¿Despido más barato? Ahora sí que sí
Así se puede leer en la propaganda del seminario que hace un par de días ofertó un gabinete en Madrid para explicar al empresariado la nueva reforma laboral aprobada por el gobierno del PP. Si las explicaciones que ofrecen en el folleto del mismo son precisas hay que agradecerles su capacidad de síntesis para un tema que presumo complejo.
Explican que, individualmente se despide fácil, con unos trámites que son coser y cantar. Y se indemniza, más fácil todavía. Hay que “aligerar la empresa”, recomiendan los maestros del curso. El despido colectivo, añaden, está chupado, que dirían en el patio de un colegio. Señores y señoras alumnos, sepan ustedes que “no necesitarán la autorización de la autoridad laboral ni será necesario buscar el acuerdo con los representantes de los trabajadores”. Se simplifica la burocracia, menos mal. Y para “prescindir de quienes lastran la productividad de su empresa” —cuentan en el folleto— se puede lastrar el futuro a quienes el empresariado señale como absentista.
Reducir los salarios de una persona trabajadora o de todas, será legal según prescripción empresarial.
Y si con estas medidas el globo aún no se levanta, el Gobierno ha dejado abiertas de par en par las ventanas para desprenderse de más peso. Cambie a su gusto la calificación profesional y donde antes decía técnico, pondremos operario; y donde ponía operario pondremos inoperario. Si hace mal tiempo o demasiado bueno, se suspende o rebaja la jornada laboral. Por último, sepan que un trabajador de Cádiz —sin rechistar— estará encantado de deslocalizarse a Santander o Fuerteventura. En todos los lugares sopla el viento.
Una información, la del curso, suculenta.— Gustavo Duch Guillot.
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