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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Palabra de exsecretario

Arenas y Cascos admiten su falta de control en las donaciones, pese a los muchos millones recibido

Arenas y Álvarez-Cascos reconocieron ayer ante el juez Ruz que en los tiempos en que fueron secretarios generales (y, en el caso del segundo a la vez tesorero en un periodo) no existía ninguna pauta en relación con las donaciones, e incluso que había cierto descontrol sobre ellas. Es decir, que los encargados de controlar las cuestiones organizativas del PP conseguían no saber de dónde venían las decenas de millones de euros que el tesorero repartía con arreglo a no se sabe qué criterios. Habrá todavía que esperar a las conclusiones a las que llegue el juez Ruz, pero estas declaraciones revelan una chocante ligereza a la hora de controlar la gestión de los fondos con los que se ha financiado uno de los principales partidos de este país.

En su declaración de ayer, los ex secretarios generales Álvarez-Cascos y Arenas no admitieron haber cobrado sobresueldos, pero tampoco lo negaron de manera tajante sino mediante fórmulas de conveniencia como “no me consta” y “eso no lo recuerdo”. Pero afirmando que siempre han tributado por todo lo recibido. Rajoy se refirió en su comparecencia del 1 de agosto que la declaración de esas “remuneraciones complementarias por razones del cargo” era “una responsabilidad individual”. Sin embargo, el partido no está libre de la responsabilidad de efectuar la retención correspondiente a la totalidad de los ingresos, incluyendo los sobres marrones de los que habló Bárcenas. Y es ahí donde, precisamente, resulta muy reveladora esa falta de control a la que aludieron ayer los ex secretarios generales, y donde se refuerza la sospecha de prácticas presuntamente ilegales.

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La autenticidad de los papeles de Bárcenas, negada durante meses con énfasis por los portavoces del PP, y que presuntamente constituyen una contabilidad paralela de ese partido, se ve confirmada, según este juez, por la declaración del propio extesorero, por las pruebas periciales de su caligrafía y, en lo relativo a las entregas de dinero a miembros del PP, por el reconocimiento de varios de ellos de haber recibido las cantidades consignadas en dichos papeles.

Algunas de esas personas que percibieron estos pagos han dado explicaciones plausibles del motivo de tales entregas. Pero ninguna de las personas que recibieron dinero extra a modo de sobresueldos fijos por su condición de directivos lo había admitido hasta ahora. De ahí el interés de las declaraciones ante el juez que hizo también ayer el exgerente del partido (lo fue entre 2009 y 2010) Cristóbal Páez, en la que reconoció haber percibido en 2007 y 2008 sendas entregas de 6.000 euros que figuran consignadas en los papeles.

Páez se integró en 2005 en el equipo de Bárcenas, cuyas funciones asumió a partir de la salida de este, en 2009, aunque oficialmente su cargo era el de gerente. Era por entonces una de las diez personas mejor pagadas del PP y abandonó el partido tras cobrar 560.000 euros de indemnización. Cantidades que indican la consideración de la cúpula política hacia el poder de intimidación de quienes, además de las entradas extras, controla incentivos no reglados.

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