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CLAUSTRE OBERT

La pérdida del sistema financiero constata la invisibilidad valenciana

Profesores y empresarios debaten sobre la coyuntura económica en la Nau

El perro ladraba, pero como no mordía... Se obviaba, mientras se iban adquiriendo más y más deudas hasta que, al final, el perro mordió. Y la herida que causó en la economía valenciana y en su sistema financiero sigue abierta y sangrante.

Si hay esperanza es porque hubo tiempos tan o más malos, como la crisis del 29 o la posguerra, que quedaron atrás y fueron superados. Porque también hay empresas que han sabido adaptarse, que innovan, que exportan más, y siguen trabajando y vendiendo. Y porque hay que ser optimistas para afrontar la situación actual.

Pero el riesgo de necrosis continúa. Hay cosas muy difíciles de cambiar, como la invisibilidad de los valencianos, la falta de influencia en las esferas de poder, donde se toman las decisiones importantes, a la hora de, por ejemplo, decidir las fusiones de las cajas o de implantar un sistema de financiación autonómico más equilibrado que no penalice a los valencianos, según se puso de manifiesto ayer en el debate de Claustre Obert en la Nau de Valencia. O la desastrosa gestión de entidades financieras y administraciones públicas, en medio del silencio de los que veían la posibilidad del mordisco y no elevaron suficientemente la voz de alerta.

Bancaja, CAM y Banco de Valencia se repartían el 30% de los empresarios
La esperanza es que ya hubo crisis tanto o más fuertes y se superaron

Son muchas las razones que explican las dificultades para que la herida cauterice. En 2007, Bancaja (con un 15%), el Banco de Valencia (8,6%) y el Caja de Ahorros del Mediterráneo (8%) sumaban una cuota de mercado entre el empresariado de la Comunidad Valenciana de más del 30%. Hoy la primera ha sido integrada en Bankia, bajo la presidencia de la antigua Caja de Ahorros de Madrid, y las otras dos entidades han sido intervenidas por el Banco de España. Con el proceso de fusiones e intervenciones, la Comunidad Valenciana pierde en buena medida la llamada banca relacional, de proximidad, en los que los banqueros conocen al empresario. Las decisiones se toman lejos, lo que viene a echar un poco de sal sobre la herida.

Y relacionado con lo anterior, se suma un problema que normalmente no suele captar la atención, según apuntó ayer Manuel Illueca, profesor de Finanzas y Contabilidad de la Universitat Jaume I de Castellón. Se trata de "la calidad de la información contable". Muchas de las contabilidades de las empresas no reflejan su situación real. Por ello, es necesario "un cambio de cultura, una apuesta por la transparencia", añadió Illueca en el animado debate sobre el sistema financiero valenciano en la Nau de Valencia, organizado por Claustre Obert, el espacio de reflexión y encuentro creado por EL PAÍS y la Universitat de València.

También participaron el catedrático de Historia de las Instituciones Económicas de la Universitat, Jordi Palafox, el vicepresidente de la Cámara de Valencia, Vicente Folgado, y el fundador de la gestora de inversiones y empresario Enrique Lucas. Moderó el delegado de EL PAÍS, Josep Torrent.

Palafox incidió en que el boom del ladrillo no explica por sí mismo los problemas del sistema financiero. Tampoco la codicia del sistema capitalista, porque en otros sitios no ha sucedido lo mismo. "Se ha producido una combinación de gestión desastrosa de las entidades con la compra de miles y miles de metros cuadrados de suelo que no valen nada", indicó. El profesor también entonó un mea culpa porque fue consejero de Bancaja desde 1999 hasta que dimitió en 2006.

Folgado expuso los problemas del empresariado mediante cifras. "El 88% de las pymes que quisieron acceder a financiación tuvieron muchas complicaciones", señaló. Además de la falta de crédito y de los impagos, la inseguridad jurídica penaliza a los empresarios, agregó el presidente de la patronal del mueble, quien insistió en la capacidad de la industria tradicional de reacción.

También Enrique Lucas se mostró optimista para crear algo "desde las cenizas". A su entender, la CAM se ha quedo al menos en buenas manos, en alusión a su comprador, el Banco de Sabadell, y al Banco de Valencia "no hay que darlo por perdido con 50.000 accionistas que tiene". Lamentó, como Folgado, que la fusión entre la CAM y Bancaja nunca llegara a ser una realidad, aunque tal vez la entidad resultante también hubiera sido intervenida, según Palafox e Illueca.

El público participó activamente con diversas intervenciones, en las que se invocó a Keynes, se señaló el ejemplo del sistema de cajas de ahorro suecas (de Suecia), se habló de la crisis del capitalismo y se echó en falta una sociedad civil valenciana más fuerte, más visible.

Citas y cifras

- Vicente Folgado: "El 93% de los préstamos a empresarios son para cubrir el circulante". "Los sectores de la cerámica, del textil y del mueble están reaccionando a la crisis".

- Jordi Palafox: "Las empresas son, junto a los equipos de fútbol, los principales embajadores de un país". "Los 120 millones de euros al año que ponía la Obra Social de la CAM y Bancaja se notarán mucho en el futuro".

- Manuel Illueca: "El volumen de financiación que fluyó generó la ilusión de que el nivel de actividad iba a continuar. Por desgracia, este nivel no ha crecido tanto como los costes fijos". "Los costes deben ser flexibles a la evolución de la demanda"

- Enrique Lucas: "El sistema financiero valenciano no está todo vendido. Debemos luchar con todas nuestras fuerzas para sacarlo adelante".

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