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Blesa admite que él fijaba la cuantía y el límite de las tarjetas ‘black’

El expresidente de Caja Madrid sostiene que los pagos eran legales y que los auditores tenían "pistas" para conocerlos

Miguel Blesa en la Audiencia Nacional por el juicio de las 'tarjetas black'.Foto: atlas

Miguel Blesa, expresidente de Caja Madrid, abrió el turno de declaraciones de los 65 acusados de apropiación indebida de 12,5 millones. Admitió, en el juicio de las tarjetas black,  que fijó “el sistema y la cuantía de las tarjetas” para los consejeros y directivos, pero que él no lo creó, sino su antecesor, Jaime Terceiro. También sostuvo que no se ocultaron a Hacienda, ni a los auditores o al Banco de España, y que eran parte de la retribución, por lo que no se pedían justificantes de gastos. El fiscal Alejandro Luzón mantuvo un tono duro con Blesa y cuestionó sus tesis, sobre todo cuando admitió que no pagó al fisco por sus gastos con la black.

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Hora y cuarto duró el interrogatorio del fiscal anticorrupción al expresidente de Caja Madrid, abogado especialista en Derecho Tributario e inspector de Hacienda. Blesa hizo alarde de sus conocimientos técnicos y mantuvo una línea argumental estudiada y coherente, aunque en algunos momentos tuvo dificultad para sostenerla.

Blesa partió de la premisa de que el sistema de tarjetas procede de mayo de 1988, cuando Terceiro las creó “para dignificar la función del consejero”, dijo, asegurando que era una cita de un acta. En 1994, Blesa se incorporó como consejero y en 1996 el PP le nombró presidente de la caja.

Blesa explicó que la tarjeta que él recibió en 1994 era una retribución por lo que podía usarla para sus gastos personales, sin entregar justificantes, según le dijeron entonces. Al llegar a la presidencia, “como entré en una organización en funcionamiento bajo principio de la confianza, no cuestioné cada acto que hacía, entendiendo que tenían el respaldo jurídico. Durante 23 años, desde 1988 a 2010, las tarjetas no fueron denunciadas ni por el departamento de contabilidad, de cumplimiento normativo, la asesoría jurídica, la fiscal, los auditores externos, el Banco de España...”. “Yo, como presidente que tenía esas facultades, establecí el sistema y la cuantía de las tarjetas”.

¿Quién inventó las black?

Miguel Blesa insistió en que el sistema de funcionamiento de las tarjetas lo creó Jaime Terceiro, su predecesor, en 1988. “Yo recibí una tarjeta cuando entré en el consejo, de mano del secretario general, Ángel Montero”, ya fallecido, “y me dijo que era para gastos personales sin justificación”. Sin embargo, Terceiro sostiene lo contrario. En la instrucción declaró que la tarjeta se creó para los gastos originados por la condición de consejero. Algunos de ellos, como Ramón Espinar, Guillermo Marcos, Alberto Recarte y Juan José Azcona lo ratificaron y añadieron que, tras llegar Blesa, les dijeron que “dispusieran libremente del dinero”.

La inspección de Hacienda

También dijo que informó de lo pagado a los directivos, incluido el gasto de las tarjetas, “aunque sin hacer desgloses”. Para reforzar la tesis de que todo era conocido por las autoridades, hizo referencia a una inspección de Hacienda de 2006 “donde se revisaron las tarjetas”. El fiscal mantuvo que quizá Hacienda pudo pensar que eran gastos de representación y no retribución personal. Blesa solo pudo responder que, viendo el desglose de gastos, la inspección se daría cuenta de eran personales.

Hacienda encontró compras de joyas y vinos muy caros y las excluyó como gastos de representación porque entendió que estaban incorrectamente contabilizados. Quizá lo que no supo era que procedían de unas tarjetas que se consideraban retribuciones salariales sin declarar.

De hecho, uno de los momentos más tensos fue cuando Blesa tuvo dificultades para justificar por qué estos ingresos no estaban en su declaración de la renta. “No lo he sabido hasta ahora. El área fiscal lo debía haber incluido en certificado de haberes”. Entonces Luzón dijo que quizá este departamento no lo hizo porque no se le advirtió de que eran gastos personales. “Nadie lo ignoraba porque se agrupan en unas cuentas de gastos de órganos de gobierno. Fíjese lo poco ocultas que estaban”.

Y ahí tuvo un desliz al decir que los auditores también “tenían pistas” para conocer el gasto de las tarjetas por la contabilidad. Luego rectificó. Tampoco supo explicar por qué unos consejeros tenían PIN y sacaban efectivo y otros no. “No fue decisión mía”.

Aunque el tribunal dio por válidos los documentos de Bankia que revelan que Blesa gastó más de 436.000 euros, éste aseguró que contienen “numerosas inexactitudes”. “Mesitúan en dos sitios a la vez y uno no tiene el don de la ubicuidad”. Dijo no reconocer los gastos porque no puede “contrastarlos con ningún otro documento”, pese a que algunos son viajes personales. También acusó a Bankia de ocultar que la cuenta original de las tarjetas procede de mayo de 1988, “algo que figuraba en la denominación. Esto es cualquier cosa menos un error inocente”. “Tengo la plena convicción de haber actuado legítimamente”, concluyó.

Blesa, sostuvo con insistencia ante el tribunal que el sistema de tarjetas blackera conocido no solo por sus titulares —consejeros y directivos— sino también por los auditores de la caja e incluso por el Banco de España. “Es imposible ocultar un sistema de tarjetas durante 23 años en una organización de miles de personas (...) con un Banco de España detrás”, dijo Blesa a preguntas de su abogado, Carlos Aguilar.

"Nadie oculta esto 23 años"

Los pasajes más vehementes de su declaración los dedicó Blesa a defender la transparencia de las tarjetas. En varias ocasiones, el exbanquero atacó a los auditores de la entidad, de los que llegó a decir que “lo conocían todo perfectamente”. Según Blesa, los auditores de Bankia, en el informe que hicieron para presentar el caso ante el FROB, “omitieron” que conocían detalles, como el tratamiento fiscal de las tarjetas. Este informe es la base para la acusación.

Otro ataque constante que empleó Blesa fue contra su antecesor en el cargo, Jaime Terceiro. Además de sostener que él se limitó a “actualizar” las retribuciones de consejeros y directivos en un sistema que heredó de aquel, le acusó abiertamente de mentir durante la fase de instrucción. Blesa dijo que Terceiro “no dijo la verdad” al afirmar que el límite máximo eran 600 euros y que normalmente se gastaba entre 200 y 300 euros mensuales.

Preguntado si la ley no impedía pagar a los consejeros más que las dietas, Blesa respondió que la normativa estatal sí autorizó pagar otras compensaciones. “Eso no pueden ser gastos de representación”, aseveró.

El fiscal Alejandro Luzón leyó a Blesa durante el interrogatorio una comunicación en el que el exsecretario del Consejo Enrique de la Torre le advertía de que el tema de las black a efectos fiscales puede ser delicado “¿Por qué era delicado?”, preguntó el fiscal. “En la medida que es delicado todo lo que se refiere a las retribuciones de los consejeros, cómo no va a ser delicado, piense lo ocurrido a partir de 2012, 2013 y 2014, cuando han aparecido todos los gastos en los medios pese a la escrupulosa cautela que dijo tener Bankia. Son disposiciones que realiza una persona y nadie tiene por qué saber eso”, se quejó.

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