Fray Carballo, de Herbón a Roma
Querido lector: ¡Paz y bien! Así encabezábamos nuestras cartas en el Convento de San Antonio de Herbón allá por el sesenta y pico del siglo pasado. Abrimos el curso sesenta y cinco seminaristas, si no recuerdo mal; ¡ay! pero sólo se consagró sacerdote Fray José Rodríguez Carballo. Yo tuve la suerte de coincidir con él cinco años. Hoy Fray Carballo es ministro general de la Orden franciscana desde 2003. ¡Qué maravillosa, difícil, andarina, delicada, comprometida labor! ¡Esta es la escalera del 119º sucesor de San Francisco de Asís, ministro de 15.000 religiosos franciscanos en 113 naciones de este mundo, en este recién estrenado siglo XXI!
Cuánto ha cambiado el mundo desde aquel 1963-64 que llegamos a Herbón... Llegamos a primeros de septiembre y muy pronto había que vendimiar ese vasiño de viño que tomábamos todos los domingos y días festivos. Ese vasiño del río Ulla que Cunqueiro y Castroviejo y Rosalía y Macías o namorado conocían tan bien; y los mismísimos salmones que subían y suben el Ulla y a quienes el Apóstol Xacobe predicó hace ya un fardel de siglos, na nosa lengua.
Es muy posible que Fray Carballo recuerde aquella lectura de Platero y yo, del escritor Juan Ramón Jiménez, que nos hizo Fray Rey en clase de literatura y que a mí me sacudió hasta la raíz:
-Mi pare tié un reló e plata.
-Y er mío, un caballo.
-Y er mío una ejcopeta.
Reló que levantará a la madrugada, escopeta que no matará el hambre, caballo que llevará a la miseria."
Seguro que Fray Carballo en sus momentos de melancolía recordará con cariño aquellas excursiones y paseos al Monte Miranda, a Torres do Oeste, a Extramundi, al Puente Colgante, a Iria Flavia..., que se emocionará reviviendo el rosario de quince misterios que rezábamos caminando por el patio y por el jardín al atardecer de los días de mayo; que recordará los viajes en autobús el día de vacaciones con el corazón desbocado, locos por abrazar a nuestras familias, y respirar el humo de nuestras lareiras, escuchar las campanas de la iglesia de nuestra aldea, volver a los juegos y deberes con nuestros amigos y nuestras casas; besar a nuestros padres y poder decirles: "Hasta mañana, si Dios quiere".
Estos tiempos duros y desesperanzados, necesitan de hombres entregados en cuerpo y alma que abanderen la vida en este mundo. "Que no me empeñe tanto en ser consolado como en consolar; en ser comprendido como en comprender; en ser amado como en amar". Así oraba San Francisco y así ora Fray Carballo, autor de Las parábolas de Jesús (1992).
Hace muchos años que no veo a Fray Carballo, doctor en Estudios Teológicos y de Sagrada Escritura en Tierra Santa y en Roma. No nos vemos desde finales de julio de 1969. Cuántas cosas en su vida, en la vida de todos, en mi vida. Hemos hablado una media docena de veces estos últimos seis años. Desde aquí le abrazo y le deseo feliz Seitura, y que un día cercano nos encontremos donde sea, que es bonito rememorar vellos tempos, sí señor. Y tenemos que celebrar como se merece el 800º aniversario de la peregrinación do noso pai San Francisco a Santiago de Compostela.
Querido compañeiro de curso Fray Carballo: que en el sol de los caminos y en la lluvia de los caminos brille la estrella de Belén!".
Peldaños
1953. Lodoselo-A Limia (Ourense)
1970. Comenzó el noviciado en la Orden de Frailes Menores en el monasterio de Herbón.
1971. Hizo su profesión temporal.
1976. Hizo su profesión Solemne.
1977. Se ordena sacerdote.
Pertenece a la Provincia de los Franciscanos de Santiago de Compostela.
2003. Superior General de toda la Orden de los Franciscanos. Reside en Roma.
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