Mozambique, ¿al borde (nuevamente) de una guerra?
Autor invitado: Víctor Hugo García Ulloa (*)
No sería una guerra nueva. Sería la misma guerra añeja con nuevos matices y más intereses económicos de por medio. Sería la interminable guerra de la FRELIMO (Frente de Liberación de Mozambique) contra la RENAMO (Resistencia Nacional Mozambiqueña) con –casi– los mismos interlocutores y mandantes de hace 21 años cuando en Roma, el 4 de Octubre de 1992, ante el beneplácito de la comunidad internacional, se firmara el Acuerdo General de Paz.
La gente ha comenzado a abandonar poblaciones enteras en algunos distritos del centro del país. El panorama evoca al de los años de guerra civil: mercados, hospitales y escuelas vacías; gente aterrorizada que corre llevando lo poco que puede en las manos y se refugia en áreas de maleza o en las pocas montañas del meridión mozambiqueño. Los ataques de hombres armados, supuestamente de la Renamo, han sido casi diarios en las últimas semanas. La Carretera Nacional EN1 que divide el Norte del Sur del país, en su tramo Río Save-Muxungue, ha sido parcialmente interrumpida y sólo se consigue pasar, dos veces por día, acompañado de escoltas militares fuertemente armadas. Son muchos los carros incendiados en ese tramo de estrada y las víctimas mortales –militares y civiles– comienzan a contarse por decenas. Escaramuzas esporádicas entre soldados del gobierno y de la oposición con consecuencias mortales se han registrado incluso en los alrededores de Nampula, la provincia norteña más poblada del país.
El clima que se vive en casi todo Mozambique es de tensión, miedo y confusión. Los recuerdos y traumas de la guerra civil de los 16 años son todavía muy frescos, y familias enteras viven aterrorizadas sólo de imaginar que pudiesen revivir las atrocidades y violaciones tumultuarias que ambos grupos militares, los frelimistas y los renamistas, cometían contra la población civil en su intento de culpar a su enemigo. Más de 900.000 personas perdieron la vida entre 1976 y 1992 cuando ambos grupos, unos motivados por el bloque socialista soviético y el otro por intereses capitalistas, se disputaban la hegemonía de la nación.
Todo este panorama sangriento sucede ante el esfuerzo aparentemente “decidido” de varios medios de comunicación nacional de desviar la atención del problema y centrarla en los resultados de las recientes elecciones municipales o en el perfil de los próximo candidatos a la presidencia del 2014. ¿Habrá llegado “del alto” la orden de censurar los Medios de Comunicación para no causar pánico y alejar las inversiones extranjeras en el país? Es probable. Lo cierto es que la población en Mozambique, después de 21 años del Acuerdo General de Paz, se pregunta si “el monstruo” de aquella pesadilla no esté reviviendo.
“Monstruo” de dos cabezas: una cronología. La metáfora del monstruo ayuda a entender el problema. Por falta de espacio, en un esfuerzo decididamente simplista, evocamos esta imagen para describir los dos poderes fácticos: el poder del Gobierno-Frelimo, “democráticamente” electo en elecciones generales y el poder del mayor partido político de oposición, Renamo, que nunca entregó completamente las armas alegando derechos de protección a su dirigente máximo. Aquí una breve cronología:
- En 2009, el líder de la Renamo, Alfono Dhlakama, amenaza recomenzar la guerra después de perder las elecciones contra Armando Guebuza, candidato de la Frelimo. En 2005, Guebuza había sido nombrado Jefe de Estado después de vencer las presidenciales del año anterior. La Renamo denuncia fraude delante del resultado de 75 por ciento para Guebuza.
- 2012, 4 de octubre: Mozambique festeja 20 años del Acuerdo General de Paz de 1992, firmado en Roma, Italia. Crece la insatisfacción en el seno de la Renamo que reclama más acceso a las instituciones del Estado, a las Fuerzas Armadas y a la Comisión Nacional de Elecciones (CNE).
- 2012, 17 de octubre: Dhlakama se instala en Santunjira, una base militar en Gorongosa, región centro de Mozambique y comienza a entrenar veteranos de guerra exigiendo una nueva orden política.
- 2012, 3 de diciembre: comienzan las negociaciones entre el Gobierno y la Renamo que exige la revisión del sistema electoral y una mayor participación en las entradas económicas de gas y carbón. Las conversaciones fallan.
- 2013, 4 de abril: cuatro policías y un militante de la Renamo mueren en un ataque al comando de policía en la ciudad de Muxungue, provincia de Sofala. El objetivo es libertar a una decena de militantes de la Renamo detenidos el día anterior en una invasión por parte de la policía a su sede de partido.
- 2013, 17 de junio: hombres armados, supuestamente de la Renamo, matan a 6 militares en la región de Savane, centro del país. El partido de oposición niega la autoría del ataque.
- 2013, 19 de junio: Jerónimo Malagueta, anuncia que su partido recurriría a las armas para impedir la circulación rodoviaria en el centro del país. Dos días después es detenido, de madrugada, como consecuencia de sus amenazas.
- 2013, 24 de junio: comienzan la serie de ataques, supuestamente por hombres de la Renamo, a automóviles en la región de Muxungue.
- 2013, 6 de julio: fuerzas gubernamentales destruyen un campamento de antiguos guerrilleros de la Renamo con 53 chozas en el distrito de Chibabava, provincia de Sofala. El comandante de la policía, Joaquim Nido, dijo que “las operaciones tenían en vista liberar aquella zona de bandidos”. Dhlakama describe la actuación del gobierno como una “provocación”.
- 2013, 29 de julio: Dhlakama amenaza dividir el país en provincias independientes en caso de que el gobierno prosiga con la intención de realizar las elecciones municipales de noviembre.
- 2013, 6 de agosto: Termina el plazo para el registro de partidos para concurrir a las elecciones municipales de noviembre. La Renamo queda fuera de la carrera electoral. El mayor partido de oposición no se inscribió.
- 2013, 7 de octubre: la Renamo anuncia la suspensión de las negociaciones del gobierno (más de 20 de ellas, todas fallidas) y exige la participación de negociadores nacionales y observadores internacionales. José Pacheco, jefe de la delegación gubernamental, rechaza las exigencias de la Renamo.
- 2013, 21 de octubre: un ataque en Santunjira, Gorongosa, un área de selva en el centro del país por parte de las fuerzas del gobierno de Mozambique a una base de la Renamo, pone en fuga al líder del movimiento, Alfonso Dhlakama. Fernando Mazanga, portavoz de la Renamo acusa: “La actitud irresponsable del comandante general de las Fuerzas de Seguridad (Armando Guebuza) pone fin al tratado de Paz”. Según Mazanga el objetivo del ataque del Gobierno es matar a Dhlakama. Esta declaración es acogida con olor a pólvora en todo el país.
- 2013, 23 de octubre: delante de la situación de tensión en el país, varias organizaciones no gubernamentales envían una carta dirigida al Presidente de la república titulada: “¡No queremos más guerra, queremos paz!”. Se multiplican las iniciativas para la paz en las redes sociales.
- 2013, 25 de octubre: la Renamo anuncia el fallecimiento de Armindo Milaco, diputado de la Asamblea Nacional debido a las heridas que sufrió durante el ataque de las fuerzas gubernamentales a la base de Gorongosa.
- 2013, 29 de octubre: los ataques se propagan a otras regiones del país llegando a la provincia norteña de Nampula.
- 2013, 31 de octubre: Millares de personas se manifiestan en la capital del país y en algunas otras ciudades contra la onda de raptos, inseguridad social y contra la guerra. Se calcula que más de 30.000 personas salieron a la calle a manifestar su inconformidad sobre la marcha de la nación.
- 2013, 1 de noviembre: en Beira, la segunda ciudad más grande del país, la policía antimotines invade la sede de la Renamo y simultáneamente una de las casas de su líder, Alfonso Dhlakama, con la finalidad de buscar material bélico. En Rapale, a pocos kilómetros de Nampula (Norte) son capturados 8 guerrilleros de la Renamo
- 2013, 5 de noviembre: 8 soldados de las Fuerzas Armadas mueren y 19 más resultan gravemente heridos en una emboscada de la Renamo en Vunduzi, Gorongoza.
- 2013, 18 de noviembre: El ejecutivo mozambiqueño admite por primera vez la hipótesis de aceptar la participación de observadores nacionales en el diálogo, pero rechaza la presencia de mediadores internacionales por considerarlos una “ingerencia” en la política nacional.
- 2013, 20 de noviembre: se realizan en todo el país las elecciones municipales registrando un ambiente de aparente calma. Las elecciones en la ciudad de Nampula son anuladas por fallas en las papeletas de votos que omitieron una candidata.
- 2013, 22 de noviembre: Se dan a conocer los resultados definitivos de las elecciones municipales. A pesar de que la Frelimo ganó en casi todos los municipios, el MDM (Movimiento Democrático de Mozambique) se inaugura como la tercera fuerza política y gana en ciudades principales del país. El MDM denuncia fraude electoral en Maputo, Matola, Beira, Chimoio, Marromeu, Gorongosa, Quelimane, Mocuba, Gurue y Milange. La Renamo había decidido no participar en los escrutinios electorales.
- 2013, 30 de noviembre: hombres armados, presumiblemente de la Renamo, causan 3 muertos y decenas de heridos en la región de Muxungue, en el centro de Mozambique.
- 2013, 1 de diciembre: repetición de las elecciones autárquicas en Nampula. Vence el candidato de la oposición, Mahamudo Amurane. Con esta victoria, el MDM pasa a gobernar la segunda y la tercera ciudad más importantes del país.
- 2013, 2 de diciembre: Cristóbal Chume, Director nacional de la Política de la Defensa, acusa a los “guerrilleros de la Renamo de matar 10 personas y herir 26 en el centro del país (en los últimos días).
- 2013, 3 de diciembre: la Renamo reitera la exigencia de participación de mediadores nacionales e internacionales, “idóneos e imparciales”, en las negociaciones con el gobierno. Éste último niega una vez más la ingerencia de facilitadores extranjeros.
- 2013, 16 de diciembre: Se dan a conocer posibles nombres de mediadores nacionales para el diálogo.
- 2013, diciembre: los ataques continúan en el centro del país (aún sin ser reportados por los medios de comunicación nacionales). Se desconoce el número total de víctimas hasta la fecha.
Monstruo híbrido. El “monstruo de la guerra” es el resultado genético de la hibridación de varios factores. Para Tomás Selemane, analista del Centro de Integridad Pública (CIP) de Mozambique, la génesis de las actuales confrontaciones bélicas en el país habría que encontrarla en, por lo menos, cinco factores internos:
- El incesante proceso de “fragilización” del Estado y su promiscua relación con el Gobierno de la Frelimo dejando un espacio casi nulo para otros partidos políticos. Se colocan en puestos de dirección a personas conocidas por sus intereses de sumisión a los intereses del partido más que por su competencia y honestidad. Esto favorece la ineficiencia y el descrédito de las instituciones y la corrupción de los miembros.
- El fracaso de la Renamo para transitar de un movimiento de guerrilla para un partido político desmilitarizado. Esto asociado a las continuas derrotas electorales y consecuentes auto-exclusiones de los demás procesos políticos nacionales como la inscripción del partido para la contienda electoral de los municipios.
- Consolidación del país como destino preferencial de cuantiosas inversiones extranjeras direccionadas a los sectores minero y energético (carbón, gas y petróleo).
- Recaudación masiva de lucros económicos y otros beneficios monetarios por parte de los dirigentes de la Frelimo acompañadas de varias fórmulas de exclusión social y política de los que no se identifican con el partido en el poder. Esto aunado a una sofisticada falta de transparencia en las concesiones de permisos de explotación de recursos naturales.
- Niveles crecientes de desigualdad socioeconómica remarcados por la cada vez mayor escandalosa riqueza por parte de un grupo elitista restringido. Los pocos ricos son cada vez más ricos y la gran mayoría es cada vez más pobre.
Monstruo sordo y arrogante. Tanto Renamo como Frelimo exacerban sus posiciones, cada uno finge escuchar, cada uno finge querer dialogar. Las más de 20 rondas de negociación han sido estériles. Cada facción se empecina en querer subrayar lo que los divide más que buscar la paz y el bien común, cada uno de los contendientes se autodeclara el bienhechor de la nación y el “padre de la democracia” en el país.
Para el analista político Fernando Jorge Cardoso, “Armando Guebuza tiene el dominio total de la maquinaria del Estado, del Partido y del Ejercito pero no tiene en sus manos la sociedad civil urbana”. Para los periodistas y politólogos Salomón Moyana y Thomas Vieira, Dhlkama ha perdido seguidores y credibilidad política al arremeter nuevamente, como en otros tiempos, contra la población civil. Para ellos, haría falta, en la búsqueda de diálogos por la paz, “menos formalismo y más pragmatismo” pues todo parece estar “cuidadosamente preparado para que el diálogo no sea fácticamente realizable”.
Para Elizabeth Azevedo-Harman de la Chatham House de Londres, las actitudes del gobierno son incoherentes: por un lado, el Presidente Guebuza retóricamente dice buscar el diálogo y la paz; por otro, las Fuerzas Armadas invaden y destruyen el campamento de la Renamo mientras que el Ministro de la Defensa, Felipe Nyusi, anuncia que irán a buscar a Dhlakama hasta encontrarlo y así “desactivar núcleos de terrorismo”. La palabra “terrorismo” denota una clara táctica militar: el terrorismo se resuelve con la fuerza!
Para Henriques Viola, del Centro de Estudios Mozambiqueños Internacionales, es evidente la falta de compromiso verdadero de los dos actores políticos en cuestión (Guebuza y Dhlakama) y afirma: “Tal vez ellos tengan voluntad de dialogar, lo que no parecen tener es voluntad para resolver el conflicto”.
Todo apunta a que, tanto una parte como la otra, Frelimo y Renamo, con actitudes y signos, han puesto jaque-mate al Acuerdo de Paz.
Reacciones al poder del monstruo. Por todas partes se habla de la necesidad de paz: en el transporte público, en las escuelas, en los mercados, en las iglesias…, a nadie le conviene la guerra en Mozambique. Ni a los países vecinos que ven la inmigración como una amenaza ni a los lejanos que en otros tiempos financiaban la guerra civil y que ahora se enlistan entre los primeros que administran megaproyectos económicos en el país. Ni al gobierno que arriesga con ello entrar en condición de Estado fallido ni a los mismos militares que sufren bajas en sus filas por decenas. Ni a los inversionistas ni a los comerciantes ni a los políticos ni a los ricos ni a los pobres…
La comunidad internacional se ha mostrado tibiamente “preocupada” con la situación actual pero duda en calificar de “mediocres o insuficientes” los esfuerzos del Gobierno en turno por miedo de perder concesiones y privilegios en contratos macroeconómicos.
El grupo de partidos políticos ajenos al conflicto se limita a denigrar las acciones de las facciones bélicas y utiliza sus acusaciones como trampolines políticos en la carrera por las elecciones municipales y con miras a sacar provecho de la división de los dos mayores partidos en las elecciones presidenciales de 2014. El MDM se inaugura como la tercera fuerza política del país.
La sociedad civil, organizada en diversos grupos donde destaca la Liga de Derechos Humanos encabezada por la activista Alice Mabote, ha levantado la voz recientemente y ha organizado en la capital mozambiqueña megamarchas hasta con 30.000 ciudadanos protestando contra la ola de violencia, corrupción y raptos que vive el país. Las comunidades religiosas, la Iglesia católica y la comunidad musulmana han denunciado fuertemente las acciones de ambos grupos beligerantes.
Recientemente la Conferencia del Episcopado Mozambiqueño publicó dos cartas pastorales “No a la violencia, no a la guerra” y “ Construir la Democracia para preservar la Paz” donde condena una serie de actitudes por parte de los líderes de los dos partidos en cuestión que denotan una falta de voluntad verdadera para encontrar la paz. Afirman los prelados mozambiqueños: “Si continua prevaleciendo la tendencia de absolutización de los partidos políticos y el culto a la personalidad de sus propios dirigentes, no estará garantida la paz en Mozambique. Ningún partido, ni siquiera sus propios líderes tiene atributos divinos”.
Sean decenas o cientos los hombres armados del “brazo violento” de la Renamo (existe un ala parlamentar del partido que prefiere la vía diplomática y pacífica) es cierto que se muestra dividida y no cuenta con la capacidad bélica de enfrentar frontalmente a las Fuerzas Armadas de Mozambique en un escenario de guerra civil, sin embargo tendría fuerzas para enfrentar una guerra de guerrillas de baja intensidad. Guerra ésta que podrá ser igualmente desestabilizadora de este país que en los últimos años se ha caracterizado por tener el más alto índice de crecimiento económico en África austral (más de 7 puntos porcentuales).
Parece cierto también que la Frelimo se muestra últimamente dividida por no saber cómo resolver la encrucijada: para algunos, como para un grupo de militares de carrera, no hay duda en que se deba apostar por la “savimbización” del caso Dhlakama, la estrategia angoleña de 2002 cuando el líder de la UNITA, Jonas Savimbi, fue asesinado para disgregar a sus seguidores. Para otros, la facción más moderada de la Frelimo, Alfonso Dhlakama seguiría siendo un interlocutor políticamente válido en la resolución del conflicto con quien se debe “negociar y tener paciencia” .
Es bastante difícil vaticinar en este momento un panorama esperanzador para Mozambique, sobre todo porque todavía se desconoce el paradero de Alfonso Dhlakama y porque la Renamo ha puesto como condición –sine qua non– para retomar el diálogo la presencia de facilitadores extranjeros, cosa que el gobierno niega rotundamente. Por otra parte, ¿cómo se podría promover un diálogo con alguien que no se sabe dónde está?, ¿cómo dialogar “libremente” con alguien que se encuentra cercado de armamento bélico apuntado en la dirección donde presumiblemente se encuentra?
Entre los escenarios de futuribles que se podrían prever, sobresalen dos.
El primero: que las dos facciones beligerantes mantengan sus posiciones actuales (diálogo condicionado y condicionante), que extremen sus posiciones y que el panorama de guerra de guerrilla se expanda por todo el país creando un caos ingobernable.
Y el segundo: que se privilegie la búsqueda de la paz sobre la política y el poder, que una de las dos facciones “ponga la mano sobre la conciencia” y acepte las condiciones de diálogo del otro para encontrar el camino de la paz. Infelizmente, por lo pronto, lo que se ve en este país africano es que el gran “derrotado” por los instintos tiránicos del monstruo de la guerra es, una vez más, la población civil que muere anónimamente como las primeras hojas secas del otoño.
(*) Victor Hugo García Ulloa, Misionero comboniano. Mexicano. Periodista. Director de la Revista Vida Nova (Revista de Formación e Información cristiana) editada en Anchilo, Nampula, desde 1960. Trabajo en Mozambique desde 1989. He sido director de la revista Esquila Misional (México) e Subdirector de Aguiluchos (México). Colaboro para varias revistas católicas: Nigrizia (Italia), Além-mar (Portugal), Mundo Negro (España), Iglesia sin fronteras (Colombia) y Misión sin Fronteras (Perú).
Comentarios
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.