
Así se construye una letrina
Una de cada tres personas en el mundo no tiene acceso a retretes. En Tanzania, la ong ONGAWA ha diseñado un catálogo para ayudar a artesanos y emprendedores a ofrecer opciones económicas y eficientes a sus comunidades


Una de las herramientas fue un catálogo diseñado con la financiación de la Universidad Politécnica de Madrid que sirviera para identificar, analizar, desarrollar y promocionar diversas opciones de saneamiento para los hogares que fueran sostenibles y económicamente asumibles.
Ongawa
Otras organizaciones están implementando programas de sensibilización y promoción de higiene para explicar a las comunidades cómo pueden mejorar sus vidas en términos de salud, así como en la puesta en marcha de líneas de crédito para solucionar la segunda. Para solucionar el tercer problema, Ongawa y la Universidad Politécnica de Madrid diseñan este catálogo, entre junio y noviembre de 2014, adaptado a las condiciones naturales y culturales de la región de Dodoma.
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La clave no es solo que sepan hacerlas, sino que aprendan a promocionar sus productos y su negocio prospere. Así se contribuye a resolver la falta de saneamiento en la zona y a la vez se impulsa la economía local.
La organización buscó a varios profesionales del sector y les formó en la compra de materiales, la construcción de los sanitarios, los precios, la promoción... Para llegar a todas las zonas de Kongwa, se decidió formar a dos artesanos de cada pueblo y dos emprendedores de cada mancomunidad. Para ello primero se escogieronseis con habilidades destacadas y estos participaron directamente tanto en las formaciones como en el diseño del catálogo.
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El primer escalón es la defecación a cielo abierto, una práctica que realiza una de cada siete personas en el mundo y que sobre todo se da en países asiáticos como India. El segundo corresponde a una letrina básica, realizada al aire libre con chamizo, juncos... y reforzada con una cuerda. Es la opción que más se ve en Tanzania, pero no cumplen la función básica de evitar el contacto entre las heces con las heces fecales. Tiene una vida útil muy corta porque en cuanto llueve, colapsa. A partir del tercer nivel, se considera que son letrinas mejoradas.
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La primera opción es muy simple: un hoyo de unos tres metros de profundidad con las paredes reforzadas, una losa de cemento, o al menos que sea lavable, una tapa para cubrir el agujero y que no entren y salgan insectos, una super-estructura y techo para cubrir el espacio y garantizar la privacidad, y un lavadero de manos.
Sus ventajas son su privacidad y el bajo precio. Además, la losa es reutilizable (se puede transportar a una nueva cuando la que se estaba usando ya se llena) y es apropiada para regiones con escasez de agua.
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La tapa, que suele ser de madera, evita que las moscas y otros bichos entren en contacto con los excrementos. Es fundamental evitar esto porque esos mismos insectos, al posarse después en los alimentos, los van a contaminar y van a provocar infecciones. El uso de la tapa es igual de importante que el lavado de manos, pero resulta difícil concienciar a la población sobre lo necesario que es su uso. Por eso, una de las innovaciones en las que se está trabajando es en fijar la tapa a la losa, al estilo de los retretes occidentales.
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Otras ventajas son que se necesita muy poca agua, que hay menos oportunidades de transmisión de gérmenes o de malos olores ya que la fosa está muy apartada del aseo y que la estructura se puede reutilizar cuando el pozo se llena, ya que solo hay que excavar otro al lado y unirlo por otra tubería.
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Su principal inconveniente es que necesita de más agua que otras, así que en las regiones más secas no se puede usar.
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El tamaño adecuado para que una familia de cinco miembros lo pueda usar durante más de diez años años es de 1,2 metros por cada lado y una profundidad de tres metros.
El catálogo aporta consejos a los artesanos, como que la distancia entre una letrina y la fuente de agua más cercana nunca sea inferior a 30 metros para evitar su contaminación, que se tenga en cuenta hacia dónde sopla el viento para evitar que entre el olor en las casas o que las letrinas no se instalen nunca en zonas de paso. En esta imagen, la primera opción corresponde a una letrina simple con el agujero justo debajo de donde se coloca el usuario; la segunda opción tiene el agujero desplazado y es más seguro, y la tercera y más compleja es una opción que consta de dos tanques: una fosa séptica debajo del aseo conectada a un pozo de absorción. Cuando la primera se llena, el contenido pasa a la segunda cavidad, que no está completamente sellada. Esto facilita que los deshechos acaben por juntarse con la tierra, así que es mucho más duradera y menos contaminante.
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El hoyo es la parte de la estructura menos costosa de realizar. Nunca se vacía así que, cuando se llena al cabo de unos cinco años, hay que taparla y construir una nueva.
Aunque hay comunidades pequeñas que comparten la letrina, por lo general cada familia intenta tener la suya. Esto es mejor ya que se suele poner más cuidado en su limpieza y su conservación cuando solo pertenecen a una sola casa que cuando son de toda una aldea.
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Una cualidad muy valorada en las losas es que sean reutilizables, es decir, que cuando un agujero se tiene que tapar porque ya se ha llenado, la familia pueda desinstalar la plataforma y utilizarla en la nueva letrina que se vayan a construir.
El catálogo detalla distintos tipos de losa y advierte que las dimensiones que debe tener el orificio en el centro de la losa deben ser de unos 30 centímetros de largo por 17 centímetros de ancho. También advierte que debe ser suficientemente robusta como para aguantar el peso de un adulto.
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Los habitáculos pueden ser de adobe, ladrillo o cemento, siendo este un material cada vez más usado porque su disponibilidad ha aumentado y porque construir con él es fácil, ya que son bloques muy grandes.
La super-estructura también se puede construir con un baño anexo para lavarse el cuerpo con total privacidad. Este no es más que una pequeña habitación diáfana con un desagüe y un bidón de 20 litros de agua.
Las puertas, por su parte, pueden ser de madera o de plancha de metal, siendo estas más comunes por su coste inferior.
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Para las personas ciegas, es conveniente instalar una cuerda que las guíe hacia el inodoro, así como un camino bien señalizado hasta la puerta del aseo. También viene bien procurar que el suelo de la plataforma sea anti deslizante.
Capítulo aparte son los accesorios: cada baño debe disponer de útiles de limpieza como un cubo con agua limpia para la higiene personal o la de la letrina, un cepillo y un palo para limpiar la losa y una papelera para depositar papeles y otros desechables.
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En el estudio inicial hecho en el programa UMATA en el que ONGAWA está trabajando se concluyó que solo el 4% de los adultos se lavaba correctamente las manos después de ir al baño.
Se ofrecen diversas opciones. La más económica y simple es la llamada Tip-Tap, y se construye con unas ramas, una cuerda y una botella. Su funcionamiento es muy sencillo: solo hay que pisar un palo amarrado a una cuerda, la cual a su vez está atada a una botella llena de agua. La botella se mueve y el agua cae. De esta manera se evita tocar la botella y el agua con las manos sucias.
La siguiente opción, más cara pero más cómoda, es un cubo con un grifo. La más moderna de todas es un recipiente de cemento y arcilla, más robusto y que ayuda a mantener el agua fresca.
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