Alierta revoluciona Telefónica con Internet y Latinoamérica como motores
El grupo crea la unidad Digital para plantar cara a los grandes de la Red - Valbuena (Latinoamérica) y Pallete (Europa) llevarán el grueso del negocio
El presidente de Telefónica, César Alierta, ha decidido dar un vuelco al organigrama de la mayor multinacional española, en el que todo cambia: estructura y directivos. El objetivo es doble: unificar el negocio tradicional en dos grandes divisiones geográficas -Europa y Latinoamérica- y plantar cara a los grandes de Internet como Google o Facebook con la creación de la ambiciosa Telefónica Digital, apoyadas ambas tareas en la nueva división de Recursos Globales.
La división de la compañía en esas cuatro grandes áreas se corresponde con un vuelco total de la alta dirección, ya que entre los principales ejecutivos solo permanecen en su puesto el consejero delegado, Julio Linares, y el propio Alierta como presidente. Los nuevos hombres fuertes son José María Álvarez-Pallete, responsable hasta ahora de Latinoamérica, que dirigirá la unidad de negocio de Europa, y Santiago Fernández Valbuena, anterior responsable de finanzas, que asume Latinoamérica y entra así de lleno en la gestión del negocio. Estos cambios ya han sido interpretados en el sector como un avance en el melón sucesorio del propio Alierta, que llegó a la presidencia de la compañía en 2000.
España desaparece como unidad de negocio diferenciada Telefónica Digital nace con 2.500 empleados y sede en Londres
En esa hipotética carrera para un futuro relevo estaría en un segundo escalón Matthew Key, hasta ahora responsable de los negocios en Europa (con la excepción de España), que dirigirá el área digital. Guillermo Ansaldo, hasta ahora a cargo del negocio en España, se mueve ahora al área de Recursos Globales, una unidad de nueva creación para aprovechar sinergias y ahorrar costes. Completan los cambios Ángel Vilá, que asume Finanzas y entra en el comité ejecutivo de la operadora, de nueve miembros, aunque es probable que los cambios en la cúpula arrastren otros nombramientos e intercambios de posiciones de segundo nivel.
Precisamente el hecho de que la antigua matriz nacional -Telefónica de España- pase a depender de la nueva división Telefónica Europa y que el negocio epañol desaparezca como unidad diferenciada da prueba del alcance de la reorganización.
El negocio nacional ha acusado más que ningún otro la crisis, con caídas de ingresos y de beneficios provocadas por la constante fuga de clientes, tanto en ADSL como en móvil, en busca de operadores alternativos con precios más baratos. La compañía resta visibilidad a su vertiente española en un momento en que los mercados castigan a las compañías con sede en la Península Ibérica. Ahora, el negocio español se incluirá junto al de mercados maduros y de escaso potencial de crecimiento como el Reino Unido, Alemania e Irlanda, heredados de la británica O2, y otros menores como la Republica Checa y Eslovaquia.
Por el contrario, Latinoamérica, aunque ya aporta el 46% de los ingresos y el Ebitda total del grupo (primer semestre 2011), está aún por dar sus mejores frutos, sobre todo en Brasil, que pronto se convertirá en el mayor mercado de Telefónica, y pese a los problemas a los que se enfrenta en países como México dominado por el gigante América Móvil, de Carlos Slim. Fernández Valbuena se hace cargo de esa unidad. Pasa a gestionar el negocio de modo directo, lo que se considera en la empresa un paso necesario en caso de que en algún momento aspire a suceder Alierta. Otras fuentes de la empresa interpretan el nombramiento de Valbuena como un paso previo a la preparación del negocio latinoamericano para cotizar en Bolsa de modo unificado, posiblemente con sede en Brasil.
Sin duda, la principal novedad en la revolución del organigrama es la constitución de Telefónica Digital. Con sede central en Londres y sedes regionales en Madrid, São Paulo, Silicon Valley y otros lugares estratégicos en Asia, intentará aglutinar toda la innovación de la compañía y, sobre todo, competir en su terreno con los grandes de la Red (Google, Microsoft, Facebook, etcétera) y con servicios como WhatsApp o Skype que canibalizan el tráfico y los ingresos de los operadores. Esta es una verdadera obsesión de Alierta, que considera que los proveedores de servicios le están arrebatando gran parte del negocio que se genera gracias a las redes e inversiones de los operadores.
La unidad nace con 2.500 profesionales de alta cualificación, e integrará a la red social Tuenti, la compañía de servicios de voz por IP Jajah (competidor de Skype), la división de I+D del grupo, así como las siete unidades de servicios verticales (finanzas, salud, vídeo, publicidad, servicios en la nube, maquina a máquina, etcétera) que se constituyeron hace un año
Otra obsesión de Alierta es que la globalidad de la compañía no solo sea un recurso retórico sino que se note en la cuenta de resultados. En ese objetivo entra de lleno la división de Recursos Globales, donde se unifican las compras, los recursos humanos, la tecnología y los sistemas de información.
Telefónica quiere inscribir su gestión bajo dos calificativos: global y digital. Necesita hacer valer su escala para competir con garantías en el mercado tradicional de vender minutos de voz y megas de tráfico de datos. Y precisa ser digital para evitar que los nuevos actores de Internet se repartan el negocio digital dejando al margen al que pone la red.
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