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El tabaco saca sus malos humos

- Las tabaqueras inician una guerra comercial para ganar cuota de mercado - Hacienda es la que más pierde porque el 80% del precio son impuestos

A Elena Salgado le gusta la vida sana y la montaña. Nada de tabaco ni de alcohol. Aunque no pudo regular el mercado del vino, bajo su mandato como ministra de Sanidad aprobó una dura ley antitabaco que ha reducido las ventas de cajetillas de tabaco un 25% en lo que va de año. Ahora las tabaqueras le plantean un pulso con una guerra comercial de precios a la baja que supone un golpe para las arcas públicas, cuya máxima responsable es Salgado.

En diciembre pasado, Salgado impulsó una subida de impuestos con la que pretendía que se fumara menos y recaudar 780 millones más sobre los 7.423 millones de 2010. Sin embargo, la caída del consumo por la ley antitabaco ha hecho que, hasta abril, Hacienda haya recaudado 160 millones menos que un año antes.

El Estado puede dejar de ingresar 1.300 millones por la rebaja de precios
La enorme carga fiscal incentiva a las empresas a bajar los precios

Este dato es anterior al estallido de la guerra comercial. De seguir con los actuales precios, el Estado dejará de ingresar en el conjunto del año unos 600 millones de euros que unidos a los 780 millones de más que esperaba ingresar supone un desfase de casi 1.400 millones de euros. El dato es negativo para lograr el recorte del déficit público, uno de los elementos centrales del Gobierno para dar confianza a los mercados.

Elena Salgado dijo esta semana que Economía no se plantea una subida de impuestos y que se trata de una guerra comercial por la cota de mercado. No obstante, añadió que observaría la evolución de la puja para tomar decisiones. El sector tabaquero sabe que Salgado siente nula simpatía por él y no descarta que les deje pelearse aunque las arcas públicas sufran. O bien que apruebe una reforma impositiva que les penalice más en sus resultados. En España los impuestos del tabaco suponen el 78,9% del precio final, solamente superado por Grecia, Francia y Portugal. La media de la UE se halla en 76,4%.

La partida de ajedrez de la nicotina la protagonizan cuatro multinacionales: Philip Morris, Imperial (dueña de Altadis), British American Tobacco (BAT) y Japan Tobacco. Las dos primeras, con el 30,4% y el 34,6% de cuota de mercados (ambas a la baja) se acusan mutuamente de haber iniciado las hostilidades y las dos afirman oficialmente que se trata de ganar cuota por la durísima presión del mercado sin reconocer objetivos fiscales. BAT y Japan Tobacco les han seguido. Tras la pugna en la superfie por la cuota se esconde la petición de un cambio en la fiscalidad, dice los expertos.

El director en España de Philip Morris, Andrzej Dabrowski, y el de Altadis, Dominic Brisby, sienten en sus cuentas la presión de sus matrices y han reproducido en el mercado español (con variantes) la pugna que mantuvieron hace unos años en el mercado polaco. Allí Philip Morris también mantuvo una dura lucha con BAT. El precio es el elemento central en la decisión de compra de una cajetilla, dicen las empresas, y más en tiempos de crisis. Por eso, se dan estos movimientos rápidos.

No se trata de que suba la fiscalidad global del tabaco, sino de cambiar la estructura de los impuestos que soporta este producto, dicen en fuentes de BAT.

Aparte del IVA, el tabaco está gravado por un impuesto especial formado por tres componentes: un impuesto ad valorem que en la actualidad es el 57% del precio final, otro específico que se fija por unidad de producto y es de 12,70 euros por cada 1.000 cigarrillos y un impuesto mínimo que está en 116,7 euros por cada 1.000 cigarrillos que empieza a funcionar cuando el precio final de la cajetilla es inferior a 3,66 euros. Este impuesto precisamente nació en 2006 tras una guerra de precios de las tabaqueras para que no avanzasen las marcas baratas en el mercado y fue otro pulso al Gobierno.

La presión fiscal sobre el tabaco se impone en mayor proporción sobre el precio de venta que sobre la cantidad de tabaco. Según un estudio realizado por Analistas Financieros Internacionales (AFI) por encargo de BAT "el sistema actual desincentiva la subida de precios porque una mayor parte va a impuestos, casi el 80%, y no a ingresos de las empresas". Según AFI, esta estructura incentiva la bajada de precios porque con ello se consigue ganar cuota de mercado y el 80% de la rebaja la soporta el Estado que ingresa menos.

Para BAT se debería cambiar la estructura del impuesto con incremento del específico y reducción del ad valorem para neutralizar los incentivos a las estrategias agresivas de precios y lograr más recaudación sin incrementar la presión fiscal y para no favorecer al contrabando.

Asimismo, AFI cree que habría que establecer un impuesto mínimo actualizable de manera automática. También reclaman un impuesto mínimo para la picadura de tabaco.

En esta guerra pierden todos. Las empresas margen de beneficio; el Estado, recaudación y los estanqueros ingresan menos porque cobran el 8,5% del precio final de la cajetilla. Los únicos que pueden salir ganando son los fabricantes de la picadura de liar. Mientras la venta de cigarrillos han caído el 25%, la picadura de liar subió el 30% por su menor precio en plena crisis económica.

Analistas del sector consideran que Philip Morris quiere que se suba el impuesto mínimo, se reduzca la parte del ad valorem y subir el específico. Con este movimiento esta compañía quiere reducir los actuales diferenciales de precio entre las marcas líderes donde tiene Marlboro y poner LM en el segmento más bajo para controlar los dos extremos y golpear a Altadis que no es partidaria de que forzar una subida de impuestos.

En los últimos días el Gobierno está hablando con todas las partes implicadas y analizando varias opciones para retocar el impuesto y no perder recaudación. Entre las opciones que se sopesan se encuentra subir el ad valorem, ahora en el 57%. Cada punto porcentual en este impuesto forzaría a las empresas a una subida de 20 céntimos por cajetilla de cigarrillos.

Los estanqueros, nuevos indignados

En esta rebaja generalizada de los precios del tabaco los 13.500 estanqueros de España se apuntan a la moda de los indignados. Ya han pedido a las empresas y al Gobierno que resuelvan la situación.

El presidente de la Unión de Estanqueros, Mario Espejo, ha pedido al Ministerio de Economía que suba desde el 8,5% al 9% la comisión sobre el precio final del tabaco para paliar los efectos de la guerra de precios.

Los responsables de esta asociación, que representa al 70% de los estanqueros de España, están presionado a las tabaqueras por la vía de reducir las promociones de venta. Un directivo de estas empresas señalaba el viernes que el año pasado la cajetilla de tabaco subió como media un euro entre el incremento de precios de enero, la del IVA del 1 de julio y la mayor carga fiscal aprobada por el Gobierno en diciembre, a la que los estanqueros no dijeron ni pío.

Además, ese directivo recuerda que el estanco es de los pocos negocios que recoge toda la subida fiscal y la de la empresa en la comisión de venta sin coste alguno. Las empresas, en todo caso, no quieren enfrentarse a sus distribuidores oficiales. No es prudente. El suplemento de medio punto más que ahora los estanqueros han pedido es un cuarto de punto superior al que Economía les concedió en la anterior guerra del tabaco en 2006.

El suplemento ahora solicitado iría contra el margen de las tabaqueras, según ha indicado Espejo. La diferencia es que en aquella ocasión la guerra comercial duró dos semanas y en esta ya lleva ese tiempo y "el enfrentamiento entre empresas es mayor", dice Espejo que reconoció que el sector está crispado.

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