Los etarras de Capbreton registraron el coche de los guardias civiles antes de dispararles
La policía investiga la posible relación entre el atentado del sábado y el robo hoy de un coche en el suroeste francés
Uno de los miembros de ETA que el pasado sábado mataron a un guardia civil y dejaron malherido a otro en Capbreton (Landas), a unos 25 kilómetros de la localidad vascofrancesa de Bayona, examinó la parte trasera del vehículo ocupado por los agentes antes de que fueran tiroteados, ha relatado a la policía un testigo presencial, según recoge la agencia Vasco Press. Los terroristas inspeccionaron el coche para confirmar que sus dos ocupantes eran agentes policiales antes de disparar contra ellos.
Por otro lado, la policía francesa investiga la posible relación entre el atentado del sábado y el robo de un coche hoy cerca de Burdeos, han informado fuentes de la lucha antiterrorista.
El atentado de Capbreton, en el que resultó muerto el guardia civil Raúl Centeno y gravemente herido su compañero Fernando Trapero, fue perpetrado por dos hombres y una mujer, que huyeron en un coche en el que transportaban cloratita, temporizadores, detonadores y material para confeccionar bombas lapa. Tras recorrer unos 90 kilómetros, sustrajeron otro vehículo, ocupado por una mujer, a la que retuvieron brevemente antes de liberarla y proseguir la huida.
La reconstrucción de los hechos realizada por los investigadores franceses tras interrogar a diversos testigos ha permitido esclarecer algunas circunstancias de la forma en que se perpetró el atentado, aunque todavía sigue sin conocerse cómo los etarras llegaron a identificar a los dos guardias civiles.
Los guardias civiles levantaron las sospechas de los terroristas
Fuentes de la investigación han explicado a Vasco Press que los agentes acudieron a una cafetería próxima al centro comercial Leclerc de Capbreton y se sentaron en una mesa contigua a la que ocupaban los tres etarras, que habían llegado antes. Los guardias civiles tomaron su consumición y en ningún momento intercambiaron palabra con los terroristas, a los que, al parecer, no reconocieron. Sin embargo, los dos hombres y la mujer pertenecientes a ETA debieron escuchar algo de la conversación de los agentes que les hizo sospechar que se trataba de integrantes de cuerpos policiales.
A las 9.30 de la mañana, después de desayunar, Raúl Centeno y Fernando Trapero salieron de la cafetería y se dirigieron a su vehículo, un Peugeot 405 con placas de matrícula francesa que tenían estacionado a corta distancia del bar. Los tres etarras siguieron a los dos agentes y, cuando éstos se introdujeron en el automóvil, los etarras se dirigieron abiertamente a ellos.
Una persona que pasaba por la zona vio a dos hombres y una mujer junto al vehículo y escuchó a uno de ellos dar voces en español, que parecían insultos, aunque el testigo no conoce el castellano y por tanto no pudo explicar el significado de las palabras. Lo que sí vio es que uno de los dos hombres se introducía en la parte trasera del automóvil para examinarlo. El testigo siguió su camino sin detenerse, por lo que no llegó a presenciar el tiroteo.
La explicación que se da a esta escena en medios de la lucha antiterrorista es que los etarras sospecharon en la cafetería que los dos hombres eran agentes policiales, los siguieron y los abordaron a mano armada para confirmar sus sospechas, llegando incluso a entrar en el coche para registrar las pertenencias de los guardias o para cachearlos. Y después de eso les dispararon a bocajarro. Los casquillos de las tres balas disparadas se encontraron en el interior del automóvil.
Tres impactos de bala
Raúl Centeno, de 24 años, que se encontraba en el asiento del conductor, recibió dos impactos de bala, según los resultados de la autopsia: el primero de ellos le alcanzó en la cabeza ocasionándole la muerte en el acto, mientras que el segundo le entró por el hombro. Fernando Trapero, de 23 años, recibió un disparo en la cabeza que lo dejó en estado de coma profundo. El joven permanece ingresado en estado crítico en un hospital de Bayona.
Una vez perpetrado el atentado, los terroristas huyeron a bordo de un Peugeot 307 -no un Volkswagen Golf como se indicó en un principio- con el que recorrieron casi 90 kilómetros hasta la localidad de Haut-Mauco, cerca de la capital de Las Landas, en una hora y diez minutos. En ese municipio secuestraron a la vecina Fanny Tihelt para apoderarse de su automóvil, otro Peuget 307 aunque modelo break, con el que recorrieron otros 110 kilómetros por carreteras secundarias antes de dejar atada a la propietaria. En hacer ese itinerario tardaron dos horas y diez minutos, según el relato efectuado por la rehén, que fue abandonada atada a un árbol en un bosque de la localidad de Saucats, ya cerca de Burdeos.
El coche empleado para huir de Capbreton fue inspeccionado por agentes de la Policía Judicial que encontraron en su interior material para fabricar bombas lapa, temporizadores, detonadores y una cantidad de explosivo cloratita que no ha sido detallada por las fuentes del Ministerio del Interior que informaron ayer del hallazgo. Al parecer, los tres etarras formaban parte de un comando operativo que iba a entrar en España para atentar.
Por el momento no se tiene ningún dato sobre la identidad de los terroristas, ya que entre los testigos hay discrepancias significativas en la descripción de las características de los etarras.
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