motivo de encarcelamiento, y ese entorno también conduce a un alto nivel de drogodependencia para el que las presas no reciben ayuda dentro del centro penitenciario.Santi PalaciosLa precariedad de las instalaciones supone un problema para la salud de las presas. La cárcel cuanta con varias habitaciones repletas de literas en las que las 450 mujeres y 200 niños deben encontrar un hueco para dormir, pero muchas se ven obligadas a pasar la noche sobre colchones en el suelo, soportando las bajas temperaturas nocturnas del altiplano, debido a la falta de espacio.Santi PalaciosEl 75% de las mujeres privadas de libertad que viven en Obrajes son de ascendencia aimara. La mayoría habla castellano, pero quienes sólo hablan la lengua aimara no llegan a comprender sus propios procedimientos judiciales.Santi PalaciosLa vulnerabilidad y la exclusión social fue la causa de encarcelamiento para la mayoría y la ausencia de políticas efectivas que ayuden a estas mujeres a mejorar su situación económica y social cuando salen de la cárcel conducen a la reincidencia.Santi Palacios