El consumo de energía muestra un seguimiento similar al del paro de 2010
La caída de la demanda para la actividad productiva se recupera a medida que avanza el día El indicador de energía imputable a la actividad productiva sitúa la adehsión al 14-N en el 66%
Los indicadores que miden el consumo de energía muestran que el seguimiento de la huelga general del 14-N convocada contra los recortes del Gobierno ha sido siendo inferior a la movilización de marzo, pero está en línea con la de 2010. Según un indicador de Economistas frente a la crisis que mide la evolución de la demanda eléctrica imputable a la actividad productiva en términos desestacionalizados, la adhesión al paro se ha situado hasta las 24.00 en el 66,8%. En las anteriores convocatorias, el seguimiento al cierre de la jornada fue del 87,6% en el caso del 29-M y del 68% en la huelga de hace dos años.
Aunque la demanda de energía es un buen indicador para evaluar el impacto de las huelgas, su cálculo no es sencillo ya que la huelga no afecta al consumo domestico patente (luces, calefacción o neveras, por ejemplo) y porque en la gran industria hay procesos que, aunque el seguimiento del paro sea del 100%, no se pueden parar. También, porque en la demanda de energía intervienen factores estacionales —como la temperatura o que los niveles de producción varían en función de la época del mes—. Por este motivo, el colectivo de Economistas frente a la crisis elabora un indicador que "lamina el ruido" y permite comparar la demanda de forma homogénea. Para ello, identifica la demanda de electricidad imputable a la actividad productiva a partir de la diferencia entra el consumo real del día del paro frente a la de un festivo.
El responsable de este indicador, el exconsejero de la Comisión Nacional de la Energía Jorge Fabra, asegura que el seguimiento de la huelga ha sido elevado por la noche. No obstante, a medida que ha avanzado la jornada se ha moderado. A este respecto, puntualiza que en los servicios, que se ponen en marcha por la mañana, el consumo eléctrico del comercio y las oficinas se mantiene aunque falten trabajadores. De este lado, el porcentaje de seguimiento se ha frenado al 58% a media tarde. El motivo, las calefacciones de los grandes almacenes, la ilumación o el aire acondicionado, que no se apagan. Por los mismos motivos, fuera de las horas comerciales, el indicador ha vuelto a mostrar un mayor seguimiento a partir de las 21.00.
Asimismo, el exconsejero de la CNE también matiza que, frente a anteriores convocatorias, hay menos industria por culpa de la crisis y el descenso del consumo. Por tanto, la actividad que se puede parar es menor.
Frente al indicador publicado por Economistas frente a la crisis, los datos de Red Eléctrica Española (REE) reflejan que el consumo eléctrico ha sido un de hasta un 13% inferior a lo previsto, tres puntos por debajo de de la del 29-M. En este caso, el descenso en la demanda se calcula con respecto a una previsión que, en líneas generales, se establece a partir del consumo registrado hace una semana. Como la electricidad no se puede almacenar, Red eléctrica calcula cuál va a ser la demanda para cada momento del día y con eso se programa la producción de las distintas centrales (térmicas, de gas, carbón, hidráulicas, renovables...). Fuentes del Ministerio del Interior han comentado en base a estos datos que se trata del menor descenso de consumo en las últimas convocatorias de huelga general.
Sin embargo, para Fabra, este indicador es "completamente irrelevante" y "nada serio" porque no tiene en cuenta los efectos estacionales y de consumo lantente en la demanda eléctrica. "Son una manipulación", advierte al tiempo que señala que dan lugar a interpretaciones erróneas.
Las causas del descenso en el consumo de energía radica, de forma determinante, en las grandes fábricas e industrias. Según los sindicatos, estos sectores han parado de forma significativa salvo en el País Vasco, donde la convocatoria no ha sido apoyada por los sindicatos nacionalistas ELA —mayoritario— y LAB. El secretario general de UGT, Cándido Méndez, ha aludido a este factor para poner en cuarentena que el menor descenso en el consumo de energía se pueda traducir en una participación inferior a la huelga general de marzo. Méndez también ha señalado que en esta ocasión hay más trabajadores movilizados en servicios mínimos que hace nueve meses.
En cualquier caso, Fabra añade que las huelgas no afectan a procesos industriales continuos como los de la electroquímica, el aluminio o la cadena del frío, ya que una parada del consumo podría producir daños en las infraestructuras productivas.
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