Rudy eclipsa el lío de los despachos

En el día que se levantaba el telón quedó más claro que el agua: el juego y los jugadores es lo que en primera y en última instancia atrae realmente al personal, hasta el gorro de las batallas de despacho. Los líos de licencias, las nacionalizaciones a la carta, los cupos a los que deben ajustarse los equipos y el embrollo de la NBA que tanto repercute en Europa alimentan un espacio de difícil digestión. La irrupción de Rudy Fernández en el partido entre el Real Madrid y el Fuenlabrada insufló una corriente de aire fresco a la Liga Endesa, un símbolo de lo que se anhela: jugones que dignifiquen el espectáculo.

El alero del Madrid, con un billete de avión abierto para Dallas, deleitó a los 9.314 espectadores que se reunieron en el Palacio de los Deportes, al que regresó el equipo para establecerse como local 13 años después. Se trataba solo del primer partido de la temporada, pero se observaron interesantes ingredientes. El nuevo Madrid de Pablo Laso transita por vericuetos susceptibles de ver la botella medio llena o medio vacía. A la vitamínica irrupción de Rudy, que concluyó con 12 puntos y cuatro rebotes en 17 minutos, hay que añadir el excelente comportamiento de Mirotic, con 16 puntos y ocho rebotes, y Llull, con 15 puntos y cinco asistencias. En cambio, ni Tomic ni Velickovic estuvieron lucidos en el inicio de una temporada en la que se les pide que disipen las dudas abiertas en la pasada.

Al personal, hasta el gorro de otras batallas, le atraen el juego y los jugadores

El Madrid ganó con autoridad al Fuenlabrada: 88-70. Aun así, el equipo que ahora dirige Porfirio Fisac mostró detalles interesantes, como el senegalés Saer Sené y un cañonero que confirmó las expectativas, el neozelandés Kirk Penney, con 25 puntos.

Kyle Singler sumó tantos puntos como años tiene: 23. Campeón universitario con Duke y reclutado por Oklahoma en el último draft, se encargó de dar el triunfo al Lucentum Alicante, 81-77, ante el Bilbao gracias a un parcial final de 15-3. Al Asefa Estudiantes, ante 10.000 espectadores y liderado por Carlos Jiménez, estuvo a punto de sucederle lo mismo ante el Valencia. Un fallo de Markovic en la última acción frustró la remontada valenciana: 71-69.

El Barcelona Regal venció sin mayor problema ni mayor gloria en Murcia: 54-62. Descolló el nuevo pívot del Murcia, James Augustine, con 19 puntos, 14 rebotes y cuatro tapones. Xavi Pascual lo tiene claro: "Estamos contentos por el trabajo defensivo y descontentos por los rebotes, sobre todo porque Augustine nos ha reboteado fácil. Tampoco estamos satisfechos de nuestro juego ofensivo. Hemos estado ofuscados". La paradoja es que el Barça tiene que descartar un jugador en cada jornada. De momento, el perjudicado es Perovic. Las plantillas de 12 jugadores deben contar con cinco de formación; las de 11, con cuatro. El Barça cuenta con Sada, Navarro, Rabaseda y Vázquez y también con un estadounidense que juega como comunitario, Wallace, gracias a la adquisición de un pasaporte congoleño en virtud de los acuerdos de la Unión Europea con los 78 países Cotonou (Estados de África, del Caribe y del Pacífico).

Resulta imposible sustraerse a lo que acontece en los despachos. La ACB, el viernes por la noche, decidió suspender el partido entre el CAI Zaragoza y el Blancos de Rueda Valladolid. El lío proviene de la traumática relación entre el equipo vallisoletano y el estadounidense Lamont Barnes. La Federación Internacional (FIBA) entiende que el Valladolid adeuda 460.000 euros a Barnes. El club considera que, en virtud de las multas que le impuso, esa deuda es de solo 90.000. El caso es que la FIBA no tramita las fichas del croata Bagaric y del francés Touré. A instancias de un juez, la ACB suspendió el partido entre el CAI y el Valladolid para preservar los derechos del club castellano, acogido a la ley concursal y con una deuda de 7,4 millones de euros. La pregunta es de cajón: ¿quién preserva los derechos del CAI Zaragoza, que no tiene ninguna culpa?