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El Santander inyectó 13.000 millones en el Popular para atender la fuga de depósitos

El banco tuvo que pedir permiso a la Reserva Federal de EE UU para cerrar su adquisición porque la entidad tiene una filial norteamericana

Íñigo de Barrón

La noche del 6 al 7 de junio, el Popular fue intervenido por el Banco Central Europeo, liquidado y comprado por el Santander. 20 días después, quedan algunas incógnitas pero los nuevos datos conocidos permiten entender la gravedad de la situación que atravesaba el banco y la celeridad con la que se tomaron decisiones multimillonarias. La inestabilidad de la entidad llevó a que la fuga de depósitos alcanzara los 2.000 millones diarios. El Santander, comprador de la firma enferma, tuvo que inyectar 13.000 millones de euros nada más llegar en lo que supuso una transferencia de efectivo sin parangón.

Dos sucursales del Banco Santander y del Banco Popular en Madrid
Dos sucursales del Banco Santander y del Banco Popular en Madrid ANDREA COMAS

El consejo de administración del Popular solicitó la intervención al Banco Central Europeo (BCE) el martes 6 de junio. Ante la sangría de liquidez, estaban seguros de que el día 7 no podrían atender las enormes peticiones de dinero que estaban recibiendo en las oficinas, en la banca telefónica y a través de la web, según fuentes del mercado conocedoras de la situación. El viernes 2 de junio y el lunes 5, las retiradas fueron de unos 2.000 millones de euros diarios. Y la cantidad se elevó todavía más el martes 6 de junio.

Tras la intervención europea (que puso a cero el valor de las acciones del Popular y 2.000 millones en bonos) llegó la venta. Se lo quedó el Santander por un euro, una ampliación de 7.000 millones de euros y asumió la mochila de deudas y fuga de depósitos.

Ante este agobiante panorama, el Santander, nada más llegar, inyectó 13.000 millones de euros el mismo día 7 de junio, para atender todas las peticiones y frenar la sangría de efectivo. Es, con toda probabilidad, una de las mayores transferencias de dinero realizadas en España en tan poco tiempo, señalan fuentes conocedoras del proceso de venta. Todo un reto para la organización financiera del Santander.

Ese miércoles siguió saliendo el dinero como un reguero imparable. También el jueves siguiente. El viernes, finalmente, comenzó a atenuarse. El lunes 12 paró la fuga, señalan fuentes del sector. Ese día hubo ya más entradas que salidas de efectivo. Desde abril hasta la intervención, el Popular entonces presidido por Emilio Saracho, ha entregado algo menos de 18.000 millones a sus clientes, según cálculos del sector.

El problema del Popular, sumido en una debacle bursátil y una degradación de su nota por parte de las agencias de rating, se agudizó porque entre sus depositantes había inversores institucionales (como comunidades autónomas y empresas públicas), que movieron grandes cantidades de dinero, como reconoció el ministro de Economía, Luis de Guindos, en el Congreso.

El concurso de acreedores

Pese a la gravedad de la decisión del consejo del Popular, que supuso el fin de una entidad 91 años de historia, desde la entidad recuerdan que la alternativa era aún peor para los clientes. Además de declararse insolvente, el martes 6 de junio el consejo del Popular preparó el proceso para solicitar concurso de acreedores a primera hora de la mañana siguiente.

Si el Santander no hubiera cerrado la compra en la madrugada del miércoles 7 de junio, un juzgado de Madrid se hubiera hecho cargo del gigantesco concurso de acreedores de la sexta entidad de España con 140.000 millones en activos, una tarea titánica. Para los depositantes del Popular, hubiera empezado un vía crucis, porque el Popular ya apenas tenía activos líquidos después de un mes soportando salidas de efectivo.

Según el fondo de rescate, el FROB, el Popular tenía unos 30.000 millones de euros de clientes con derecho a su devolución al estar cubiertos por el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD). Este organismo no tiene tanta liquidez, por lo que habrían entregado un porcentaje pequeño del ahorro para, después, iniciar el proceso de liquidación de activos. Banco Madrid era diez veces más pequeño que el Popular; han pasado 27 meses desde el inicio de su liquidación y aún no ha terminado.

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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