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Reportaje:

Saba deja la casa familiar

Abertis se deshace de los aparcamientos y la logística, sus divisiones más pequeñas

Cristina Delgado

Abertis ha decidido que es hora de que algunos miembros de la familia se emancipen. La concesionaria, actualmente compuesta por cinco divisiones, separará dos de sus negocios. Tras la operación de segregación, que culminará en julio, Abertis mantendrá autopistas, telecomunicaciones y aeropuertos. Una nueva compañía, Saba Infraestructuras, de la que Abertis no tendrá ninguna participación, se encargará de los aparcamientos y la logística, que en 2010 supusieron menos del 5% de los ingresos de explotación del grupo. A pesar de la desvinculación total, la concesionaria asegura que no se trata de un divorcio, sino de que Abertis se concentre en los proyectos intensivos en capital, mientras que Saba, con otros socios, crezca en un sector en el que los esfuerzos de inversión son más modestos.

Alemany insiste en que no es una venta, pero Abertis no tendrá acciones
Las divisiones segregadas generan menos del 5% de los ingresos

Abertis invirtió 10.000 millones de euros entre 2004 y 2008. Una OPA sobre la operadora británica aeropuertos TBI. La adquisición de la concesionaria de autopistas francesa Sanef. Entrada en Hispasat... Diversificación a golpe de talonario. Con la intensificación de la crisis, sin embargo, el horizonte mutó. El cierre de los mercados de deuda y la lucha de los Gobiernos por controlar el déficit son para un sector tan intensivo en capital como el de las infraestructuras un socavón en el camino. Para Abertis se tradujo en un cambio de planes. La firma frenó la inversión y se dedicó a consolidar sus nuevos activos. Durante 2010 invirtieron 757 millones de euros, frente a los 2.140 millones de los tres años antes. El beneficio el pasado ejercicio fue de 662 millones, 20 millones menos que en 2007. La mitad de los ingresos y del Ebitda se generan actualmente fuera de España.

Salvador Alemany, que presidirá tanto Abertis como Saba, cuando se anunció la nueva estructura de ambas compañías negó que se tratara de una desinversión. La compañía asegura que con la separación ahora de divisiones se ha embarcado en un "proyecto refundacional" y que lo que buscan es que el pez grande no se coma al pez chico. Es decir, que las divisiones más pequeñas no queden diluidas en las cifras astronómicas de los pesos pesados del negocio. Abertis necesita todo su capital para sus propios planes. Pero lo cierto es que lo que Abertis crea no es una filial. Al finalizar el proceso, Saba solo tendrá en común con su hasta ahora matriz algunos accionistas, ya que en la segregación se ha dado opción de entrada a todos los socios.

Los accionistas de Abertis (que está mayoritariamente participada por Criteria, ACS y CVC) tienen la posibilidad de elegir hasta el 22 de julio entre recibir el dividendo extraordinario de este ejercicio, fijado en 0,67 euros brutos por acción con cargo al ejercicio 2011 (0,54 euros netos), en forma de dinero o de acciones de la nueva empresa, que de momento no cotizará, aunque no descartan que lo haga a medio plazo. En total, teniendo en cuenta el valor de las participaciones, el precio de la nueva Saba Infraestructuras asciende a 400 millones de euros.

Caixa Holding (la compañía de participadas surgida tras el proceso de bancarización de La Caixa el próximo mes de julio) será la principal accionista de Saba. El empresario Juan Abelló, a través de Torreal, y la compañía de capital riesgo

ProaCapital, también entrarán en el capital. Entre junio y julio todavía pueden unirse otros socios. Pero ACS y CVC, con más del 25% de Abertis, ya han optado por no participar en Saba. Ambas prefieren el dividendo extraordinario en forma de dinero, que cobrarán antes del 31 de julio, lo que para la constructora ACS, embarcada en hacerse con el control de Hochtief

es ahora más interesante que Saba.

Abertis se centrará en los negocios de movilidad y comunicación. Atendiendo a las cifras de 2010, cuando los ingresos de explotación de todo el grupo ascendieron a 4.106 millones, los tres trozos del pastel con los que se queda (autopistas, aeropuertos y telecos) suponen más del 95% del negocio. En los próximos años piensan acometer de nuevo grandes inversiones. Alemany ya adelantó, por ejemplo, su interés en estudiar optar a la gestión de los aeropuertos de El Prat o de Barajas, en pleno proceso de privatización. Ese proyecto exigirá sin duda mucho capital, por lo que fuentes del sector dan por hecho que las empresas deberán acudir a él en consorcio. La compañía no ha querido concretar todavía sus planes ni si ya tiene socios, pero, de acudir finalmente a la convocatoria, pronto deberá perfilar su oferta, ya que la intención del Ministerio de Fomento es que la concesión esté otorgada antes de que acabe el año.

En cuanto al negocio de las autopistas, el más lucrativo para la empresa, Abertis sigue buscando oportunidades en el extranjero, ya que fueron las carreteras de fuera de España las que le ayudaron en 2010 a cuadrar las cifras de la división de autopistas. La compañía considera que Estados Unidos es su prioridad a la hora de optar a nuevos concursos, a pesar de que dos años atrás se frustró una de sus más ambiciosas inversiones: la concesión de la autopista de Pensilvania, un proceso del que Abertis finalmente se retiró, a pesar de haber sido elegida para la obra faraónica. Tras este país, sitúan en el punto de mira a Francia, Turquía, Reino Unido, Brasil, Chile o México.

Saba Infraestructuras será una compañía de aparcamientos y parques logísticos, que aportaron el pasado ejercicio el 3,7% y el 0,85% de los ingresos de explotación. El nuevo negocio incluirá la gestión de las 130.000 plazas de aparcamiento en 80 ciudades (de España, Portugal, Italia y Chile) y los 534.000 metros cuadrados de parques logísticos. A pesar de que, comparado con Abertis, su tamaño es reducido y de que el propio Alemany reconoce que la división logística es joven, su idea es que, en el futuro, Saba se convierta en "un primer jugador mundial" de su sector.

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Sobre la firma

Cristina Delgado
Es subdirectora y se encarga de la edición digital de EL PAÍS. Antes fue redactora jefa de Economía, sección en la que se incorporó al periódico, en 2008. Licenciada en Periodismo y en Comunicación Audiovisual, ha realizado el máster UAM-ELPAIS y posgrados de información económica y gestión.
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