El 'balconing' vuelve a matar en Baleares
Tres turistas fallecidos y 10 heridos al saltar a la piscina desde las terrazas
Joven turista extranjero de vacaciones en Baleares. Regresa a la habitación de su hotel tras una noche de fiesta y alcohol con sus amigos. Un rato después, el establecimiento hotelero avisa a los servicios de emergencia porque el joven ha resultado herido tras precipitarse desde el balcón de la habitación a la piscina comunitaria. Con suerte, el turista ha caído dentro y solo presenta heridas leves. Si no ha tenido tanta fortuna, la temeraria práctica se salda con lesiones irreversibles o incluso con la muerte.
A pesar de las advertencias de las autoridades y los hoteleros, el balconing ha vuelto a las islas. Los turistas, borrachos tras una juerga, tratan de saltar desde el balcón de la habitación del hotel hasta la piscina, en ocasiones jaleados por amigos y compañeros que tratan de inmortalizar el recuerdo del salto en un vídeo que después cuelgan en redes sociales. Es una práctica muy peligrosa que en tres ocasiones en lo que llevamos de verano ha terminado con un final trágico.
El último es el caso de una joven italiana de 20 años que murió tras precipitarse del cuarto piso de un hotel en Palma a principios de este mes. Otros han tenido algo más de suerte.
El pasado viernes, un joven extranjero de 21 años resultó herido grave tras caer desde el balcón de su hotel en Palma. Cayó desde un segundo piso y el golpe le provocó un traumatismo craneoencefálico y varias fracturas. Los servicios de emergencia tuvieron que trasladarse hasta el hotel para llevarlo al hospital, donde ingresó en estado grave. Ese mismo día, un joven británico de 20 años se rompió un brazo al caer desde la habitación de su hotel en Magalluf, en Mallorca.
En lo que llevamos de verano, tres casos se han saldado con la muerte del joven precipitado. Además, se han registrado más de una decena de episodios que han terminado con heridos de diversa consideración, aunque a veces la caída se produce por un resbalón aparentemente fortuito. Ya se ha superado la media de casos que suelen registrarse cada verano, sobre todo en Mallorca e Ibiza.
El Gobierno balear prometió a principios de verano consensuar medidas con el sector hotelero, ya que considera que este tipo de episodios "no dan precisamente una imagen del referente que queremos ser en el turismo mundial", según el portavoz del Ejecutivo autonómico, Rafael Bosch. Sin embargo, esas medidas todavía no se han hecho efectivas.
Los hoteleros de Ibiza creen que se hace todo lo posible para concienciar a los turistas sobre este fenómeno y trabajan junto a los touroperadores para explicar a los jóvenes visitantes los riesgos de este tipo de práctica. Muchos de los establecimientos de la isla se han adaptado a la legislación británica y han instalado barandillas más altas para evitar el mayor número de casos posible, colocando incluso mamparas para separar los balcones. A pesar de todo, dicen que "no se puede encarcelar a los clientes" y abogan por impulsar campañas de concienciación en los países de origen, para que el visitante que llegue a las islas conozca los riesgos de esta temeraria práctica.
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