"Un actor es más famoso que un premio Nobel"
Repite en televisión con más intriga, después de siete temporadas que lo encumbraron como ídolo de las más jóvenes en El Internado, pero asegura que la "chispa" de la comedia tira de él. Yon González ha colgado el uniforme de colegial atormentado para encajar en el de un atractivo camarero de hotel de principios del siglo XX que participa en combates clandestinos de boxeo mientras investiga la desaparición de su hermana.
González se mostraba ayer "encantado" de casi todo: de estar en Vitoria en el Festival de Radio y Televisión, de haber empezado a rodar una de las grandes apuestas de Antena 3 para este curso... Y es que, asegura, encontrar empleo como actor es "tan complicado o más que conseguir un trabajo" al uso. Entre medias, con Gran Hotel ha aprendido a servir, ha dejado la barba de varios días para otra ocasión y ha aprendido coreografías, no de baile, sino de boxeo.
"Soy joven, me siguen las niñas... Los niños, bastante menos"
¿Por qué otra vez una serie de misterio e intriga? "No lo sé, ¡yo también estoy intrigado!". Asegura no querer encasillarse y remarca el salto de su papel en El Internado a Torrente. Ahora se muestra orgulloso de su nuevo papel, el de un joven que comienza a trabajar en un hotel -los exteriores son, entre otros, el Palacio de la Magdalena de Santander- para investigar la desaparición de su hermana.
Este misterio se entrelaza con una historia de amor con su compañera de reparto, Amaia Salamanca, Alicia en la ficción, la hija de la dueña del hotel. Con ella, Adriana Ozores y otros secundarios de relumbrón como Concha Velasco, González se encuentra en pleno rodaje de los capítulos tres y cuatro de la primera temporada. "Al principio será la intriga la que atraiga al espectador, porque la historia es muy buena, pero después también lo harán los complementos, el romance; por un lado o por otro, al público lo vamos a enganchar", sentencia.
El actor se ha colado entre los galanes de España que arrastran mareas de adolescentes -"soy joven, me siguen las niñas... Los niños, bastante menos"-. A simple vista parece haber asumido la fama con filosofía y cuando le preguntan si un actor es más famoso que, por ejemplo, un premio Nobel, responde rápido: "Un actor de la tele, ¿no?"
Nacido en Bergara, la pregunta resulta casi inevitable: ¿qué recomienda a los jóvenes vascos que dicen que en Euskadi no se liga? "Que hay que decir más veces '¡guapa!' a las chicas. Antes lo hacías por la calle y te decían '¡imbécil!' Ahora, en Madrid por lo menos, cuando les digo eso dicen 'gracias'. Algo ha cambiado". ¿No tendrá algo que ver el hecho de ser un actor que las deja prendadas en la pantalla? No responde, pero su risa le delata claramente.
