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Las otras joyas de la corona

Mónica Vinader, una española afincada en Londes, diseña para reinas y famosas. La reina Letizia y Kate Middleton, entre sus clientas

Mónica Vinader, diseñadora de joyas para reinas y famosas.
Mónica Vinader, diseñadora de joyas para reinas y famosas.

La clientela de la diseñadora española Mónica Vinader ha sido estelar desde sus comienzos. Actrices como Kate Winslet y Emma Watson o modelos como Cara Delevingne, Claudia Schiffer y Suki Waterhouse son algunas de sus habituales. Sin embargo sus piezas apuntan más allá de la alfombra roja para desbancar nada menos que a las joyas de la corona. En la inauguración de las exposición de obras del Kunstmuseum Basel en el museo Reina Sofía, doña Letizia eligió unos pendientes de ónice verde de la firma a la venta por unos 150 euros. Para una de sus primeras galas después de la confirmación de su segundo embarazo, Kate Middleton prefirió unos pendientes y collar de diamantes de Mónica Vinader a las opulentas alhajas que la reina Isabel pone a su disposición. Es más que probable que el efecto Kate disparase las ventas de la donostiarra, pero desde la firma ni confirman ni desmienten. “Me siento muy orgullosa cuando veo a mujeres de perfil alto con mi joyería pero nunca diseño pensando en ellas, hago lo que me gustaría llevar”, responde Vinader en un correo electrónico. Es una pena no poder conversar en persona con la diseñadora, que podría pasar horas explicando cómo elige y corta sus gemas en India o dónde encuentra las alfombras marroquíes que decoran sus tiendas. Su equipo asegura que no ha tenido tiempo ni para una breve entrevista telefónica. Justificantes no le faltan. En los últimos días ha viajado a Dubái para inaugurar nueva tienda, ha ultimado la mudanza de su estudio de diseño a una mansión campestre de Norfolk y ha estado en Londres supervisando la presentación de la nueva colección.

Esta endiablada agenda dice mucho sobre el momento en el que se encuentra la joyera. La marca Vinader arrasa. La prensa británica asegura que las ventas en 2014 alcanzaron unos 20 millones de euros, prácticamente el doble que el año anterior. La marca que comenzó hace casi una década en un granero cerca de la casa de Mónica en Norfolk es hoy una empresa con puntos de venta internacionales y más de 100 empleados. El año pasado abrieron tienda insignia en Chelsea, una de las zonas más exclusiva de Londres y boutiques en Hong Kong y Emiratos Árabes Unidos. En medio de esta vorágine se comercializaron 390 nuevos modelos, la mayor cantidad hasta la fecha.

Parte de su éxito reside en adelantarse al resto. Identificó una laguna en el mercado, el territorio poco explorado entre las cadenas de moda y Cartier, y fue pionera en colaborar con blogueras para demostrar cómo combinar entre sí sus productos. Con precios que van de los 70 a los 7.000 euros, Mónica Vinader busca dirigir una marca de “lujo asequible”. Este equilibrio se logra mediante piedras -preciosas o semipreciosas- con variaciones naturales que garantizan que ninguna es igual a la anterior, y una antigua y casi olvidada mezcla de plata de ley y oro de 18 kilates, que provocó el desdén de muchos joyeros cuando empezó a vender en Liberty, prestigiosos grandes almacenes de la capital británica. Muchos se deben estar preguntando por qué no tuvieron la misma idea. Su filosofía podría condensarse en el best seller de firma, el brazalete Fiji, compuesto por hilo de colores y metal que toma su inspiración de las pulseras hippies de la amistad.

Mónica Vinader trabaja junto a su hermana menor Gabriela, que en 2008 dejó un puesto de ejecutiva en Amazon para unirse a ella como jefa de operaciones. Su llegada expandió el negocio y fue un punto de inflexión para la empresa. Las dos estudiaron en el liceo francés de Madrid y pasaron los últimos años de colegio en Inglaterra, donde echaron raíces, pero mientras una creativa y artística, la otra es analítica. “Gaby y yo somos muy diferentes”, admite la diseñadora. “No obstante, ambas tenemos presente el aspecto comercial. Nuestros padres fueron emprendedores y algo se contagia”. Sus progenitores, que hoy viven con Mónica y su marido e hija, se dedicaban al negocio de las antigüedades. La madre, Teresa Azpilicueta, puede presumir de haber sentado las exquisitas bases del imparable negocio familiar: “Coleccionaba joyas Art Decó y me dejaba disfrazarme con ellas”, explica Vinader. “Creo que de ahí viene mi mantra de lo accessible”.

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