3 fotosEl lienzo más largoKiddy Citny fue uno de los grafiteros más reconocidos, además, participó en la película de Wim Wenders El cielo sobre Berlín Rut de las Heras Bretín07 nov 2014 - 00:19CETWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceEn 1986 Kiddy Citny recibió la llamada del director de cine Wim Wenders (Düsseldorf, 1945). Mientras escribía 'El cielo sobre Berlín', Wenders había estado oyendo el disco de Sprung aus der Wolken de manera recurrente y le pidió permiso para usar algunas de sus canciones en la película. Kiddy se lo dio y además participó en el rodaje como 'best boy'. Es una película que refleja perfectamente el Berlín de los ochenta, comenta el artista, "una ciudad gris, provinciana". Explica que con las pintadas en el muro pretendían darle color, desde occidente estas imágenes estaban bien vistas, con los guardias del Este "jugábamos al ratón y al gato". Era un arte para todos. La ciudad que aparece en la película comenzó a transformase aquel 9 de noviembre, pero le ha llevado tiempo. "Podemos decir que hoy ya está unificada", aunque un berlinés que ha vivido con el Muro no puede olvidarlo, siempre lo tiene presente, siempre sabe donde está, aunque ya no quede rastro, sabe si está en Berlín oriental u occidental. La Potsdamer Platz —en la imagen, en un fotograma de 'El cielo sobre Berlín'— es un claro ejemplo del cambio. Fue el centro neurálgico de la ciudad, el primer lugar de Europa donde se instaló un semáforo, quedó destruida tras la Segunda Guerra Mundial. Luego la atravesó el Muro. Era un páramo. Se reconstruyó, diez años después de la caída del telón de acero ya había recobrado la vida y hoy es donde se situa la sede del Festival de cine de Berlín.La obra de Kiddy Citny, artista urbano, performer y músico —continúa con el mismo grupo—, ha llegado hasta Nueva York donde se conservan algunos fragmentos del muro pintados por él, también en París (en la imagen). Entiende el arte como la mejor forma de comunicación, algo que pertenece a todos. El Muro no era “su Muro” era de todos. Ellos pintaban, otros lo hacían encima, volvían a pintar para restaurar sus imágenes, siempre los mismos símbolos: la caras corazón de vivos colores. "Un corazón solo no puede ser feliz, tiene que latir al compás de otro como mínimo". Sus rostros coronados o un hombre que protege el mundo bajo el brazo. Lo preserva de los que se quieren apropiar de él, de la codicia. Son distintos a lo largo de la Historia pero su fin es el mismo y no les pertenece.Los recuerdos de esos días son imborrables para los habitantes de Berlín, la sensación de observar el 'skyline' al entrar en la ciudad y no los kilómetros de Muro. Kiddy Citny reflexiona sobre los cambios que ha sufrido la ciudad en estos 25 años: “La mayoría positivos, volvemos a ser el centro artístico que éramos. Aunque ahora todo es mucho más caro, muchos artistas se están marchando al extrarradio”. Durante este cuarto de siglo la faceta artística de este artista urbano no ha evolucionado, su principio sigue siendo el mismo: sacar el arte a la calle.